T3C17: Alfonso XIII

4 0 0
                                    

Una terracita del tamaño de un Subway promedio era la sede de un festejo más de Nochevieja para la familia Pourway, alquilada por Abiatti, quién esperaba con ansias el retorno de sus amados primos, Gabo y Cema Cruz Pourway, del partido del día anterior. Tarareaba Abiatti canciones propias, suyas, de él mismo, como es hábito, mientras ponía adornos con algo de dificultad pero sin caer en la desesperación, muy sereno y entusiasta. Yeret se encontraba en la cocineta del recinto, preparando la cena, escuchando algo de U2 en sus audífonos. Aún no se despedía ningún aroma, pero era un hecho que la cena iba a estar deliciosa.

La familia Pourway era las pocas en suelo noséano que festejarán año nuevo, pues, como recordarán, el calendario usado en Nosé difiere del sistema del calendario gregoriano. Sería estúpido hacer una tabla de equivalencias porque realmente no las hay.

El año nuevo noséano es hasta el 21 de Marzo, pues los antiguos Oxonas y Pixonas declararon el inicio de una nueva serie de doce treintenas cada que inicie el equinoccio de primavera en el polo norte y equinoccio de otoño en el polo sur. Y así se ha mantenido hasta nuestros días. Originalmente, estaríamos en el año 4677, pero los rusos y los mexicanos, en lo que para nosotros es 1977, exhortaron a los habitantes a cambiar su calendario. A través de un referendum nacional, el 90% no aceptó el cambio de calendario, pero sí de año. Entonces, para los noséanos, sigue siendo 2040. Por supuesto que esto aún genera confusión entre los habitantes y los extranjeros. En años recientes se ha considerado el cambio de calendario, pero no al gregoriano, sino al calendario fijo internacional, que consta de 13 meses, de 28 días cada uno.

Por allá de las 7PM, el camión oficial del Mázklen Spórtif llegaba a los límites de la Zona Metropolitana de Cawerpearlt. Muchos de los tripulantes estaban ebrios, bañados en sudor, champagne y uno que otro en orina. Gabo y Cema estaban dormidos, acurrucados uno con el otro. Raúl se pasó un tope y al saltar terminaron en una posición un tanto sugerente.

—¡Par de incestuosos! —dijo Maru Blessner, en tono burlesco.

Los hermanos sólo se miraron y se despegaron inmediatamente.

Finalmente, por allá de las 9PM, llegaron a sus casas. Cada uno de los integrantes, —a excepción de Ulnar Pará, quien sí es oriundo de Immzpania, así que se fue por su cuenta para allá— casualmente, viven en Cawerpearlt. Y una parte de ellos viven en el club Tarwenüng, quienes vendrían siendo Maru, Kenny, Dámztek, Devlyn, José Luis, Múzhilai, Maxell y Max, y por supuesto, los hermanos Cruz.

Al entrar cada uno de ellos al complejo habitacional, fueron recibidos entre aplausos. Después de ellos, llegaron los Tipton, entre cantos de grillos.

—¡Muy gracioso, hijos de la tostada! —exclamó Tipton Grande, entre avergonzado y alterado

En seguida de desempacar, los hermanos Cruz se dirigieron a la terracita, siendo recibidos con música de Vicente Fernández.

—¡Cómo extraño a mis abuelos! —exclamó Gabo con un llanto fingido.

Abiatti los recibió, les dio un abrazo muy fuerte y sacó 2 botellas de champagne del frigobar.

—¡Guácala! —dijo Cema entre arcadas.
—¿Qué no amabas el champagne? —dijo Abiatti mientras Kazmo se dirigía a un baño para cantar Oaxaca¹.
—Venimos crudos y fue con eso con lo que nos empedamos. —Señaló Gabo.
—Bueno, será para los demás.
—¿Quienes vendrán?
—Nuestros padres...
—¡¿Vendrá papá?!
—Sí. El médico dijo que estaba listo para tolerar la presión del avión.
—¡Tenemos años sin verlo!
—Imagínate yo.
—¿Quién pidió permiso al asilo?
—Tu mamá. Acuérdate.
—Bueno, será grandioso tenerlo aquí.

Mientras tanto, en casa de Durámztek...

—¡Salut, Mon Ami Durámztek!
—Hola Yolland.
—¡Necesito de tu ayuda!
—¡Agh! Bueno, pero siéntate en el piso. Acabo de echar cruz negra².
—¿Hormigas?
—Non, salope. Estaba que me llevaba la verde porque mis sillones se habían infestado de cucarachas.
—Pero son lindas.
—No cuando te quieres servir tus Zucaritas y entre las ojuelas avistas un ala, dos patas y su asquerosa cabeza.
—Y no sabes cuántas más te habrás saboreado.
—¡Bueno, ya! ¡Ve al grano!

ZwölfmexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora