T4C13: Porn In The USA.

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          No pasaron ni 24 horas desde la publicación de la convocatoria para elegir al nuevo propietario de CDC y ya había registros de hasta 70 candidaturas. Los requisitos a los que llegó la junta directiva lucían accesibles, pero, por supuesto, necesitaban que el candidato cumpliera con un patrimonio estable, pues es bien sabido que, cuando administras una empresa, es muy común que debas desembolsar de tus propios recursos para mantener todo a flote. A pesar de no ser una persona tan adinerada, Pyotr Gramyov, aliado con Fender Camotes, decidió inscribirse. El motivo es claro, Abiatti jamás hubiese dejado su puesto como patrón en las 3 empresas que maneja, por lo que Gramyov habría estado relegado a ser sólo su vocero durante lo que le quedara de vida, y hacer esto, como un nuevo comienzo, le daría la oportunidad de, como siempre quiso, mandar. Ha declarado tantas veces que, a pesar de recibir un sueldo envidiable, jamás disfrutó realmente de tener tanto poder adquisitivo mientras estuvo siendo pagado por el señor Pourway, así que no lo hace por el dinero, sino por simple gusto de trabajar. Hoy en día, asegura haber aprendido mucho de tan sólo ver a su ex jefe, maniobrando sin cansancio entre los tres organismos que comandaba, por lo que, de manera tajante, cree con sumo optimismo que podría ganar el puesto sin mucha dificultad. En esa mañana empapada de lustre, trinos calmos, brisas de aire fresco, y nubes grandes, al lado de Fender, el señor Gramyov arreglaba su papeleo y sus documentos fiscales.

—¿Te imaginas que ganemos? —Preguntó Gramyov, sonriente.
—Sería increíble. —respondió Fender, mientras guardaba documentos en un folder de costilla. —Estoy seguro de que eres el único de los 70 candidatos que no lo hará por el dinero. Eso es un plus. Estaré encantado por formar parte de tu equipo.
—¿Qué crees que suceda con Alan?
—Seguro recibirá su finiquito otorgado por él mismo. Fácil, unos 10mil shepsas.
—Puede ser, pero ¡Vamos! Ni que fuera tan corrupto como su ex jefe.
—No hay punto de comparación. Tsháhirzkat era bien mierda.
—¿Ya tengo todo en orden?
—Hasta donde recuerdo, sí. Hasta tenemos papeles que no necesitamos pero que podrían funcionar.
—¿Echaste mis certificados de dominio de lenguas minoritarias?
—Sí. Debo admitir que es brillante.
—Pourway también es políglota.
—¿En serio? ¡No lo sabía! ¿Qué idiomas habla?
—Hasta donde sé, sabe Alemán, Inglés, Ruso, Chino mandarín, Portugués, Catalán, Provenzal, Náhuatl de la Huasteca Oriental, Maya Yucateco, Zapoteco del Istmo, Ucraniano...
—¡Basta! ¡No sé si sentir envidia o asombro!
—Gracias a él sé español, Fender.
—¿Habla alguna lengua de aquí?
—Sólo noséano y aviático.
—La familia de mi mamá es del sur de Uracalva, allí hablan Enobla-Uzdunés.
—¿Ella lo habla?
—Ñeeee, habla tanto español como un cantaor flamenco.
—¡Aguarda! ¿Por qué mencioné a Pourway si realmente me vale madres su existencia?
—Tal vez lo extrañas en secreto.
—¡Tal vez sí lo extraño un poco! Lo último que supe de él es que lo balacearon los municipales.
—No fueron los municipales, pero realmente siguen sin saber quién fue.
—¿Te sabes el chisme?
—No.
—Tal vez deba ir a ver cómo está. Desde que papá volvió a mi vida ya no me he topado con ese señorón.
—¿Quieres que te acompañe?
—Me parece bien. Sirve que hablamos con mayor detenimiento sobre lo de la candidatura.

Ambos sujetos fueron primero por un raspado. Ayudaron a una anciana a cruzar la calle, y guiaron a unos patitos a llegar al estanque del bosque. Pyotr se sentía bastante optimista, y no era para menos.

          La familia extendida de Abiatti ya estaba a bordo del jet privado de Yeret. El aeronave se alejaba de la superficie terrestre y planeaba por los cielos despejados del territorio nacional, para luego suspenderse sobre las aguas internacionales del océano pacifico. Xu Wang y Lyérizhkai sólo se miraban entre sí, por encima del hombro, mientras que Abiatti se paró de con su madre para dirigirse con su querida hermana. Estos últimos discutían.

—Manis... Estoy impresionado. No sabía que tenías un jet privado... Ya ni yo.
—¡Qué te digo! Eso de tener a Yeret Snack Bar me dejó grandes ganancias. Inauguré 2 sucursales más la semana pasada. Una en plaza Curi y la otra en el centro, allá por la central de autobuses. Con lo recaudado alquilaré una terraza y celebraré mi cumpleaños a lo grande.
—Sólo te recuerdo que se acerca la boda de tu sobrina Naomi.
—¿Cuándo es?
—El 26.
—¡Cielos! ¡Hoy sí despilfarraré a lo grande!
—¿Ahora seré yo quien te diga que moderes los gastos?
—Abi, de todos los sobrinos que tengo, Naomi es con quién mejor me llevo. Ambas lloramos la pérdida de Bono. Lo tiraría todo por ella.
—[...] Este... También te decía lo del jet porque, al menos yo, y también Gabo, hemos estado gastando mucho en vuelos. Lo de manzanillo, lo de Rusia, Gabo en gringolandia. Ya no son tan baratos los vuelos comerciales.
—Pregúntate cuánto me salió conseguir el jet, el hangar, mis pilotos, sobrecargos, azafatas, cabina y administrativos.
—¿Y aún así lo ves como una mejor opción?
—Lo es. Puedo decirle a Prádylai, una de mis azafatas, que te traiga Dr. Pepper.
—¿Contrataste a Prádylai? ¡¿Tienes Dr. Pepper?!
—También tengo un Carl's Jr. al fondo.
—¿Qué le preparo, señor Pourway? —dijo el cocinero encargado del pequeño Carl's Jr.
—¡Y yo era el que no estaba siendo modesto! —suspiró Abiatti. —Un tercio de libra.
—Eso es de A&W, y está descontinuado ... Pero en seguida se lo traigo.

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