T2C7: Vocero de Reemplazo

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          Luego de que Fer bajara de su auto, recién aparcado en el sótano 2 del edificio Tarwenüng, fue interceptada por Arelly, quién asustada le dijo que Abiatti la había estado siguiendo. Fer rió, recordando que posiblemente Abiatti se encontraba trabajando, hasta que...

—¡Wey! ¡No te miento! ¡Ahí está! —señaló Arelly a alguien a lo lejos. —Me están llegando unos recuerdos de Vietnam bien ojetes.
—A mi peor, Arelly. Si está volviendo a cometer las mismas pendejadas de hace años, te juro que le voy a cortar su para nada corta salchicha.
—¿La tiene grande?
—¡No me preguntes cómo lo sé!
—Eso ya me intrigó.
—¡Silencio!

Las féminas se escabulleron detrás de un Vuhl blanco. Su respiración se hacía cada vez más rápida. Una sombra más oscura se comió la sombra que hacía el auto. Las chicas sólo se sentaron, se abrazaron y temieron por su vida. Finalmente, se encontraron con Abiatti...

... A ver. Espera, no. No era Abiatti.

¡¿No era Abiatti?!

No, era su admirador número 1, Žullemo Kapernikki.

—¿Están bien? No era mi intención asustarlas.
—¡¿Por qué sigues a mi amiga, depravado?!
—No la estaba siguiendo, iba hacia mi Vuhl.
—Oh.
—¿Por qué está vestido como el señor Pourway? —preguntó Arelly con una ligera sonrisa.
—Soy su fan. —Respondió Žullemo como engreído.
—Vaya, creí que era un impostor, aunque por poco y agarro ese tubo y te cascaba las nueces. —aportó Fer, señalando un tubo de aproximadamente 39 cm de largo por 5.5 cm de diámetro.
—Es un tubo depósito, creo que por aquí vive un ex-operador de máquinas CNC. —dijo Žullemo con seguridad, aún engreído.
—Ni perra idea de qué es eso, perdón por el malentendido, señor...
—Kapernikki, Žullemo Ánkztek Kapernikki.
—¡Esa wea! —confirmó Fer.
—Perdonen el malentendido, chicas. Adiós —despidió Žullemo con una gesticulación propia de la indiferencia.

El tipo subió a su vehículo, lo encendió, lo puso en marcha y se alejó, desapareciendo entre el tintineo de los focos viejos que entorpecen la iluminación del sótano. Arelly lo miró a lo lejos, mientras podía, y mirando a Fer declaró lo siguiente.

—Tal vez, si ese vato no se vistiera así como Abiatti sería un tipo bastante atractivo. ¿Viste sus ojos?, ¿Viste el ancho de su espalda?

Fer sólo la miró con algo de extrañeza. Posteriormente se dirigieron al ascensor, para bajarse en los respectivos pisos donde se encuentran cada una de sus madrigueras.

Por otro lado, Žullemo, tras salir por víveres, regresar al edificio y reacomodar su bello auto, sólo llegó a su casa, en el apartamento 698. Mientras caminaba por el pasillo antes de meterse a dicho aposento, Nara, acompañada por Kganeesha, observó al imitador, que más que un fan, parecía un chico trastornado.

Nara miró a Kganeesha, se le ocurrió una idea que podría funcionar bien para su plan.

—Oye, Kganeesha, acabo de idear algo.
—A ver. Dime.
—¿Observaste al tipo que pasó a un lado de nosotras?
—Era el mentado Abiatti, ¿No?
—¡No, wey! Es su admirador número 1.
—Se ven casi idénticos. No me percaté que eran diferentes.
—Yo sí. Žullemo es más bajo y su rostro es totalmente diferente. Pero ya ha estado innovando con maquillaje e implantes de látex removibles. Y también está rellenándose el calzón con unas medias para asemejar el... El... —Nara se sonrojó. —¡Ay, qué recuerdos!
—Eres una puercas.
—En fin. El plan radica en usar a Žullemo para cometer idioteces, la gente comenzará a odiar a Abiatti y en un momento de profunda debilidad, me acercaré a él para establecer una proximidad firme y así caerá enamorado.
—¿No crees que es muy Kool Aid de tu parte?
—Naah. Funcionará.

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