⚡Zeus Daugther⚡||BokunoHero||

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Luego de un tiempo de haberse casado, su luna de miel fue una hermosa experiencia. Las dos fueron a disfrutar de su noche de bodas en una Isla, al sur de Musutafu, según las personas, se llama "La Isla de los Olvidados", pero allí, las atracciones culturales y paisajes hermosos, son una combinación asombrosa.

Con ayuda de su fiel Grifo, llegaron en la madrugada a un hostal de ese bello lugar. Con sus cosas necesarias, se hospedaron en una habitación con una gran cama matrimonial, un baño privado y un balcón que les permite tener una bella vista del mar y del bello amanecer que se haría presente en unas horas.
Esa madrugada, a petición de Momo, pidió a Chiho volverse su contraparte, porque el deseo más grande para las dos, es formar una familia las dos juntas.

Lo hicieron, esa noche lo hicieron con bastante amor, aunque en un principio fue raro, las dos estaban de acuerdo, pero si no funcionaba, adoptarían.

Solo esperaban que aceptaran a una pareja lésbica para ser aptas para la crianza.

Cabe destacar, que para evitar a los mirones de su familia celestial, un talismán anti-dioses que su abuela había dejado, fue puesto en la puerta de la habitación, prohibiendo la mirada de aquellos que querían saber sobre cómo le iría a la rubia.

Cuando el sol había iluminado la habitación, ambas se encontraban sentadas en la cama, con la rubia detrás de la pelinegra, apoyando su mentón en el hombro de su esposa, mirando como el sol se asomaba por el horizonte.
Las dos estaban felices, y estaban seguras de que nada ni nadie será capaz de romper el hilo dorado que las tienen unidas por toda la vida.

Aunque Chiho sabe perfectamente que, ahora, tendrá que vivir con el martirio que algún día, su amada dejará este mundo, podría volver a quedarse sola, quedando sin su amor...

A no ser ...

Con los días pasando, las semanas van haciendo acto de presencia, y en un día en que ambas están cocinando las dos para el almuerzo, la pelinegra tuvo un fuerte mareo y dolores de cabeza. Preocupada la llevó a recostarse un rato y llamó a su madre, pidiendo algun consejo sobre lo que le sucede a su mortal.

Pero lo que le dijo Yumi, la hizo quedar en shock por breves instantes.

-Cariño, esos síntomas son parecidos a los de un embarazo... ¡¡ZEUS!!! BÁJATE DE ALLÍ, AHORA MISMO! -grita al telefono-

-PERO SI HAY UN RATÓN!!! -responde su padre desde el fondo-

-¡QUE RATÓN NI QUE OCHO CUARTOS! BÁJATE DE LA MESA! -se escucha como algo es lanzado por ella y luego se aclara la garganta- bueno, lo que te decía mi amor, son parecidos a un embarazo pero por si acaso llévala al médico, tal vez tenga una infección o algo... hijo de la-cariño debo colgar, tu padre está a punto de lanzar un rayo a un ratón...¿¡Un ratón?! NIJI!!! TRAE LA ESCOBA!!!

-¡Si ma! -la voz infantil de la pequeña de la casa se escucha- Papá! Vas a explotar las cosas de mamá! No!

Esa llamada se colgó de golpe y la rubia observó su teléfono antes de ir hacia Momo, tomarla de las manos y salir del departamento, parando un Taxi para poder ir al hospital más cercano.

Su estadía allí fue eterna, la diosa estaba ansiosa, quería saber que tiene su esposa y buscar alguna cura o algo para sus malestares.
Llamaron a Momo y esta ingresó sola, dejando aún más ansiosa a la diosa en el pasillo, comenzando a caminar de un lado a otro, ¿y si es grave? ¿Sucederá algo malo con su mortal?.

Fueron los 30 minutos más largos de su vida, ni las batallas que tienen a veces habían durado tanto.

La puerta del consultorio se abrió y Momo salió dando saltos emocionados, dando varios palmadas mientras se acerca a la Diosa, feliz salta para enganchar las piernas a la cintura de esta, abrazandola con fuerza mientras que suelta chillidos y risas felices. La confusión estaba en el rostro de la rubia, ¿no era nada malo lo que su esposa tenía?.

Los besos fueron dados en sus mejillas y pronto los labios de su contaría se posaron sobre los suyos.

-Chiho-chan~ funcionó ~ -sonrie sonrojada la pelinegra-

-Funcionó?... -le mira confusa por unos instantes hasta que abre los ojos con sorpresa- oh por el santo trono de los dioses!!!

Lo que Yaoyorozu tenía son los síntomas del embarazo, no pensaba que llegaría a embarazar a su esposa, ahora sabe como su padre tuvo tantos hijos, y vaya que con ese dato y petición de Momo, ahora tendrán un hijo, o hija, no lo saben, es mejor dejarlo como una sorpresa.

Una que pondrá muy ansiosas a las dos.

Los meses pasaron con rapidez y el vientre de Yaoyorozu comenzó a verse más y más grande, aquello no es solamente un bebé lo que viene.
Chiho estaba constantemente en alerta, sabe los peligros que conlleva a que un mortal tenga un hijo de un Dios.

Cuando terminaba su guardia, ingresaba a su hogar y se acercaba con emoción a su esposa, dándole un beso y una suave caricia en el vientre.
Feliz estaban, hasta que en medio de la cena, en la que ambas estaban compartiendo, la mortal comenzó a entrar en trabajo de parto.

Como alma que se lleva el diablo, tomó las cosas para las o los bebés y cargó con cuidado a su esposa, llamando a un pegaso. El portal se abrió y el corcel se hizo presente, agachándose para que ambas mujeres pudieran subir.
Las quejas y dolor de la pelinegra eran inmensas, pareciera que no resistiría por mucho, pero debía aguantar, respirando como se lo enseñaron su madre y suegra.

-Tranquila mi vida, todo saldrá bien, aguanta un poco más.

Con la vista puesta sobre la diosa, aquello fue la última cosa que escuchó antes de caer en desmayo, y en especial, las cosas no pudieron ponerse peor, pues detrás del corcel alado, el grito y jadeo de criaturas oscuras la van persiguiendo.

La venida de un semidiós al mundo los ha hecho salir de sus cuevas, deseos de comer a un ser con poder para tener vitalidad eterna.

-Me lleva la que me trajo. -mira por sobre su hombro- No te preocupes mi amor... los voy a proteger.

Pase lo que pase.