Aterrizando gracias a un Grifo, Chiho ayuda a Momo a desmontar del ser en el que han venido, como es su primera vez, los mareos y ganas de vomitar eran inmensas.
La risa leve de la diosa la hizo sonrojarse de vergüenza pero no borró su sonrisa; yendo tomadas de las manos caminaron hasta la cabaña donde su padre, al sentir la presencia de su hija, rápidamente fue a abrir la puerta, mostrándose con un delantal azul cielo con algunos volados en los hombros.-Hija, han venido temprano.
-Temprano? -mira la hora de su movil- Pero si ya van a ser las ocho.
-¿¡Que?! Ay por mí madre, pasen pasen, que ya sirvo la comida!
Rubia y pelinegra se miraron para luego ingresar a la casa, viendo extrañamente todo ordenado; su madre va bajando las escaleras con un vestido blanco floreado algo holgado. Esta al ver a su hija, sonrió en grande y se acercó a ambas chicas para abrazarlas y darles la bienvenida.
Con Chiho ayudando a su padre a terminar la cena, Momo fue llevada por Yumi a la sala donde tres grandes libros las espera.
Tomaron asiento y entré sus manos, la madre de la diosa tomó un libro, abriendolo así revelando un álbum de fotos, de cuando Chiho era pequeña.Con orgullo en su mirar, Yumi le cuenta las historias de algunas de las fotos.
Momo no podía estar más que enternecida, pues su diosa siempre ha sido una bella y tierna chica, incluso desde pequeña.
La voz de Zeus llamándolas para cenar las hizo desviar la mirada de las fotos; en la mesa, un gran festín esta expuesto, tazones de arroz con curry más unas ensaladas mixtas, una jarra con jugo de limón y el plato principal, un gran pollo asado- hecho por el mismo Dios- humea con elegancia y su olor hace agua la boca de las presentes, en especial a la adulta.-Estar mucho tiempo entre los humanos me hicieron perfeccionar mis habilidades culinarias~ -dice con orgullo el Dios-
-Ja! ¿Habilidades culinarias? No me hagas reír, Zeus-kun ~ -rie mientras mantiene sus ojos cerrados hasta que los abre teniendo un brillo de sarcasmo- Di la verdad, o te meteré ese pollo en donde el sol no te ilumine.
- Ay querida Yumi... -sonrie y se pone nervioso cuando la ve observándolo con seriedad mientras toman asiento- Bien bien, solo hice lo que tú hacías Yumi, no creo que tenga el mismo sabor a como lo haces tú pero, hice mi mayor esfuerzo.
Soltando un "awwww", Yumi se puso de pie nuevamente, acercándose para poder abrazarlo y colocar la cabeza de este sobre su pecho, provocando una sonrisa estúpida y pervertida en el Dios.
Aunque bueno, luego de un par de cariñitos de la mujer, todos ya se encontraban agradeciendo por la comida y degustando la cena mientras hablan entre sí, en especial los padres de Chiho hacia la pelinegra, preguntándole cuales son sus intenciones con su hija.
Aunque en un principio las preguntas le incomodaron, la última le hizo llamar la atención.-¿Serás feliz con mi hija a pesar de quien es? -Yumi la observa con tranquilidad-
Momo observó a la adulta y luego enfocó su vista en la diosa que está bebiendo con tranquilidad su jugo de limón.
-Dime Momo, ¿serás feliz con ella? ¿Sin importar las consecuencias? Así también aguantar las travesuras de su hermanito o hermanita que viene en camino.
Un chorro de jugo salió de la boca de la diosa, comenzando a toser mientras baja de golpe el vaso, ¿había escuchado bien? ¿Acaso su madre está embarazada?.
Siguió tosiendo mientras siente pequeñas palmadas en su espalda para tranquilizar esa tos que se había hecho presente a causa de la sorpresa.
Cubriéndose la boca con tres dedos de la mano, Yumi rie un poco mientras se pone de pie, agarra lo sobrante de su vestido y lo lleva hacia atrás, haciendo que la tela se apegue a su cuerpo, revelando el pequeñito vientre que recién se va formando.-Chiho-chan~ salúdalo o salúdala-sonrie feliz su madre-
Con sorpresa, la rubia observó a su padre y este silbó mirando a otro lado, ¿en qué momento...?. Aún sin saber que estaba sucediendo, sus lágrimas se asomaron por sus ojos y una sonrisa temblorosa apareció en sus labios.
-Voy a tener un hermano o hermana? -sonrie y suelta un sollozo-
Con una sonrisa enorme, Yumi asiente feliz y con rapidez la diosa corre a los brazos de su madre para abrazarla con cariño, pues antes había deseado un hermano o hermana menor para ser alguien de ejemplo.
La cena se puso muy animada con aquella noticia.
Y hecho la noche más especial para la joven diosa.
Sentadas en el pórtico, en las escaleras para ser precisos, la pelinegra y rubia se encuentran observando el cielo en un silencio cómodo, escuchando los sonidos nocturnos. Lentamente el meñique de Momo se acercó al de Chiho, entrelazandolos con ternura y así, mirándose a los ojos.
-Hace rato...cuando mi madre te preguntó...¿qué ibas a responder? Bueno, antes de que casi me volviera mi tío poseidón e inundase toda la mesa con el jugo -rie-
-Bueno... -rie un poco la oji-negro y observa los ojos azules de la diosa- mi respuesta siempre será si. Seré feliz contigo siempre~.
-Momo, si algún día nuestro amor se termina, tienes todo el derecho de enamorarte nuevamente...
-No sucederá. -le mira y le toma de las manos- Jamás podré enamorarme de otra persona que no seas tu... mi corazón te pertenece desde que te conocí. En un principio no entendía hasta que...no pude resistir más y te lo dije en el baño de la academia...
Con un sonrojo en sus mejillas, la pelinegra se acerca, pasa una de sus piernas a los lados del regazo de la rubia, sentándose sobre ella para así poder abrazarla por el cuello y apoyar su frente con la de la contraria, sintiendo como las manos de la celestial la toman de la cintura.
Negro y azul se observaron fijamente antes de fundirse en un beso suave y tierno. Al estar en la oscuridad, apenas siendo iluminadas por la luz de la luna, en la espalda de la diosa se puede apreciar como por varios segundos, el brillo de la flor del Olimpo dentro suyo se hizo presente, floreciendo una vez más por cada beso cargado de amor que se dan, nutriendola y ayudando así a mantener el equilibrio entre el bien y mal del universo.Y esa noche, ambas se hicieron una promesa...
Jamás se dejarían.
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⚡Zeus Daugther⚡||BokunoHero||
FanficCriada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega. Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...