Criada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega.
Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...
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Ambas chicas llegaron que la Height Alliance, al parecer no había nadie y eso a ellas le parece perfecto. Momo, con un sonrojo en las mejillas, se acercó y le susurró al oído a la rubia, diciéndole que vaya a su habitación a esperarla, que primero haría algo para esa noche. Asintiendo con tranquilidad, la pelinegra fue corriendo para subir las escaleras e ir a su habitación, esta más que emocionada y nerviosa, ambos sentimientos tal vez la hagan pensar muchas cosas ¿y si no lo hace bien? ¿Tenia que estudiar lo que van a hacer?. Chiho de mientras, volvió a su habitación, dando un chasquido para que sus ropajes celestiales desaparecieran, dejándola con el uniforme puesto, se despojó de aquella vestimenta e ingresó al baño para darse una ducha rápida, la emoción y ansiedad la estaban por meter en un desespero, así que debía tener la cabeza tranquila para ese momento.
Con los minutos pasando, con unas bragas rosa pastel y con una camiseta blanca el doble de su talla, la rubia sale del baño secándose un poco los cabellos, estaba más calmada pero eso no cambia la idea que hoy darían un paso enorme de confianza. Su puerta fue golpeada y un "Pase" fue dicho automáticamente; la puerta fue abierta lentamente y se adentró su pelinegra, con una vestimenta algo provocadora que hizo que en ese mismo instante, soltara el cepillo para el cabello que estaba utilizando.
Sus ojos azules pueden ver con mucha claridad lo que tiene puesto la exvicepresidenta; una ropa parecida a un vestido de una sola pieza con una terminación de falda corta, nueve dedos por encima de la rodilla, su escote en forma de corazón cubre bien solamente una parte de sus pechos, pero el tamaño de estos están presentes, muuuy presentes. Sus cabellos sueltos y manos juntas, es señal de que está lista para aquello, aunque bueno, aún no ha alzado la mirada ni ha visto la reacción que provocó en su diosa. Chiho con lentitud se fue acercando y con delicadeza la tomó del mentón para alzarle la mirada, sonriéndole con suavidad.
-Momo... si no estas segura, no tienes que hacerlo. Voy a esper-
-Quiero hacerlo. -interrumpe la joven mientras observa a la rubia- Chiho-chan... quiero hacerlo, ya hemos esperado mucho tiempo y... deseo hacerlo...
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Pasando sus manos por el cuello de la celestial, sus labios se unieron en un beso suave, aunque esa ternura solo duró unos segundos antes de volverse un beso lleno de pasión y necesidad. Momo, sin dejar de besar a la contraria, retrocedió un poco para poder cerrar la puerta. Se escuchó el "click" y rápidamente las manos de la rubia se colocaron en los muslos de la pelinegra para poder sujetarla y alzarla. Las piernas de la joven se enredaron en la cintura de su amada quien comienza a ir hacia la única cama de aquella habitación. Momo fue puesta sobre la suave superficie y Chiho se acomodó entre las piernas de su amada, comenzando con una serie de besos en el cuello.
