⚡Zeus Daugther⚡||BokunoHero||

⚡ESPECIAL HERA & FAT GUM⚡

¿Por donde empezamos?

La historia de estos dos empieza días antes del asalto a la mansión de Chisaki Kai alias Overhaul.

El día que se conocieron fue un tanto peculiar, pues la diosa recorría la ciudad con total tranquilidad...oh vamos, no nos engañemos, estaba muy preocupada por la flor del Olimpo, ella estaba a punto de colapsar y lo más probable es que las cosas se vayan al demonio en poco tiempo si no encuentra la raíz del problema.
Suspirando, tomó asiento en lo alto de un edificio, justo en el borde mientras deja colgar sus piernas, aunque vaya mala suerte la suya, una de sus sandalias cayó, haciendo que maldiga aún más su mal día.

Se llevó las manos a la cara y se acostó en el borde, mirando el cielo azul de los mortales, tal vez estar unos días con la mortal Yumi le haga pasar su enojo, o conspirar contra Zeus pueda entretenerla. Pero realmente todo la tiene con el corazón a punto de salir de su pecho, es una diosa, sí, pero realmente no puede con tantas responsabilidades, y mucho menos teniendo a su guerrera en el borde de ser una semidiosa caída.

Aunque, todo ese mal estar de la presión de una deidad se fue como cenizas al viento cuando escuchó la puerta de la salida al techo del edificio ser abierta abruptamente por un tipo extremadamente grande, teniendo consigo una chamarra amarilla con detalles blancos y en su rostro, un antifaz negro.
Lo primero que se le ocurrió a la diosa fue que ese tipo parecía un enorme peluche, como los que tiene Hestia en habitación, a ella le encanta cosas como esas.
Curiosa se sentó y observó como el héroe lentamente se iba acercando, diciéndole que no hiciera movimientos bruscos o podía caer, ¿de qué tiene miedo? No se va a morir, pero bueno, héroes son héroes, se asustan por cualquier cosas.

-Señorita, por favor tome mi mano y baje de allí... es peligroso.

La voz preocupada y caballerosa del mortal hizo concentrar su atención en él, además, le había gustado que la tratara de señorita.
El héroe se fijó en algo y de su bolsillo sacó lo que a Hera le pertenece, su sandalia.

-Veo que esto se le cayó... -le muestra el par faltante-

-Uh...? Sí, sí es mío... -le mira fijamente-

-En ese caso... ¿me permite?

La mano del contrario se extendió y esperó a ser aceptado, pues quería ser un caballero antes la persona que piensa que va a tirarse.
La diosa lo observó de una manera amenazante pero al ver que solo quiere ponerle su sandalia, extendió su pie acercandolo a él, sintiendo como la delicadeza se presenta en tan solo el toque de él en aquella zona para ponerle la sandalia.
Un pequeño escalofrío se presentó en los dos y al mismo tiempo se observaron a los ojos, uno con su sonrisa carismática y la otra con la seriedad y arrogancia de siempre, aunque a ese humano lo ve interesante.