Criada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega.
Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...
Ese mismo día, volvieron a hacer su cena, ahora pidiéndole a Chiho que no tomara el cuchillo, incluso Aizawa se lo pidió. Su trabajo fue traer leña junto a Momo, que muy emocionada acompaña a la rubia hacia el bosque. Durante el camino, el silencio predomina entre ellas, para la semidiosa es un silencio cómodo pero para la vicepresidenta no lo es, pues se encuentra a solas con la chica que le gusta. Agachándose y recogiendo ramas, la rubia observa a Yaoyorozu detener sus acciones, cosa que obviamente la hace extrañar.
-Momo? Te encuentras bien? -la rubia se acerca a la contraria- sucede algo?
-Uh? Es pesado? Déjame te llevo las ramas. No falta mucho para juntar lo necesario.
-N-No es eso... -se sonroja y observa a la joven- Chiho-chan... yo tengo algo que decirte. -baja al suelo las leñas que había juntado y juega con sus manos muy nerviosa-
-Mmmh? Que quieres decirme? -sonrie y acomoda su gran grupo de ramas que tiene en los brazos-
-Chiho-chan, tu... tu realmente!!! -dice con pequeñas lagrimas en los ojos y con un gran sonrojo en las mejillas-
-Disculpen!!! -una tercera persona se hace presente- ¿ya tienen la leña? Las necesitamos urgentemente.
-Oh, sí la tenemos Satou, ya las llevamos enseguida -sonrie y mira a Momo- Momo-chan, luego hablamos si? Y me dices allí lo que deseas, seré todo oídos-sonrie más, se agacha, recoge el montón de la vicepresidenta y se endereza- ahora debemos ir con los demás.
La pelinegra, con un pequeño nudo en la garganta asintió en dirección a Chiho y comenzaron a caminar nuevamente hacia el lugar donde se encontraban los demás compañeros aguardando la leña.
Pidiendo disculpas, la esbelta se acercó a Jirou y se sentó a su lado para a continuación taparse el rostro, lamentándose con su amiga.
-N-No pude decirle -susurra la pelinegra-
-Ay...Momo... -suspira la chica a su lado- pero no te preocupes, ya habrá otra oportunidad para poder confesarte con ella. No es como si las cosas vayan a caer en picada y no tengas esa chance de decirle que te gusta. -juega con sus conectores y sonrie de lado- no te desanimes por ello, Yaomomo. Además, tu muy bien sabes que ella no capta nada, debes ser directa.
Ambas chicas observaron nuevamente a Chiho que se encuentra hablando con su compinche Denki para luego reír por algo estúpido que habrá dicho su compañero.
Jirou tiene razón, ya tendrá otra oportunidad para decirle sus sentimientos.
¿Que es lo malo que puede pasar?
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Los alumnos se prepararon para la actividad nocturna de ese día. Una prueba de valor, si señor.
La emoción que Mina, Sero, Kirishima, Denki y Satou despedían de sus cuerpos era abrumadora, pero esa alegría se fue como llegó al escuchar a su maestro Aizawa decirles que ellos debían ir a seguir con sus clases extras. Quisieron escapar pero las cintas del pelinegro los atrapó como mariposas en una red, impidiendo que pudieran lograr su cometido.
