Criada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega.
Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...
Los alumnos se encontraban frente a un gran edificio, escuchando las explicaciones de sus profesores sobre unos movimientos especiales. Y si generaban o creaban nuevos movimientos, sus propios movimientos, estarían listos para la prueba que se realizaría en unas semanas para poder obtener sus licencias provisionales.
Cada uno tendría un clon de Ectoplasm para entrenar y mostrar las habilidades que se podrían considerar movimientos especiales. Aunque, Chiho tiene bastantes movimientos que podría incluso asustar al héroe o villano más valiente que se atreva a enfrentarla.
Subió a uno de los grandes pilares que Cementoss preparó en aquella instalación y un clon ya se encontraba esperándola, mirándola fijamente, como si el verdadero Ectoplasm estuviera allí.
-Sensei... es necesario que muestre mis movimientos? ¿Lo lastimaré? -lo mira fijamente-
-No se preocupe señorita Takahiro, puede atacar como desee, no me hará daño, solo soy un clon del verdadero.
-Bien...-cierra los ojos por un momento para luego volver a abrirlos, teniendo un brillo azul intenso- No me contendré entonces... le mostraré mis movimientos.
Juntó ambas manos, generando bastantes chispas para luego lentamente separar las manos, mostrando una especie de cuerda hecha de eléctricidad que fácilmente fue partida en dos, teniendo así las dos manos de la chica, una larga cuerda brillante muy pero muy chispeante.
Movimiento especial: Látigos celestiales.
Con seriedad en su mirar, se inclinó un poco hacia adelante para luego correr hacia el clon, sorprendido de lo que sus ojos transmiten al verdadero. No dudo en ir hacia ella corriendo en zigzag para despistarla. La joven lanzó el primer latigazo, el clon dio un salto hacia el lado izquierdo, pero pronto vio como la joven sonrió de lado.
La burla estaba en los azulados ojos de la chica.
El otro látigo se enredó alrededor del clon y este como una bomba de humo explotó cuando se liberó una gran descarga que recorrió toda la cuerda eléctrica. Sus látigos desaparecieron y sacudió las manos, mirando al pilar frente a ella, notando enseguida al cenizo, mirándola fijamente con sorpresa. Ella simplemente frunció el ceño y desvió la mirada, ignorándolo; con pasos seguros se acercó al borde y se puso las manos en la cintura.
-¡Sensei! -grita desde su lugar de práctica y los tres profesores presentes se fijan en ella- ¿Me podría permitir tener a otro clon como oponente por favor? Es que se me pasó la mano y no le di tiempo de siquiera responder o atacarme -sonrie leve- lo siento~
Aizawa achinó levemente los ojos, mirándola fijamente, sintiendo un aura diferente en ella. Realmente le había afectado la transformación oscura que tuvo, tal vez era momento de vigilarla todo el tiempo, hasta saber si esta bien del todo.
Además, aún quedaban un poco de la maldad en su interior, como si ahora una parte de esa oscuridad está en ella, aguardando pacientemente el momento de volver a salir.
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