Los nombres puestos para los bebés son:
Ōatari, que significa bonanza.
Jiyū, qué significa libre.
Cuando Momo despertó, hablaron mucho por cómo se llamarían, hasta que la pelinegra, quedando en silencio un buen rato mientras amamantaba a los pequeños, hurgó entre sus recuerdos unos nombres buenos para ellos.
Hasta que sus ojos brillaron con emoción y observo al que primero nació, el que tiene el mechón rubio.-Tu serás... -sonrie y le da un beso en la cabecita- Ōatari~ nuestro pequeño príncipe de bonanza. -mira a su otro bebé y sonrie dándole un beso en la frente- y tu serás Jiyū~ nuestro príncipe libre~.
-Son bellos nombres, mi amor -la diosa se acerca y le da un beso en la mejilla- pero puedo saber porqué? .
-Bueno~ bonanza, porque cuando llegaste a nuestra clase, nos diste muchas veces buena vibra a pesar de todo lo que pasamos. Y libre, cuando dejaste atrás todo lo malo y esas cadenas que te mantenían atada a una oscuridad se rompieron, dejándote en libertad, ahora eres una diosa~ -mira a la rubia y sonrie- mi diosa~
Sonriendo con amor, se acercó y depósito un suave beso en los labios de su amada esposa, esta tan feliz y está segura de que ambas estarán juntas eternamente, eso ya lo tiene en mente.
La ambrosía que sirve su hermanastra Hebe tal vez pueda darle un poco, eso le concedería la inmortalidad a su amada pelinegra, no resistiría por nada en el mundo perderla a ella y a sus hijos.Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió los labios de su esposa en su mejilla.
-Deja de pensar tanto, te van a salir canas -dice burlona la joven madre-
-Por eso te amo tanto, me sacas de mis pensamientos, mi reina. -le da besos cortos-
Los días pasaron y el alta fue dada para los tres, Chiho ayudó a su esposa con ambos infantes y con Ra y Anubis escoltandolas a casa, nada malo apareció en su camino a casa, sí, había varias presencias por ahí que miraban con hambre a los infantes pero la presencia intimidantes de ambos dioses los hacía desertar ese deseo que tenían de saciar sus ganas de alimentación.
Además de que Chiho, los protegerá con recelo, pues nadie toca a su familia.
Nadie.
6 días después.
El invierno estaba llegando a la ciudad pero ese no es ningún impedimento para la feliz pareja que recién podía recostarse a descansar un poco, los dos pequeños son comilones y muy inquietos.Pero eso no les molesta.
A eso de las diez de la noche, la diosa se remueve en la cama y no siente a su esposa, pareciendole aquello muy extraño, pues siempre está dormida a su lado o leyendo un libro con una lámpara puesta, pero esta no era la ocasión.
Estirándose un poco, salió de entre las sábanas y comenzó a buscarla hasta que la encontró en la mesa del comedor, sentada con un par de libros de maternidad, los cuales hace días los ha estado leyendo.
Se acercó con lentitud y pasó sus manos por los hombros de su esposa para luego abrazarla y mirar curiosa lo que ella está leyendo.-¿Que estas leyendo? -bosteza un poco-
-Estoy leyendo una guía de cómo ser una buena madre. -sonrie leve y pasa a la siguiente página- tengo miedo de hacerlo mal.
-Cariño... ser madre no es una materia, no se estudia. -cierra el libro con delicadeza mientras la pelinegra la observa atentamente- Si quieres ser una buena madre, solo sé tu misma y haz caso a lo que tus instintos digan, y puedes llamar a mi madre o a mi suegra para que te den un consejito, estas guías solo son palabrerías complicadas que no se comparan con nada a la experiencia real. -le da un beso en la mejilla- ¿Que dices si vamos a por una hermanita para esos dos? -sonrie de lado-
-¡¡Ayyy Chiho!! Quien te viera de esa manera -rie sonrojada y hace aún lado los libros- Me gustaría pero creo que primero debemos enfocarnos en esos dos traviesos que jugaron todo el día, mira que tuviste que peinarte un par de veces.
-Uy sí, me lo enredaron todo -rie un poco- y creo que uno de ellos me arrancó un mechón-se lleva la mano en la cabeza- se parece a Hércules, menos mal no tiene su fuerza colosal, o ya me hubiese arrancado la cabeza de un tirón.
-Chiho! No digas eso! -le da un golpe leve en el hombro-
-Ahhhh!!! Mi hombro!!! Momo!! Me lo dislocaste!! -dramatiza la rubia-
-Ya verás!! Ven aquí!!
Riendo un poco, la diosa fue corriendo a la habitación con la pelinegra detrás suyo, regañandole por el susto que le dio.
Una vez dentro de la habitación, la pareja jugueteó en aquel espacio lanzándose almohadas o corriendo alrededor de la cama hasta que bueno, ambas terminaron en una buena "reconciliación".Con el cielo estrellado, una nueva meta se plantea la diosa mientras abraza a su esposa, mirando la noche que va abrazando a esa ciudad, permitiendo que sus ojos azules pudieran ver a la luna en su bella faceta completa, luna llena.
Hebe, su hermanastra es la encargada de servirle a los dioses aquella bebida celestial, dándole fuerza y vitalidad cada cierto tiempo, no está segura si podrá lograrlo o no, pero si es para tener a su Momo a su lado por siempre, tal vez deba dar una ofrenda para que se le conceda su deseo, no lo sabe.Tal vez suene egoísta de su parte, tal vez sea una diosa que no desea soltar lo que más ama pero sí, su mundo y universo se encuentra dormida entre sus brazos, apoyando su cabeza en su pecho, soltando un sonido satisfactorio de vez en cuando y sus estrellas más brillantes duermen en la habitación continua con ayuda de una caja musical que su abuelo -Zeus-les ha regalado para que por las noches, con la música de fondo, pudieran dormir y estar protegidos de todo mal.
En silencio se observó una de sus manos y tragó un poco en duro, ¿y si no lo consigue? Seria capaz de darle más de la mitad de su inmortalidad a su reina, aunque aquello significara que en un futuro su vida celestial se acortara.Cerró los ojos y se dejó caer en un sueño profundo, sin saber que desde el Olimpo, a la persona que desea ver y pedir algo, la observa a escondidas por la fuente del mundo, para luego salir de allí en busca de Afrodita o su madre Hera, pediría saber si lo que tienen Chiho y Momo es verdadero o no.
Así pensando seriamente si darle la Ambrosía o prohibirsela.
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⚡Zeus Daugther⚡||BokunoHero||
FanfictionCriada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega. Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...