Criada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega.
Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...
En esas dos semanas antes del festival deportivo, Chiho fue entrenada por su padre arduamente. Practicando sus rayos, sus invocaciones y peleas cuerpo a cuerpo. Incluso entrenaron con armas para ver qué tal se encontraba la joven en el manejo de objetos de batalla.
En uno de sus tantos entrenamientos del manejo de su primer kosei, el rayo fue muy potente al cielo, siendo observado por padre e hija. El rayo le cayó a la cabaña y las luces que se venía adentro se apagaron, allí supieron que se les fue de las manos aquello. La puerta de la cabaña fue abierta de par en par y una enfurecida mujer se muestra en el pórtico.
Un escalofrío recorrió a ambos, la mujer se agachó en el suelo y tres portales de invocación aparecieron, mostrando al final de la acción, tres enormes minotauros, lanzando vapor por las narices.
-Traiganme a esos dos. -dice la mujer con frialdad-
-Si, mi señora. -dicen al mismo tiempo, los tres monstruos, quienes giraron hacia ellos y empezaron a ir donde estaba Zeus y Chiho-
Padre e hija se miraron y comenzaron a correr para escapar de los tres furiosos minotauros que la mujer había invocado. Su corrida se estaba volviendo interminable, así que, Zeus, con su habilidad de cambiar de forma, dio un brinco al aire para luego dar una vuelta y transformarse águila, pero no una normal, sino una del tamaño de un auto pequeño, soltó un grito y tomó con sus garras de los brazos a su hija para poder empezar a volar más alto, así los tres monstruos no los alcanzaría por nada en el mundo.
Vaya que su ilusión se vio arruinada cuando desde arriba de ellos, montada en un Pegaso, la madre de Chiho se lanzó hacia el águila a una velocidad extraordinaria. Muy tarde se dio cuenta el Dios pues la mujer que lo trae loco ya le propinaba una patada en el lomo, haciendo que suelte un grito y soltase a la menor.
La joven empezó a caer, y su madre se dio cuenta al verla ser atraída por la gravedad. Silbó tres veces y los tres minotauros se acercaron con rapidez hacia donde estaba cayendo la joven. Chiho fue atrapada por los minotauros y su madre aterrizó con elegancia sobre corcel alado.
¿Y su padre?
Bueno, el aterrizó en el suelo, usando el rostro como freno. Chiho al ver a su padre, rápidamente fue en su auxilio y comenzó que revisar al Dios, deseando de que no tuviera nada malo o se haya lastimado feo, pero vamos, es un Dios, ¿qué es lo malo que le puede pasar?
-Zeus-kun~ -la voz de la mortal hace que el Dios, aun transformado en águila, despierte de su inconsciencia y tenga pequeños y casi imperceptibles temblores- Si no me arreglas ahora mismo la casa..~ -sonrie mientras pone las manos juntas pero si imagen cambia rápidamente a una con ganas de asesinarlo- Voy a torturarte toda la noche hasta que supliques que deje de hacerlo pero no lo haré, ¿sabes por qué? Porque hiciste que todos los aparatos de la casa reventaran por la sobre carga. Se me hace que quieres hacer que tu hija sea como cierto Dios desgraciado que no voy a mencionar pero lo estoy viendo.
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