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Despertó en un gran brinco a las 3:30 de la madrugada.
Con la respiración agitada y sudorosa, pues la pesadilla que había tenido parecía muy muy real.
Se abrazó a sí misma para luego fijar su vista a ambos lados de su cama, en las mesitas de noche, buscando un objeto pero allí no estaba.

Ahora recién se daba cuenta de algo, le hacía falta su broche, el que le había dado su padre.

Estaba segura que lo perdió en el campamento, jamás podría recuperarlo, después de todo ¿quién podría encontrar un pequeño objeto como eso? Brilla, sí. Pero se camufla muy bien como si fuera una piedra más. Suspiró frustrada y volvió a acostarse en su cama, abrazando el peluche de perro que sea quien sea que le haya dejado aquello esa vez en su mesa, le agradecía eternamente, pues así no se sentía tan solitaria a la hora de dormir.

Percy, Annabeth y Grover dormían en unas habitaciones extras del edificio, pero de vez en cuando iban a revisar si su amiga/prima/tía se encontraba bien.
Suspirando un poco, se puso de pie y salió de su habitación para ir en dirección a la cocina del lugar.
Con pies descalzos, su peluche siendo sujetado con su brazo izquierdo mientras que con su mano derecha se frota su ojo, buscando enfocar un poco mejor su vista adormilada, llegó a la cocina donde otra persona más se encontraba, pero ella ni siquiera la/lo vio.

Abrió la nevera, observó lo que había dentro y agarró el cartón de leche para luego con su cadera cerrar la nevera, viendo a la persona que se encontraba en la cocina. Y del susto, apretó la caja de cartón de leche, haciéndolo explotar por el esfuerzo de susto que tuvo.

-Chiho-chan! Estas bien?! -se altera un poco, viendo como ella lleva la caja explotada a la basura-

-Para la próxima, ponte una campanilla, Midoriya. -coloca el peluche en la mesa y se lava las manos delicadamente-

El peli-verde agachó la mirada pero algo rápidamente captó su atención, ¿y ese peluche? ¡Es verdad! Se lo dejaron a Chiho en su mesa cuando habían regresado a su salón.
Un pequeño sonrojo de celos se hizo presente en sus mejillas, pues no sabía quién lo había dejado allí y más ahora saber que la joven a quien ama, ha aceptado aquel regalo.

-Chiho-chan... ¿puedo hablar contigo? Por favor.

-No. -dice seria mientras carga un poco de agua en un vaso- Largo.

-Chiho-chan... P-porfavor-se acerca y la toma de la mano libre-

-No me toques. -le da una pequeña descarga para que la suelte pero eso no sucede-

-No voy a hacerlo, no voy a soltarte hasta que pueda hablar contigo -dice con decisión pero por dentro se encontraba muriéndose de los nervios, aguantando las descargas que la chica que le estaba dando-

Se miraron fijamente a los ojos y la joven frunció el ceño, soltando un suspiro frustrado con algo de enojo. Termino de beber su agua y se soltó del agarre del peli-verde para poder hacer una señal con la cabeza hacia el patio de las instalaciones.

Tal vez podría al menos tener una oportunidad de ganarse el perdón de la joven semidiosa.

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⚡Zeus Daugther⚡||BokunoHero||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora