Criada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega.
Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...
El cielo posee un color naranja, los pájaros se preparan para dormir y la brisa veraniega se hace presente. Los tres adultos más un niño esperan a los jóvenes postulantes a héroes; al parecer se habían pasado un poco con esa prueba.
Sus oídos captan el primer ruido de algo salir del bosque. Fijaron su vista y vieron a los alumnos uno a uno salir de entre los árboles y arbustos del lugar. Los maestros retrocedieron unos tres pasos al ver a un enorme zorro blanco con una mirada bicolor, teniendo en el hocico a la rubia, colgada del uniforme todo arañado y sucio. El animal abrió la boca, la joven cayó boca a bajo y el ser se sentó a su lado mientras que con la pata le da pequeños toques a la joven para que le haga caso. También aparecieron los demás seres, sorprendiendo más a las mujeres heroínas; la rubia se movió un poco, se hizo una pequeña herida en la mano y con pocas fuerzas dio el manotazo al suelo, generando el mismo portal grande por donde puedan caber los seres. Primero fue el monstruo de piedra, la neblina negra y roja, y el siguiente el hombre grande y musculoso con el bigote bien cuidado. Bakugou se acercó junto a Kaminari y Kirishima a su compañera, viendo en el acto como el enorme animal es consumido por unas llamas azules y revelan a la chica pelinegra de mirada bicolor. El cenizo quedó estático al momento de verla, ella le guiñó el ojo, se acercó al portal y saltó dentro de el, siendo cerrado por una casi inconsciente Chiho. Con ayuda del pelirrojo y del rubio, la joven fue puesta de pie, con la cabeza gacha y estómago rugiendo de hambre.
Se les fue anunciado de que adentro de las instalaciones donde se hospedarian, les esperaba un gran banquete pero que el día de mañana, serían ellos los que prepararan su cena. Rápidamente los alumnos fueron yendo, Kirishima y Kaminari alzaron a Chiho como si fuera una ofrenda de sacrificio y comenzaron a correr hacia el comedor del lugar, bastante hambre es lo que tienen, así que su emoción les da algo más de energía.
Aunque bueno, la joven rubia tiene un pie puesto en la tumba por lo cansada y hambrienta que se encontraba en ese instante.
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Despertó del todo cuando le pusieron un poco de carne en frente, provocando que su estómago rugiera con fuerza y su hábito de buena chica a la hora de comer con elegancia -cosa que su madre le enseñó- se fue a la basura, pues comenzó a comer grandes bocados al igual que su amigo pelirrojo, rubio y cenizo. Todos morían de hambre y poco les importaba como se veían comer, si parecían bestias o no, solo quieren saciar su tremenda hambre que tienen.
Cuando su estómago estuvo lleno, se estiró en su lugar, se relamió los labios y observó fijamente su plato vacío, concentrándose al parecer en algo. Un muy fuerte eructo se escuchó por todo el comedor, incluso Aizawa detuvo su andar para buscar a la persona tan maleducada en hacer aquello. Donde Bakugou, Kaminari, Kirishima y Chiho estaban, los tres muchachos miraban fijamente a la chica que se cubría la boca con ambas manos mientras tiene un pequeño sudor bajandole por la frente.
El segundo y tercer mencionado comenzaron a reír con fuerza de manera escandalosa, pues la rubia había eructado muy pero muy fuerte. El cenizo poco tiempo después se unió a la risa, pues la joven se sonrojó de vergüenza hasta por las orejas. ¿Que diría su madre ahora? ¿Que iba a decir si la hubiera escuchado? Lo más probable es que le hubiera dado un buen regaño o la hubiera perseguido con el cinturón o tal vez la haya perseguido con la chancla/zapatilla de su abuela.
