Las batallas restantes se dieron con éxito y la tercera ronda daba inicio. Chiho se mantenía sentada en su lugar, observando las peleas con las piernas cruzadas y los brazos apoyados por los braseros del asiento, mirando y analizando los movimientos de cada contrincante que se presenta. Sin darse cuenta, es observada por Bakugou, quien la mira fijamente al rostro, estudiandola. Había visto los movimientos de la chica en las dos batallas que le habían tocado a ella, pero había usado movimientos diferentes, estaba intrigado, pues no sabe que podrá ella utilizar en su contra.
-Chiho. -dice una voz autoritaria, provocando que la chica de un pequeño salto en su lugar-
-Papá. -se pone de pie rápidamente y observa al hombre-
-Ven conmigo. Necesito hablar contigo. -da media vuelta y camina saliendo del lugar-
La joven hizo una mueca, su padre estaba muy serio, no entendía el porqué de esa firmeza en la voz. Sin mirar a sus compañeros, salió a pasos rápidos para poder alcanzar al Dios en unos pasillos más adelante.
Cuando ambos se detuvieron, Zeus dio media vuelta, encarandola con una sonrisa en los labios.-Estoy muy orgulloso de ti, mi niña preciosa! -sonrie y pone ambas manos en los hombros de la chica- Estuviste fantástica allí afuera.
- Papá ? -ladea un poco la cabeza y sonrie levemente- mmh, gracias, supongo.
- Eres fuerte, hija mía. Los demás semidioses que compartieron contigo el campamento mestizo, deben estar muy orgullosos de saber que la flor del olimpo, ha florecido. -sonrie en grande- tu madre también está muy orgullosa, hasta me besó!! Y eso es maravilloso para mi-sonrie de manera enamorada y luego observa a su hija nuevamente- Gana este torneo, Chiho, y pon en alto nuevamente a los dioses olvidados por la raza humana.
-Pero, aún nadie sabe que soy una semidiosa, creo... -agacha la mirada y observa sus manos- ¿no me tendrán miedo como en el jardín de niños? Solo los maestros lo saben pero mis compañeros no, y tengo miedo de que al enterarse de lo que soy... me vean como un monstruo que puede que viva por años sin que la edad lo afecte.
-Chiho. -Zeus le toma de las manos y sonrie cálidamente- Ser un Dios o un semidiós, nos es algo fácil de sobrellevar. Algunos van a creerte, sí, otros tal vez no te crean, y tal vez, solo tal vez, te tengan miedo por tus poderes. Pero tus poderes no te hacen como ellos te ven, tú eres tú. Y eso nadie lo va a cambiar. Nadie sabe tu destino, ni siquiera Urano tiene una profecía correcta sobre lo que harás en un futuro. Es tu camino, tu senda, tu vida. Y no permitas que nada ni nadie te menosprecie por ser un semidiós o no. Todos alguna vez pasamos por esto y créeme, no es un camino fácil.
Los humanos...mmm neeehhh -balance su manos en un pequeño vaivén a los lados- son impredecibles cuando quieren, pero para ello debes estar preparada. Eres el orgullo de tu madre, y el mío, al igual que todos tus hermanos y hermanas. Ellos están felices de tener a una hermanita tan valiente -sonrie- Atenea principalmente. Pero tu no eres un monstruo y menos una villana, eres una joven adolescente que busca alcanzar el sueño de ser héroe y el pilar del mundo mortal. Y eso me llena de orgullo. Mantén en alto tu frente y demuéstrale al mundo, lo que una semidiosa puede hacer. -sonrie más y abre los brazos-Sus ojos comenzaron a cristalizarse, su corazón a latir con fuerza y un nudo en la garganta se formó, había escuchado lo que necesitaba. Sin dudarlo ni por un segundo, se acercó al Dios y lo abrazó con fuerza, agradeciéndole en pequeños susurros una y otra vez.
Su padre pudo haber sido un degenerado que se acostaba con cualquier cosa que se moviera, pero esta vez, había cambiado. Había dejado su pasado morboso para poder estar como verdadero padre esta vez. Pues además, el Dios Zeus se había y sigue enamorado de una mortal que lo mantiene a raya cuando quiere.
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⚡Zeus Daugther⚡||BokunoHero||
FanfictionCriada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega. Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...