⚡Zeus Daugther⚡||BokunoHero||

⚡58⚡

Momo quedó junto a la rubia por unos cuantos minutos, acariciándole suavemente la cabeza, mirándola dormitar. Su corazón cada día está más alegre, con cada buenos días por parte de la rubia hace que su día sea el mejor de todos.
No entiende como llegó a sentirse así por alguien de su mismo sexo, en un principio sentía atracción por Todoroki pero...luego su corazón se concentraron en su compañera, la que la defendió en el festival deportivo, la que la cubrió con la chaqueta y la que le extendió la mano cuando ya no se sentía segura.

-Chiho-chan... -le mira sonrojada y se acerca al rostro de la joven que dormitaba-

Con delicadeza, un beso fue depositado en la comisura de los labios de la semidiosa, que apenas al sentir aquello, se removió un poco y la vicepresidenta se alejó con una suave sonrisa. Se puso de pie y agarró la manta de la joven para cubrirla, la acomodó mejor sobre la almohada y miró una vez más la fotografía que estaba en la mesita de noche de la rubia. La mirada de ese chico plasmada en la fotografía le da muy mala espina, expresan astucia pero que esconde algo mucho más grande que solo aquello.

Sacudiendo su cabeza, abrió la puerta y se encontró con Cerbero, ella hizo una reverencia, haciendo que las tres cabezas se fijaran en ella para luego ingresar a la habitación, acomodándose al lado de la cama de Chiho.
Sonrió con suavidad y se fue cerrando con delicadeza la puerta, pues no quiere despertar a la joven. Apenas se fue, los ojos de Chiho se abrieron, se sonrojó y tocó la zona donde recibió el beso, sintiendo su corazón palpitar rápidamente.

-¿Por qué me siento ansiosa?... -se sienta-

-Tal vez porque al fin te estas dando cuenta de tus sentimientos.

Sonriendo suavemente, observó a la mujer que se encuentra apoyada por la pared, vistiendo una túnica griega color rosa claro, de escote V, luciendo sus sandalias doradas y brazaletes adornados con piedras preciosas. Cabellos rubios hasta por la cintura, recogidos con una brocha de oro, labios rojos cual la sangre y ojos verdes igual que la esmeralda.

-Hola Afrodita... -sonrie leve- ¿Que haces aquí?...

-Ya me cansé de esperar así que vine a poner una manito para que te des cuenta que a esa chica la traes loca, muere por ti, cariño~.

-¿Momo? No pue-

-No lo niegues, caramba. -suspira y se acerca para tomar asiento al borde de la cama- No seas tan terca como tu madre, ella es mi trabajo más difícil de hacer enamorar, demonios, hasta ahora me cuesta -rie leve al igual que la joven- Anda, solo fíjate bien, su reacción, su manera de mirarte y como sonríe cada vez que le hablas. Esta más que enamorada-sonrie- Solo dale una oportunidad al amor en tu corazón, y verás de lo que eres capaz de hacer.

Agacho la mirada y toco su pecho, en zona del corazón, ¿dejar entrar el amor en su corazón? Que sucede si pasa eso?. Miró una vez más a la diosa y esta le sonrió antes de desaparecer en un polvo dorado.
Suspirando se recostó nuevamente y se mantuvo mirando el techo por varios minutos.

-Amor...eh?...

La semana de castigo perteneciente a la semidiosa terminó y hoy por fin se uniría a su grupo nuevamente. Con mochila en mano, sonríe feliz hacia sus compañeros que con alegría la reciben alegres en el salón de clases.
El día de hoy era especial, pues tendrían un entrenamiento algo distinto. La puerta del salón se abrió y su maestro Aizawa se dejo ver.

-Todos sentados.

Rápidamente los alumnos fueron sentándose en sus respectivos lugares. Chiho sonrió con alegría al volver a estar en su lugar. No prestó mucha atención pues estaba en su mundo; para cuando se dio cuenta, tres alumnos extraños para ella estaban frente a toda la clase, presentándose. Uno de ellos lanzó una mirada que le hizo calar los huesos, recordando cuando su madre se quedaba quieta en un lugar analizando todo, sabiendo que algo estaba mal o estaba fuera de lugar. Y luego de eso debía correr por su vida siendo perseguida por una esfinge endemoniada con su madre montada, exigiendo su alma por haber roto o perdido lo que ella atesora como precioso, incluso un plato.

-Ne~ ne~, ¿tu eres la diosa?. ¿O la semidiosa? Buuhhh, no recuerdo. Pero para mí eres fantástica!

La voz de la chica desconocida la asustó un poco ¿cómo demonios había llegado tan rápido?. Parpadeó un poco y asintió con suavidad, haciendo que la chica chillara, tomándola de las manos.
El rubio que se presento como Togata Mirio observó como Shota tenía un aura roja y que si no controlaba la situación, lo haría él a la fuerza. Anunciando que vayan a cambiarse, la joven se puso de pie y salió detrás de sus compañeras para ir a los vestidores; parloteando entre ellas, Chiho se terminó de vestir y se sentó en una de las bancas, mirando a sus compañeras hablar. Su mente divaga en las palabras de Afrodita, sin poder evitarlo, observó a Momo, ¿realmente la subdelegada de su salón está enamorada?.

Que ella recuerde, no hizo nada para enamorar a Momo. De mientras tanto, la vicepresidenta estaba que entraba en pánico y el sonrojo que sus mejillas tienen no ayudan en nada, sentía la mirada azulada de Chiho sobre ella. ¿Tiene algo? ¿¡Ya le vino la regla?!. Disimuladamente se observó al espejo y respiró aliviada al ver que no era eso lo que pasaba, pero... ¿por qué la mira tanto? Será que...?!
Cubriéndose la cara con la manos, ocultando su sonrisa emocionada, ilusionada ahora, pensando que sus sentimientos están siendo correspondidos.

Vaya gran confusión.

Pero algo pasa... en el interior de la joven semidiosa.
En la oscuridad de su poder, unos ojos amarillentos -en un estado tranquilo-, observa lo que tiene en frente, sintiendo aborrecimiento. Poniéndose de pie, caminó entre la oscuridad, dejando que sus manos, con los dedos cubiertos con una especie de metal, muy parecido a unas garras se deslizaran por el muro de su "prisión", sacando un par de chispas.

- ¿El amor fortalece? Pfff-ríe mientras observa el corazón frente a ella, palpitante- El amor solo te debilita, te distrae de tus objetivos. -sonrie en grande y apoya sus garras por el corazón- Lo que falta es... un poco de odio a esto.

Dejando que esa oscuridad se expanda, dio media vuelta, elevó los brazos y con elegancia los fue bajando, dejando que la oscuridad del odio se expanda como raíces que van invadiendo un corazón puro.

-El amor solo nos hará daño~ -sonrie en grande- Con esto nos enfocaremos al 100%, Chiho...~