Criada y entrenada en un bosque a las afueras de la ciudad de Musutafu, hija mestiza de uno de los tres principales dioses de la mitología Griega.
Takahiro Chiho, una joven preciosa de cabellos dorados como el sol y ojos azules como el mar, guerrer...
Unos días se le fue dado a los alumnos para que descansen del festival deportivo. Aunque en la ciudad, en grandes pantallas se repetía una y otra vez las peleas importantes, la gente tenía aún la misma emoción que la primera vez cuando la vieron.
¿Y Chiho?
Pues, en el bosque donde ella vive, se mantiene en silencio, la cabaña también... ¿dónde están todos?, se preguntarán. Bueno, imagina esto. El bosque, silencioso, con varios pájaros revoloteando entre los árboles, mariposas alrededor de las flores y algunas abejas llevando polen. Pero esa paz se ve interrumpido por el grito de la rubia, corriendo de uno de los seres más poderosos de la mitología japonesa.
- ¡No me mate! ¡por favor! -corre la chica mientras observa a la ser mitológica que la persigue-
-A mí nadie me saca del mundo de los espíritus sin mi consentimiento. -habla seriamente mientras la persigue levitando a gran velocidad-
Sus padres, sentados bajo un árbol comiendo galletas y un poco de té, observan como su hija huye y esquiva los ataques de la ser que había invocado. Yumi mantuvo la mirada sobre la joven hasta que suspiró y sonrió antes de hablar.
- ¡Cariño! ¡Te dije que invocar a una zorro de nueve colas del mundo de los espíritus es un nivel muy avanzado! ¡En especial si es ella! ¡Es la indomable!
- ¡ESO NO ME LO DIJISTE MAMÁ!! SOLO ME DIJISTE QUE LO INTENTE!!! -lloriquea la chica mientras salta y esquiva los fuegos fatuos de la zorro- ¡¡Perdóname la vida!!
Estuvo por un buen rato siendo perseguida por la zorro hasta que de apuro, abrió nuevamente un portal y la ser cuando vio aquello, no dudó ni por un segundo volar alto, mirar el cielo y dejarse caer en picada, ingresando a portal junto cuando se cerró. Con las piernas temblando, se acercó a sus padres y cayó de rodillas, maldiciendo en cuán idioma supiera. Zeus observó a su hija y luego soltó una gran carcajada, nunca había visto a su hija correr tan rápido, ni siquiera en el festival deportivo corrió tan rápido.
-La próxima, las advertencias primero, la motivación después, mamá-se lanza al suelo extendiendo los brazos y mirando el cielo- extraño el campamento mestizo...
-Iras en el verano cariño -dice la mujer mientras se acerca y la ayuda a ponerse de pie- intenta invocar un hipocampo, son mansos y fáciles de domar. Pero eso si, debe ser en el agua.
-¿Alguna advertencia? -mira a su madre y está niega-
Ese día, solo dos monstruos mitológicos pudo invocar y domar, los otros 4 que había invocado, tuvieron intensiones extremas de matarla a toda costa. No iba a negar que se sentía bastante inútil pero su madre le dio a entender que no es fácil domar a criaturas mitológicas, incluso a la mujer le había costado muchísimo domar a los monstruos y dioses que tiene a su disposición. Aquello la ánimo y se puso de pie, prometiendo frente a sus padres, que tendría a todos los monstruos y dioses de la mitologías domadas.
No se iba a rendir tan fácil en su camino hacia el heroísmo y divinidad.
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