—¿Y bien? —dijo Hange emocionada.
—Me ha tocado a... Berthold.
El chico casi se atraganta al escuchar su nombre. Reiner rió y le dio una palmada en la espalda, animándole a levantarse.
Él no quiso, pero Reiner le llevó a la fuerza ante mí. Después nos guió al pequeño almacén donde habían acordado que encerrarían a las víctimas del juego.
Era demasiado pequeño y me giré al chico antes de entrar.
—¿Podrás caber?
—Bueno, agacha la cabeza, Berthold —dijo Reiner empujando a su amigo, haciendo que él me empujara hacia la pequeña habitación.
Como había predicho, su cabeza chocaba con el techo. Su cuello estaba doblado y, a pesar de la oscuridad, sabía que tenía una mueca de molestia.
—Siento que... haya salido mi nombre.
Miré confundida al pelinegro, que me miraba desde las alturas.
—¿Acaso no querías estar conmigo?
—¡Por supuesto que no! ¡Es decir, si quiero! Sólo que sé que prefieres a cualquier otra persona antes que a mí. Me enteré hace poco que te gusta alguien y...
—Oh... ¿sabes quién es?
Negó con la cabeza. Me pareció que, a pesar de su altura, era el ser más adorable.
—¿Quieres saberlo? Sólo necesito que te agaches un poco...
Seguramente con un sonrojo, se agachó aún más hasta que su cara quedó casi a mi altura. Acerqué mi boca al lado izquierdo de su cara. Mis labios rozaron su mejilla, haciendo que contuviera la respiración.
Luego rozaron su lóbulo y susurré lo más bajo posible.—Me gustas... Te quiero a ti...
De la sorpresa se enderezó y se golpeó contra el techo.
—¡Ah! —gimió de dolor.
Los demás debieron malinterpretar el grito y se rieron, formando un gran revuelo afuera.
—¿Estás bien? —dije preocupada, intentando llegar a su cabeza, pero mis manos solo llegaron a su cuello.
—Si... ¿en serio te gusto?
Acaricié su nuca y sonreí. Mis manos bajaron por su pecho y se quedaron ahí. Noté como subía y bajaba. Su corazón iba demasiado rápido.
Se acercó un poco a mí. Sus labios hicieron el mismo recorrido que los míos, acabando en mi oído izquierdo.
—¿Puedo besarte? —susurró suplicante.
Asentí llena de ternura. El más alto acunó mi cara en sus manos y me besó torpemente.
Con el tiempo ganó experiencia e introdujo su lengua en mi boca, provocando un suspiro de mi parte.
Agarró mi cintura y me cambió de posición, quedando yo de espaldas a la puerta. Él se sentó en una de las cajas, quedando así más cómodo y más accesible a mí, debido a la diferencia de altura. O eso creía yo.
Sus manos bajaron hasta mis piernas y me acercó a él. Subió una de mis rodillas a la caja, quedando su rodilla cerca de mi... Mierda, me había rozando justo en el punto exacto.
—Berthold...
Al parecer, haber reconocido mis sentimientos había hecho que se despertara su deseo. Bajó sus besos por mi cuello, dejando un pequeño rastro de saliva.
Agarré el cuello de su camisa cuando comenzó a morder justo en mi clavícula.
—Aa-aaah...
Pasó su brazo por mi espalda y su mano libre acarició mi mejilla. Flexionó el brazo para acercarme más a él, provocando que me sentara sobre su pierna. Gemí al sentir la presión en mi clítoris.
Una de mis manos se posó en su pecho y bajó por su abdomen hasta llegar a sus pantalones. No hizo falta que la moviera para saber qué tenía una erección. Gruñó sobre mi piel y se separó, dejando un hilo de saliva entre mi cuello y sus labios.
Al besarle de nuevo sentí sus labios mucho más calientes, además de sus mejillas, que ardían.
Gracias a que se separó para respirar, pude recuperar el aliento y calmarme un poco. Mis hormonas se habían disparado.
—Yo... Lo siento, me dejé llevar demasiado, ¿verdad?
—No te preocupes —carraspeé al notar que mi voz se parecía más a un gemido—. Me ha gustado, mucho.
Escuchamos unos pasos que se aproximaban y me levanté lo más rápido que pude.
Berthold se levantó también, pero se golpeó con el techo de nuevo, exclamando fuertemente.
Arreglé mi camiseta, pero fue demasiado tarde. Reiner y Connie abrieron la puerta con cuidado, alzando la voz por si estábamos en una situación comprometedora.—¡Chicos, poneos la ropa!
—¡Ya han pasado los siete minutos! —canturreó el rubio.
Miraron dentro de la pequeña habitación y se rieron.
Suponía que teníamos una pinta vergonzosa después de tantas cosas...Reiner y Connie se alejaron riendo, apoyados en el hombro del contrario.
Cuando di un paso, me agarró del brazo, haciendo que parara.—Sígueme.
Salió primero y miró hacia el grupo, que no nos prestó atención.
Me llevó de la mano hasta la parte de atrás de las cabañas y me besó de nuevo, suspirando y relajándose por el contacto con mis labios.Volvió a caminar, esta vez me llevó al pequeño lago que había junto a las cabañas. Nos adentramos en el bosque de al lado y me agarró las piernas, salté y abracé su torso con ellas.
Se sentó en el suelo y me tumbó bajo él. Tras unos minutos se tumbó a mi lado y miramos las estrellas, pasando un buen rato.
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•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shots
Fanfiction•••Female reader••• One shots de este maravilloso anime✨ Algunos one shots pueden tener contenido adulto, estos los indicaré con este emoji🔥 y daré un aviso al principio, para aquellas personas que no quieran leer ese contenido. En los One Shots de...