•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shots

𝑪𝒐𝒏𝒏𝒊𝒆 𝑺𝒑𝒓𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓 🔥

ESTE ONE SHOT CONTIENE SMUT (sexo explícito), SI NO TE GUSTA ESE TIPO DE CONTENIDO, NO ESTÁS OBLIGAD@ A LEERLO.

—Creo que es hora de irse a la cama —dijo Jean, bostezando.

Miré nerviosa a mi novio y él me miró de vuelta.

—Supongo... Ha sido una gran fiesta, gracias —dije sonriendo.

Hoy era mi cumpleaños y al fin tenía 18 años.
Mis amigos me habían preparado una fiesta sorpresa, aunque no muy escandalosa, ya que el Capitán Levi no lo aprobaría.

Nuestros amigos se fueron poco a poco a sus habitaciones, Connie y yo nos dirigimos a su habitación, que era la que más lejos estaba de las demás.

Hoy era el día.
Hace unos meses, hablamos sobre la posibilidad de perder nuestra virginidad juntos cuando ambos tuviéramos 18 años. 

—Ya verás, te dejaré las piernas temblando —dijo mordiendo su labio antes de reírse.

—Espero que tengas buena resistencia, porque no te dejaré descansar ni un minuto —dije mordiendo mi labio con una sonrisa—. ¿Sabes? El arnés del equipo no solo sirve para...

—¡Chicos, vuelvan al trabajo! —gritó Jean desde la distancia.

Nos dirigimos hacia él, aunque me atrasé un poco y palmeé una de las nalgas de mi novio, provocándole una sonrisa. Corrió detrás de mí para devolvérmela.

Ahora estábamos sentados en la cama, uno junto al otro. Éramos unos principiantes y por muchas bromas que hiciéramos, no sabíamos cómo empezar.

—Está muy bonita la noche, ¿no?

—¿Deberíamos... empezar a quitarnos la ropa? —pregunté nerviosa.

—Si quieres te la quito yo —bromeó y se rió nervioso.

Aún así no hizo nada. Sus manos estaban en sus rodillas y movía sus dedos, nervioso.

—Podemos dejarlo para otro día...

—No, dijimos de hacerlo hoy —dijo decidido—. ¿Acaso tú no quieres?

—¡Claro que quiero!

Ese fue el empujón de confianza que le faltaba al chico para lanzarse a mis labios.
Los besó algo más rudo que otra veces, pasando su lengua por ellos se hizo camino dentro de mi boca.

Me cambié de posición, quedando de rodillas en el centro de la cama. Él estaba sentado frente a mí, con las piernas estiradas a cada lado de mi cuerpo.

Sus manos acariciaron mi cintura por debajo de la camiseta. A pesar de ser una soldado, no tenía unos músculos tan definidos como los demás, aunque Connie me ayudaba con ese pequeño complejo y dejé de preocuparme cuando me dijo que le gustaba mi cuerpo tal y como era.

Deslizó sus manos más arriba, acariciando mis pechos. Esto me sorprendió un poco, nunca me había tocado así.
Nuestra experiencia se basaba en roces por encima de la ropa.

Se deshizo de mi camiseta y yo abracé mi cuerpo tímidamente.

—Eres preciosa —dijo antes de besarme suavemente.

Acaricié su corto pelo y lo acerqué a mí. 
Sus manos intentaron quitar mi sujetador, pero le ayudé al notar que le costaba.

—¿Por qué parece tan fácil? —dijo con una sonrisa cuando se separó del beso.

Se separó un poco más y admiró mis pechos, sus manos se movieron como amago de tocarlos, pero se sonrojó y subió la mirada.

—Lindos... ojos —dijo después de carraspear.

Reí y él estalló en risas. 
No pudimos parar de reír en un buen rato. Nos habíamos quedado tumbados en la cama, agarrando nuestro estómago mientras reíamos.

Una risa nerviosa comenzó a alargar el momento.
Nos quedamos en silencio y no supe qué decir.

Connie se acercó y apoyó su barbilla en mi cadera, sin hacerme daño, para verme con una sonrisa.

Besó las pequeñas marcas de mi abdomen y comenzó a repartir sus besos.
Frunció su ceño cuando vio una pequeña cicatriz.

—¿Y esto?

—Cuando era pequeña era muy revoltosa y siempre me hacía heridas.

—¡¿Por qué no sabía eso de tu pasado?! —dijo comenzando a reír.

Seguí riendo y comenzó a hacerme cosquillas

—¡Contesta, [Tn]! —dijo riendo.

Paró de hacerme cosquillas y comenzó a repartir besos por mi cicatriz.

—Sigues siendo hermosa —dijo, provocándome una sonrisa.

Sus besos subieron por mi abdomen y terminaron en mi cuello. 

Se posicionó encima de mí y noté un pequeño bulto bajo su pantalón, que con el roce fue creciendo, llegando un tamaño considerable.

Su camiseta voló por la habitación cuando se la quitó y pasé mis manos por su abdomen, provocando un suspiro de su parte.

Llevé mis manos algo temblorosas al cierre de su pantalón.

Se le escapó una pequeña risita cuando bajé sus pantalones.
Su erección se notaba tras la ropa interior y la toqué un poco.

Ladeó su cabeza y gimió contra mi cuello.

—Te gusta, ¿eh?

Él rió y besó mi cuello, dejando unos pequeños mordiscos que seguro que dejarían marca.

Su pantalón y ropa interior quedaron en sus rodillas mientras me quitaba lo poco que tenía de ropa.
Pasó sus manos lentamente por mi piel, haciendo que se erizara.

Se deshizo de su ropa y aprovechó para retroceder y que su cara quedase cerca de mi entrepierna.

—Sabes dónde está el clítoris, ¿verdad? —bromeé.

—Claro que si —bromeó. O eso creía yo, ya que comenzó a besar y succionarlo, haciéndome gemir.

Sonrió y acercó su mano a mi entrada.

Primero comenzó con un dedo, luego metió dos y me sentí algo extraña.
Cuando metió el tercero mi vista se nubló.

—¿Quieres parar?

Negué y moví mis caderas para acostumbrarme a la invasión.
Cuando comencé a sentir placer, volvió a estar sobre mí.

Sus piernas abrieron las mías y se puso entre ellas.

—¿Hay que estirar o algo antes de empezar? —bromeó riendo.

Iba a contestarle cuando comencé a notar como entraba en mí.
Ahogué un gruñido contra su hombro y él apretó su mano, atrapando la sábana entre sus dedos.

—Avísame cuando pueda seguir —dijo en un susurro.

Gruñó cuando moví un poco mis caderas como señal para comenzar su vaivén.

Nuestros movimientos eran torpes, no estábamos acostumbrados a ellos.
Además, la resistencia no jugaba de nuestra parte, por lo que nos corrimos en pocos minutos.

Quedamos tumbados sobre la cama, con la respiración acelerada y gotas de sudor sobre nuestros cuerpos.

Connie estaba bocabajo, pero giró su cabeza para verme.
Comenzó a reír y me pegó la risa.

—Te amo —dijo antes de dejar un suave beso en mis labios.

—Yo también te amo —dije con una sonrisa sincera.