∆Levi Ackerman∆

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—¿Y bien? —dijo Hange emocionada.

—Me ha tocado a...

Ni siquiera pude pronunciar su nombre. Mi voz tembló cuando Hange arrancó el papel de mis manos.

—¡Levi! ¡Ven aquí, enano!

El nombrado estaba junto a Erwin, tomando una taza de té.
Se sorprendió al oír su nombre y se vio un poco molesto por el mote.

—Ni hablar, dije que no jugaría a ese estúpido juego.

Erwin le echó una mirada y a los pocos segundos, el azabache se levantó rodando los ojos.

—Está bien —dijo molesto dirigiéndose hacia mí. Su expresión cambió rápidamente al verme—. Va-vamos, mocosa.

Me sorprendió bastante su expresión y su tartamudeo. Nunca se había comportado así.

Hange nos llevó hasta el almacén de equipamiento junto a las cabañas de los cadetes de la instrucción.
Era una habitación muy pequeña, con una caja grande que disminuía el espacio.

La morena me empujó hacia el interior, haciendo que chocara con la caja y me doblara de dolor. Escuché como Levi se quejaba cuando le empujó también.

Sentí el fuerte impacto de sus caderas contra mí. Hange rió y cerró la puerta, oscureciendo el lugar.

—La voy a matar, maldita loca...

Me incorporé y me di la vuelta para quedar frente a él.

—N-ni se te ocurra hacer nada, odio este estúpido juego —dijo intentando sonar autoritario, pero su voz tembló.

Se me hizo bastante raro escucharle así.
Le conocía desde que entró en el cuerpo, yo fui uno de los soldados que le trajeron de la ciudad subterránea.

Nunca le había visto así de nervioso con alguien, aunque alguna vez había tartamudeado cuando nos quedamos a solas. Ese hecho me había creado ilusiones de que el soldado más fuerte de la humanidad sentía algo por mí.

Él estaba bastante incómodo por la cercanía de nuestros cuerpos. A él no le gustaba el contacto físico.

 —Tsk, esto está asqueroso, ¿acaso no limpian aquí? —dijo intentando desviar el tema.

Una de mis manos se acercó a la suya, buscando su contacto. Apenas rocé sus dedos cuando la apartó bruscamente.

—¿Q-qué haces? Te dije que no haremos nada en este maldito almacén.

—Lo siento, Levi. Solo quería...

—Sigue, ¿qué mierda querías exactamente? —dijo a la defensiva al ver que no contestaba tras unos segundos.

Me encogí en mi sitio y cerré los ojos. Ya no había vuelta atrás.

—He notado que te pones nervioso cuando estamos juntos, he pensado que... puede que yo te guste.

—¿D-de qué hablas? Tus sentimientos no te dejan ver la realidad —contestó nervioso.

Se dio la vuelta y se dispuso a abrir la puerta para irse. Empujó la puerta para abrirla, pero estaba atorada.

—¡¿Qué diablos le pasa a esta cosa?! Seguro que Hange la habrá cerrado desde fuera. ¡Sácame de aquí, cuatro ojos!

—Levi, cálmate. Siento haber sacado el tema.

—No... no lo entiendes. Por mucho que te quiera, no puedo hacerlo. El miedo de perder a más personas en mi vida... No podría s-soportar otra muerte sobre mis hombros.

Contuve la respiración y le miré fijamente con la boca abierta.

—¿Has dicho que...?

—Joder... No soy bueno expresando lo que siento, así que no me hagas repetirlo. Y ya te he dicho que no puedo...

—Levi, solo por un momento, deja de pensar tanto en el futuro.

—¡No puedo evitarlo! ¿Sabes cuántas veces he tenido que soportar la muerte de alguien querido? ¡N-no sabes lo que duele! Incluso sé que algún día ellos me dejarán... Erwin, Hange... Todos acabarán muertos. Sólo quiero que las muertes paren —su voz se quebró al final.

—Sinceramente, comprendo tu situación. Y respetaré tu decisión porque te quiero. Al menos, si muero sabré que he podido decirte lo que siento.

Esas palabras le llegaron fondo. Removió algo dentro de él para que su cuerpo de moviera independientemente y me abrazara.

Me quedé quieta mientras el pequeño hombre que me abrazaba, apoyando su cabeza en mi hombro y elevando su cuerpo al ponerse de puntillas.

—Tienes razón, yo... sé que pronto moriremos todos. Lo único que deseo es no arrepentirme de nada, y si decido no pasar el resto de mi vida junto a ti... será el mayor error que cometí en mi vida.

Su voz sonaba como un susurro. Respiró calmadamente mientras su mano se encontró con la mía.

Pasaron unos segundos hasta que se separó y se apoyó en la puerta, cruzando los brazos.

—Siento haberte gritado.

—No pasa nada —dije, pensando que era muy lindo—. Y ahora... ¿qué somos?

—No entiendo una mierda de relaciones, así que no me preguntes.

Sonreí y apoyé mi trasero en la caja que había detrás de mí.

—¿Quieres ser mi novio?

—Si insistes —sonrió de lado.

Se escuchó unos gritos fuera y escuchamos.

—¡Suéltame, Erwin! ¡No pienso abrir la puerta, el enano me va a matar! —gritó Hange.

Supuse que el Comandante traía a la Mayor para que nos liberara de aquel almacén.

—Tú le hiciste enfadar, no debiste atorar la puerta.

A los pocos segundos apareció la morena, con cara inocente, y el rubio a su lado. Este sonreía un poco, mirando a Levi.

—Cuatro ojos...

Levi sonó bastante siniestro, incluso yo me asusté.
Unos segundos después, el Capitán perseguía a la chica por el lugar.

Erwin se acercó a mí.

—¿Qué tal ha ido? ¿Te ha dicho que te quiere?

—Si, la situación ha sido un poco dramática, pero le he pedido salir y ha aceptado —sonreí.

Aquel hombre era como un padre para mí.
Finalmente, Levi alcanzó a su amiga y volvieron al grupo, ella estaba algo golpeada.

El juego siguió, pero yo me divertía con los amigos. Hablaba sobre cualquier cosa o simplemente disfrutábamos del silencio.

No hice contacto con Levi, ya que sería algo incómodo. Decidí darle un abrazo cuando no hubiera nadie más, y así lo hice.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora