∆Reiner Braun∆

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—¿Y bien? —dijo Hange emocionada.

—Me ha tocado a... Reiner.

El rubio estaba de pie, a mi espalda. Me giré y le vi sorprendido al escuchar su nombre. Pasó una mano por su nuca, nervioso, mirando a su alrededor.

—Supongo que debemos...

Me tendió la mano y me acompañó al pequeño almacén donde Hange nos llevaba.
Al echar un vistazo rápido, supe que estaríamos demasiado apretados. Con la  complexión del rubio no podríamos movernos mucho.

—Volveré en siete minutos —canturreó Hange antes de irse, cerrando la puerta.

Nos quedamos unos segundos en silencio.
Realmente no sabía qué hacer, tenía la boca seca y un revoloteo en mi estómago.
Siempre me pasaba eso cuando estaba cerca de Reiner. No importaba si estábamos en el entrenamiento, el comedor o incluso en alguna hora libre del día, siempre me sentía así cuando estaba a mi alrededor. Joder, estaba realmente enamorada.

Reiner había sido uno de los que propusieron el juego, aunque se veía demasiado tímido en esta situación. Sus dedos jugueteaban con el borde de su camiseta mientras miraba a otra dirección. Intenté ver su rostro, pero debido a la oscuridad no pude verle bien.

—¿Estás bien? —pregunté finalmente.

—¿Ah? S-si —contestó nervioso.

Parecía que estaba sumergido en sus propios pensamientos, así que si quería dar un paso, debía ser ahora. Acerqué mi mano su brazo y subí lentamente, notando sus fuertes músculos tensarse bajo mi tacto.

Mi mano quedó en su nuca y me acerqué pegando mi cara en su pecho, que bajaba y subía por su respiración, escuchaba los latidos acelerados de su corazón.

—¿[Tn]?

Sus dedos levantaron mi mentón y le miré. Su mirada se centró en mis labios. A pesar de la diferencia de altura, sus labios estaban peligrosamente cerca de los míos.

Sin embargo, ladeó su cabeza y la apoyó en mi hombro, agachándose un poco, respirando tranquilamente.

—No creía que...

No siguió la frase, solo movió su cabeza y la escondió en mi cuello, rozando mi piel con su nariz.

—No creía que podría pasar estos minutos contigo. Principalmente quise jugar para esto, pero me convencí de que no pasaría. Ahora, míranos...

—¿Querías estar conmigo... a solas?

—Desde el día que me ayudaste en las prácticas. Casi caigo del árbol y tú... me salvaste con una sonrisa. Desde ese día, supe que... me gustabas y que algún día nos casaremos.

Reí y le abracé.

—¿Te vale si empezamos a salir primero?

—Perfecto —rió.

Alcé mi cabeza y volví a mirarle. Incluso en la oscuridad pude ver sus ojos, mirándome con atención.

—Quiero que sepas que... no tengo experiencia en relaciones y...

—Está bien —respondí tranquila—. Yo tampoco, pero podemos aprender... juntos.

Nuestros rostros se habían acercado poco a poco y ahora nuestras narices se rozaban. Me quise lanzar, pero algo me lo impedía.

—¿Puedo besarte... en los labios? —jadeó con dificultad.

Sonreí con ternura y posé una mano en su mejilla para acercar su rostro. Suspiré antes de unir nuestros labios suavemente.

Fue un beso delicado, pero después se volvió rudo y necesitado.

Agarré su nuca y lo empujé hacia adelante, profundizando el beso.
Me acorraló contra la pared, con una de sus manos junto a mi cabeza y la otra sujetando mi cintura.

—Reiner —suspiré cuando comenzó a besar mi cuello.

Se apartó y chocó contra la pared contraria.

—Yo... lo siento. Me he dejado lle...

No pudo continuar ya que mis labios volvían a estar contra los suyos.
Me puse de puntillas y apoyé mis manos a cada lado de su cabeza.

Sus manos volvieron a mi cintura y me sujetó fuerte. Pasé mis brazos por su nuca y di un pequeño salto, enroscando mis piernas alrededor de su torso.

Volvió a retenerme contra la pared, apoyándome ahí y poniendo una de sus manos en mi nuca para besarme.

Me separé para respirar y miré al techo, llenando mis pulmones de aire.
Él apoyó su cabeza en mi hombro y ensanchó su pecho para coger más aire.

Aflojé un poco mi agarre y casi caigo, de no ser porque Reiner puso una de sus rodillas contra la pared, lo malo de esa rápida respuesta fue que presionó mi entrepierna, haciendo salir un gemido de mi garganta.

—Lo siento —dijo con las mejillas sonrojadas.

—Está bien...

Volví a pasar mis brazos por su nuca y subí un poco, evitando el roce.

Pasó sus brazos por mi cintura y me separó de la pared, se inclinó un poco y solté el agarre de mis piernas, volviendo a estar sobre el suelo.

—Pronto vendrán por nosotros...

—Si —suspiró él—, ¿puedo besarte una vez más?

Me acerqué a él y le besé lentamente. La luz volvió a la habitación cuando se abrió la puerta. Jean estaba en la puerta con una sonrisa.

—¿Interrumpo algo?

—Idiota —dije empujándolo un poco mientras salía, llevando a Reiner de la mano.

Nos sentamos juntos de la mano. Él se levantaba de vez en cuando para animar guiar a los más tímidos, pero siempre volvía a mi lado y besaba el dorso de mi mano al tomarla.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora