𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓

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—No es muy inteligente de tu parte, Galliard —dije al ver como Porco molestaba a Annie.

Esta agarró la muñeca del chico y en unos segundos ya se encontraba en el suelo.

—Te lo dije.

La rubia se alejó, dejando al chico en el suelo.
El resto de candidatos a guerreros se fueron, pero yo me quedé allí.

—Eres idiota —dije tendiéndole la mano

Se levantó y corrió detrás de los demás.
Yo me fui en la dirección contraria.

Me dirigía al despacho de mi padre, aunque tardé en llegar ya que algunos soldados me saludaban.

La hija de Magath era muy conocida, así que no pude librarme.

—Hola, papá —dije entrando al despacho.

Me senté en una de las sillas frente a su escritorio y moví mis pies, que apenas llegaban al suelo.

—¿Sigues juntándote con los eldianos?

—Si... son mis amigos. Algún día lucharé junto a ellos.

—[Tn]... ya lo hablamos. Cuando llegue a ser General, te conseguiré un puesto en...

—¡Yo quiero ser soldado! Quiero servir a mi país, ¿no es ese el objetivo?

—Ya entrarás en razón...

Me marché furiosa y me escondí en uno de los pasillos que había en el cuartel.

Estuve tranquila hasta que apareció una pequeña niña.

—[Tn]...

Levanté la mirada y la vi de cerca, era Pieck.

—¿Estás bien?

—Mi padre no me deja ser soldado —dije escondiendo de nuevo mi cabeza.

—Pero... tú tienes que ser soldado. Me prometiste que lucharíamos juntas.

Alcé de nuevo la vista y cogí su mano.

—Te aseguro que lo haremos.

Sonreímos y ella me arrastró hasta el exterior, donde nos reunimos con el resto de candidatos.

Pasaron unos años y ella consiguió uno de los titanes, mientras que yo no pude conseguir mi objetivo.
Podía ir al campo de batalla, pero solo para marcar las estrategias que seguiría el ejército.

—Nos vemos luego —dijo la voz grave del Titán de Carga antes de irse.

Miré la escena desde lejos y me volteé para ver a mi padre. Él estaba ocupado hablando con otros altos cargos, por lo que cogí un casco y salí de la pequeña tienda que nos ocultaba.

Caminé por las trincheras hasta llegar a primera línea.
Cogí un arma y me dispuse a defender el frente cuando una explosión removió la tierra cercana.

Al mirar en esa dirección, vi a algunos compañeros y salí para ayudarles.

—¡[Tn]! ¡No vayas! —me advirtió mi padre, pero yo ya me dirigía a los eldianos.

Agarré la manga de la chaqueta y tiré de él para ponerle a salvo.

Algunos soldados de la trinchera le ayudaron a bajar y yo volví para poner a salvo a más compañeros.

—Tu padre me ha dicho que... ¡[Tn]! —gritó Colt, que se acercaba a mí, cuando una bomba cayó a mi lado.

La explosión causó que cayera al suelo, unos metros más alejada de donde estaba.
Un pitido me recorrió la cabeza y miré al cielo, aturdida.

Noté que alguien me arrastraba y me incorporé, viendo a Colt. Movía su boca, seguramente me estaba hablando, pero solo escuchaba un pitido muy fuerte.

Me desmayé y lo siguiente que supe era que estaba en una habitación del hospital.

Me incorporé en la cama y miré. A mi alrededor. Solo estaba mi padre, sentado en una silla junto a la cama.

—Por fin despertaste —sonrió.

—¿No estás... enfadado? —pregunté asustada.

—Sobre todo, preocupado. ¿Cómo te encuentras?

—Un poco mareada, pero bien.

Tras unos minutos, llegaron mis amigos, bastante preocupados de mi salud.
Mi padre nos dejó a solas.

—Te ves horrible —dijo Porco.

—Tú también —bromeé.

Pieck se sentó en los pies de la cama y se tumbó sobre mis piernas, como si fuera un perro.

—Nos habías asustado mucho —dijo Colt.

—¿Estás mejor? —dijo Reiner asustado.

Contesté a las preguntas que me hacían y se fueron cuando oscureció.
Aunque cierta pelinegra se quedó conmigo.

—No me pienso ir, podrías desmayarte de nuevo... Es peligroso.

Me eché hacia un lado y se tumbó a mi lado en la cama.
Abrazó mi torso suavemente y cerré los ojos.

—Al final has cumplido tu sueño.

—Si, pero me han bombardeado en menos de dos minutos —reí.

Suspiré y sentí que sus dedos se movían, haciendo figuras en mi espalda.

—Estás muy callada, ¿pasa algo? —pregunté.

—Solo pienso en cuándo podremos estar así frente a los demás.

Me aparté un poco y la miré.

—Ya te dije que se lo diremos, pero ahora...

—Son como nuestra familia, aceptarán que estemos juntas.

Volví a acercarme a ella y escondí mi cabeza en su cuello. Besó la parte superior de mi cabeza y seguimos abrazadas hasta que amaneció.

Me desperté por algunos besos sobre mi rostro.

—Buenos días, princesa —dijo la pelinegra besando mis labios.

La puerta se abrió y entraron nuestros amigos.

—Nosotras... solo estábamos...

—No hace falta que te molestes, sabemos que estáis saliendo —dijo Porco, bastante directo.

Los miré mientras se repartían por la habitación, sentándose o apoyándose en alguna mesa.

—¿Lo... sabéis?

—Era obvio, [Tn] —dijo Colt.

—A nosotros nos parece perfecto —afirmó Reiner.

Miré a Pieck y sonreímos.

Unas horas después, pude salir del hospital.
Ahora que podíamos ser nosotras mismas frente a todos, nuestra relación mejoró aún más.

Al fin y al cabo, siempre seríamos ella y yo.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora