—Buen viaje, señor Zeke —se despidieron los chicos.
El rubio sonrió y ladeó un poco la cabeza, provocando que sus gafas reflejarán el sol y apenas se vieran sus ojos.
—Buena suerte, chicos —dijo Porco, mirando a su amiga y al rubio.
—No la necesitan, nadie puede con dos de nuestros mejores soldados.
Los presentes sonrieron, de acuerdo con lo que dije.
Vimos como el buque se alejaba con nuestros amigos y demás soldados para apoyar a los otros titanes cambiantes que se encontraban en Paradis.
—No querría estar en su lugar. Esa isla está llena de demonios.
Me quedé callada para no decir algo indebido.
Mis ideas eran diferentes a las de mis compatriotas.Era cierto que los antepasados de los eldianos de la isla abandonaron a su suerte a los nuestros. Pero los actuales habitantes no tenían ninguna culpa.
Además, no me gustaba esa palabra. Solo nos denominaban así por tener la capacidad de convertirnos en titán por nuestra sangre.
Cuando llegamos a las puertas del cuartel, di una palmada para interrumpir su conversación.
—Bien, ¿quién quiere entrenar?
Los pequeños se mostraron indiferentes, aunque cierta morena sonrió ampliamente.
Los tonos rosados del cielo fueron cambiando a un claro azul.
Durante todo el día, los candidatos a guerreros entrenamos, pero solo evaluaban a los más jóvenes.
Colt y yo ya teníamos titanes asignados. Él heredaría el Titán Bestia y yo el Titán de Carga.Cuando comenzó a oscurecer, nos marchamos a casa.
De camino a Liberio, acompañé a los jóvenes mientras hablaba con ellos.
Porco y Colt se quedaron un poco más atrás, hablando de quién sabe qué.Fuimos dejando a los chicos en sus casas y solo nos quedamos Porco y yo.
Caminamos sin prisa por las calles de Liberio, sintiéndonos más protegidos que fuera de él.
—No sé tú, pero no estoy para nada cansada —dije dando unos saltos para adelantarme y dar un par de vueltas sobre mis talones.
—Pero hemos entrenado todo el día, [Tn].
—No ha sido para nada intenso, sigo con energía.
Caminamos un poco más en silencio. Después de unos minutos, miró al suelo algo sonrojado.
—¿Te apetece ir a un sitio?
—Claro, vamos —dije agarrando su mano y corriendo. Inmediatamente paré—. Será mejor que vayas delante, porque no sé dónde vamos.
Reímos y él nos guió por las calles con un destino claro.
—Oi, ¿e-esta no es tu casa?
—Si, quiero que vengas conmigo. Sígueme, por favor —dijo directo.
En vez de entrar en el edificio, se dirigió a uno de los laterales de la casa. Allí había unas escaleras que llevaban a una gran azotea casi vacía.
Se sentó en el borde, con los pies colgando y agarró una botella que había a su lado. Me la tendió y él cogió otra. Me senté a su lado y miré al frente, admirando las vistas.
El sol estaba a punto de esconderse, por lo que el cielo tenía unos colores muy bonitos.
—¿Para qué querías subir aquí? —dije antes de dar un sorbo a la bebida.
—Quería hablar... yo tampoco estoy cansado.
Hubo un momento de silencio.
—¿Y bien? ¿De qué quieres hablar?
Incluso yo me sorprendí por mi valentía.
Podría ser una gran soldado en el campo de batalla, pero en temas sentimentales no era la indicada; y algo me decía que nuestra conversación se basaría en eso mismo.—En unos años, yo...
No siguió hablando, solo miró al frente, dejándome ver solo su perfil.
—¿Tienes miedo de morir?
Se sorprendió por mi pregunta, me miró unos segundos. Luego bebió un poco y miró al frete de nuevo.
—No del todo. Tengo miedo de lo que dejo atrás.
Unos segundos más de silencio.
Una brisa pasó entre nosotros, haciendo notar el aire frío de la noche.
—¿Debería tener miedo de que alguien vea mis recuerdos? —dijo para cambiar de tema.
—No lo sé, podrán ver todo lo que hiciste —reí—. Por cierto, nunca te pregunté. ¿Qué recuerdos obtuviste de esa chica?
Suspiró y desvió la mirada. No había tenido en cuenta que tuvo que ver cómo se comía a su hermano.
—Sobre todo recuerdos de cuando era un titán puro. Pero hay una chica que siempre está en sus recuerdos. Es bajita y rubia y siempre le sonreía. Creo que le gustaba o algo.
Él sonrió, sabiendo que algún día ellas podrían encontrarse.
Hablamos un par de minutos más, pero el silencio se apoderó de nuevo de la situación.—Ahora en serio, ¿por qué me has traído aquí? —dije después de un tiempo—. No creo que solo sea para hablar de los recuerdos de esa chica.
—Bueno —suspiró—. Ver cómo ella escribía una carta para despedirse de la persona que amaba... me ha dado qué pensar.
Esperé unos segundos para que siguiera hablando. Lo hizo, algo más nervioso.
—No quiero que eso me ocurra. Quiero confesarme antes de... morir.
—Puedes decirme a quién amas, no se lo diré a nadie —dije sincera.
—Es una chica con la que paso mucho tiempo...
—¿Pieck?
Él negó y me miró, esperando una respuesta.
Alcé la mano y me señalé, con algo de sorpresa.—Si, eres tú.
—¿Justo tenías que confesarte ahora, idiota? —dije sonrojada.
—¿Prefieres que lo hubiera hecho el día antes de que uno de los chicos herede mi titán?
Bajé mi vista para ocultar mi sonrojo, pero mi cuerpo se movió por sí solo y agarró una de sus manos.
Le miré unos segundos, viendo una enorme sonrisa y sus ojos brillantes.
—Me vuelves loco —dijo, haciéndome sonrojar aún más.
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•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shots
Fanfic•••Female reader••• One shots de este maravilloso anime✨ Algunos one shots pueden tener contenido adulto, estos los indicaré con este emoji🔥 y daré un aviso al principio, para aquellas personas que no quieran leer ese contenido. En los One Shots de...