—No puede ser —susurré.
El chico frente a mí sonrió ampliamente y dejó su botella en el suelo. Porco caminó hasta mí y me levantó, cargándome en su hombro.
—¡No te atrevas a ponerle un dedo encima a mi hermana! —gritó Reiner, quien intentó levantarse, pero debido al alcohol se tambaleó.
—¡Bájame, estúpido! —grité golpeando su espalda mientras escuchaba algunas risas.
Me dejó en el suelo y entró en la habitación donde se acordó pasar aquellos infernales minutos.
—Vamos —dijo desde la oscuridad casi total de a habitación—, no muerdo, a no ser que quieras...
—Te odio —dije entrando y cerrando la puerta tras de mí.
Era inevitable que nuestros cuerpos rozaran, el espacio era muy reducido y además, Porco se movía a propósito.
—Para ya, eres insufrible.
—Estás loca por mí —susurró a mi oído.
—¡Déjame en paz! —dije nerviosa.
Intenté alejarme de él, pero choqué con la pared. Él rió y se apoyó en la pared contraria, metiendo las manos en sus bolsillos.
Siempre le gustaba molestarme de esa manera. Desde que éramos niños.
Yo también fui una candidata a guerrera, pero no conseguí ningún titán, al igual que él, por lo que tuve que aguantarle mientras su hermano, el mío y los otros dos guerreros iban a Paradis.
Fue muy duro consigo mismo al no conseguir ser uno de esos guerreros. Realmente le afectó y yo le ayudé a superarlo, pero conforme crecíamos, su actitud cambió.
Comenzó a molestarme más e intentar hacer contacto físico. A mi no me molestaba, ya que nos abrazábamos a menudo, pero a veces se pasaba.
Además, últimamente me ponía nerviosa estar junto a él.
Un día, Pieck me hizo ver que quizás él sentía algo por mí y me sentí incómoda ante ese hecho.
—¿Qué piensas tanto? Llevas un rato sin hablar, y eso es muy raro. Siempre sueles hablar hasta agotarme —bromeó.
Alargué mi mano y toqué la punta de su nariz. No sabía el motivo, pero eso le molestaba y ahora mismo quería hacer que parara de bromear.
—No hagas eso —dijo golpeando mi mano para apartarla—. Eres odiosa.
—¡¿Qué yo soy...?! —suspiré antes de seguir—. Mira quién fue a hablar.
Se acercó a mí y sacó una de sus manos de su bolsillo. Apoyó la mano en la pared detrás de mí y luego su antebrazo, quedando aún más cerca.
—Admite que te encanta que te preste atención.
Tartamudeé nerviosa y él sonrió. Me enfadé y agarré su camiseta para empujarle contra la pared.
Sonrió nervioso y fruncí el ceño.
—Te dije que me dejaras en paz —dije con un tono firme.
—Lo entiendo...
Agarró mis muñecas suavemente y le solté. Volví a separarme de él y bufé.
—¿De verdad... me odias?
Su voz tembló un poco y levanté la vista.
Sus brazos estaban cruzados y me miraba fijamente.—¿Por qué preguntas eso? —respondí ruda, aún seguía enfadada.
—Yo... lo siento. Sólo actúo así para ocultar lo que verdaderamente siento...
—¿Lo que... sientes?
Suspiró y se encogió un poco.
—Desde que me enteré que mi hermano... Desde siempre me has apoyado y yo no... no pude evitar sentir algo por ti.
Abrí los ojos y desvié la mirada, notando como mis mejillas ardían.
—Como estés bromeando, juro que...
—No bromeo, ahora no —dijo tomando mi mano.
Esperé unos segundos, sin saber si confiar en su palabra.
La cercanía entre nosotros me volvía loca. Quería abrazarle, sentir sus brazos alrededor de mí y no alejarme nunca.
Me acerqué a él tímidamente y apoyé mi mano sobre su pecho. Él respiró calmadamente y acercó mi cabeza a su pecho.
Escuché sus latidos y me tranquilicé.
—¿Tú qué sientes?
—No estoy segura...
Puso sus dedos en mi barbilla y levantó mi cabeza. Miró mis ojos con ternura y dejó un beso en mi mejilla.
Apoyó su cabeza en mi hombro y pasó sus brazos por mi espalda, abrazándome.
—No pasa nada, esperaré a que ordenes tus sentimientos.
Me sorprendió bastante, nunca creí escuchar esas palabras salir de su boca.
Le abracé fuerte mientras suspiraba.
Nuestras respiraciones eran lo único que se escuchaba en la habitación.Miré a la pequeña ventana que había cerca del techo. Una bandada de pájaros pasó en la lejanía.
Pensé que ellos eran libres...
Esa fue la razón por la que quise ser guerrera, la libertad. Tanto mía como de mi familia.Pero al ser rechazada, supe que la libertad se encontraba en las personas a mi alrededor. Ellos me hacían sentir libre incluso entre los muros de Liberio.
No sabía que era exactamente lo que sentía por Porco, pero sentía algo muy fuerte.
La puerta se abrió de repente, una alta figura se alzaba tras ella.
—Galliard, apártate de ella —intentó sonar autoritario, pero estaba demasiado borracho.
Me agarró y me sacó de allí. El juego siguió y Reiner no se alejó de mi lado.
—Dime Reiner... ¿alguna vez te has enamorado?
—Yo —dijo nervioso—, yo... ¿por qué lo quieres saber?
—Solo quiero saber qué se siente al estar enamorada. No sé qué...
—Es Porco, ¿verdad? —suspiró—. Sólo diré que no esperes demasiado. Yo hice eso y ahora... no volveré a verlo. Arriésgate, hermanita.
Miré a Porco, que arrastraba a Zeke para que entrara en la habitación con Yelena.
Me guiñó un ojo y siguió con su intento.Definitivamente, sentía algo por Porco.
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•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shots
Fanfic•••Female reader••• One shots de este maravilloso anime✨ Algunos one shots pueden tener contenido adulto, estos los indicaré con este emoji🔥 y daré un aviso al principio, para aquellas personas que no quieran leer ese contenido. En los One Shots de...