𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏

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Salí del despacho de Hange, tosiendo y apartando la niebla que me nublaba la vista.

—Deberías arreglar eso antes de que venga Erwin —dije mirando a la morena.

—¿Qué ha pasado aquí?

Ya era tarde. Me giré para ver a mi hermano, con una expresión ruda.
Él era una copia casi exacta a mí, aunque yo era unos centímetros más baja.
Detrás de él estaba su mejor amigo, Mike, con una pequeña sonrisa.

—Oi, Erwin —saludó Hange nerviosa—. No es nada, no te preocupes.

—De todos modos, venía aquí por un motivo diferente.

Desvió la mirada hacia mí y por un momento creí que moriría.

—Te presentaré al nuevo miembro del Cuerpo de Exploración. Nos acompañó en la anterior expedición, pero no lo conociste.

Ambos rubios se apartaron para dejar ver a un hombre bastante más bajito.
Este alzó la mirada y me miró, con un rostro inexpresivo.

—Hola —saludé—. Soy [Tn] Smith, un gusto.

—Soy Levi.

—El comandante me ha comunicado que estará en el escuadrón de Mara, así que seréis compañeros —aclaró mi hermano. Se produjo un silencio y él volvió a hablar—. Bien, nos vamos. Adiós, chicas.

Nos despedimos y vimos como se alejaban.

—Tú ya lo conocías, ¿verdad?

—Si —dijo Hange—. No es muy hablador y suele ser borde, pero en el fondo solo tiene traumas.

Realmente, no supe cómo tomarme ese comentario.

Los días pasaron y nos vimos en los entrenamientos del escuadrón.

Los primeros días apenas hablaba, solo se limitaba a hacer su trabajo e irse.

Hablé con mis amigos sobre él para que no le presionaran y le dejaran su espacio para integrarse.

Un día me lesioné durante el entrenamiento y aunque no fue algo muy grave, si sentía dolor.

Cojeé por los pasillos del cuartel para llegar a la enfermería
El dolor no me dejaba dormir y creía que allí podría haber algo para calmarlo.

Pasaba por la puerta de la cocina cuando esta se abrió.
La persona que salía de la cocina chocó conmigo, provocando que la taza que llevaba en sus manos se cayera sobre mí.

Sentí el líquido ardiendo sobre mi piel y ahogué un quejido.

—L-lo siento, ¿estás bien?

Alcé la mirada con el ceño fruncido y pude ver al pequeño azabache con algo de preocupación en el rostro.

—Estoy bien... Tranquilo.

—¿Seguro? El té estaba muy caliente.

Quise gritarle que sentía mi piel arder, pero suspiré, apartando la camiseta mojada de mí para no sentir tanto calor.

—Seguro.

—¿Y qué hacías aquí? —dijo a la defensiva, esquivando mi mirada.

—Iba por medicina, aún me duele la lesión de esta mañana.

—Te haré un té. Siéntate mientras yo voy por la medicina.

Asentí y entré en el comedor mientras él se dirigía a la enfermería.

En cuanto salió por la puerta abrí mi boca ahogando un grito. Respiré para tranquilizarme y pude recuperarme.
Cogí un trapo para secar un poco mi camiseta.

Volvió unos minutos después con un tarro en la mano.

—No había gran cosa, pero cuatro ojos me ha dado esto. Si confías en ella lo puedes tomar, pero yo no lo haría.

Sonreí y le agradecí.
Tomé la medicina y unos segundos después, Levi traía té para los dos.

Bebimos en silencio, disfrutando secretamente de la compañía del otro.

—¿Y qué haces despierto?

—Nunca puedo dormir mucho por las noches, así que siempre vengo a tomar té y después vuelvo a mi habitación.

—Vaya...

Después de eso, apenas hablamos un par de palabras más.

Cuando me levanté para volver a mi habitación, noté que el dolor casi había desaparecido.

—¿Quieres que te acompañe?

—No hace falta, estoy bien —sonreí.

Se asomó una pequeña sonrisa en su rostro, pero solo asintió y recogió las tazas mientras yo salía del comedor.

Esperé unos segundos y Levi apareció a mi lado.

—Buenas noches —sonreí ampliamente.

—B-buenas noches —dijo nervioso.

Me sorprendí y le miré. Me devolvió la mirada y se fue rápidamente.

Volví a mi habitación algo desconcertada e intenté dormir aunque apenas pude, pero el culpable de esto no era el dolor.

A la mañana siguiente me reuní con Hange para el desayuno, encontrando a mi hermano en el comedor.

—Pareces distraída —dijo el rubio.

—¿Va todo bien?

Miré a la morena y luego a mi hermano, pero sonreí para no preocuparlos.

—Si, todo va bien.

Seguí comiendo en silencio, aunque los otros dos no estaban muy convencidos de mi respuesta.

—Bueno, ¿eso por lo que estás distraída tiene que ver con el enano?

Casi me atraganto con el agua cuando escuché a Hange hablar. Mi hermano nos miró con el ceño fruncido.

—¿De qué hablas?

—Levi vino pidiendo medicina para calmar el dolor de tu hermana. A saber qué le dolía después de estar con él —bromeó Hange.

—¡Hange!

—Dime qué ha pasado, [Tn] —dijo Erwin, bastante serio.

Les conté lo que realmente pasó y ambos estaban algo sorprendidos por el comportamiento del azabache.

No quise hablar mucho más sobre ese tema y me marché a entrenar.

Mis compañeros aún no habían llegado, así que me tomé mi tiempo en ponerme el arnés.

—Puedo asumir que ya estás mejor.

Me di la vuelta y vi a Levi con el equipo de maniobras tridimensionales ya puesto.

—Si, ya no me duele.

—Eso me alegra —dijo caminando hacia mí.

Me puse nerviosa, pero se desvió para coger algo que había a mi lado y se fue.

Antes de que cruzara la puerta, una ola de valentía me recorrió y hablé.

—Podríamos repetir lo de anoche, me gustó pasar un rato contigo.

Me miró un momento y al comprender lo que había dicho, se sonrojó un poco y se dio la vuelta.

—Tch —dijo antes de irse apresurado.

Sonreí, orgullosa de mi atrevimiento.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora