𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏

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—¡No escaparás, maldita!

Sonreí y continué corriendo, a veces mirando hacia atrás para mirar a los que me perseguían, que se cansaban cada vez más.

Cuando lo vi oportuno, desplegué los ganchos del equipo de maniobras tridimensionales para escapar aún más rápido.

Algunos transeúntes de la ciudad subterránea me maldijeron por golpear unas cajas que había en la calle cuando vacilé con el equipo.

Hace relativamente poco que había empezado a usarlo, por lo que acabé dañándolo por pura inexperiencia.

Acabé caminando por un callejón vacío, de regreso a la pequeña habitación de una casa donde vivía.

Miraba el mango mientras intentaba arreglarlo cuando escuché unos pasos.

Al mirar al frente vi a un chico andando lentamente hacia mí.
Su pelo negro cubría una parte de su rostro.

Unos pasos a mi espalda me confirmaron que estaba acorralada.

—¿De dónde has sacado eso? —dijo el azabache cuando estuvo más cerca.

—Ah, esto —vacilé por un momento y el chico alzó la mirada para poder verle. Le conocía—. Lo encontré hace unos días en la calle.

Mentira.
Lo había robado.
Lo tomé de la casa del chico.

—Eso no es verdad y lo sabes.

—Estás muy nerviosa —dijo el chico rubio a mis espaldas.

Me puso nerviosa estar entre aquellos chicos.
Quise huir, pero no tenía salida.

—Sé que lo cogiste de nuestro hogar —habló el azabache—. ¿Por qué lo sé? Dejaste las huellas de tus sucios zapatos por todo el suelo de la casa.

—Quizás fueran de tus propios zapatos.

Agarró el cuello de mi camisa y me acorraló contra la pared.

—Oi, oi... Cálmate y te explicaré lo que pasó —dije agarrando sus muñecas y alejándolo de mí.

Bufó y se recargó en la pared frente a mí.

—Adelante, quiero escuchar tu mierda de excusa.

—Verás... necesito esto porque... debo mantener a mi familia —intenté afirmar, pero sonó como una pregunta.

—No cuela, prueba con otra cosa —dijo cruzándose de brazos.

—La verdad es que... lo necesito para robar y no morirme de hambre en esta mierda de ciudad. Quizá algún día pueda subir a la superficie, quién sabe.

La convicción con la que hablé hizo que al chico le brillaran los ojos, aunque no cambió su expresión.

Sin embargo, no dijo nada.

—¿Y si se une a nosotros? —dijo el otro chico.

El azabache frunció el ceño.

—Es una incompetente, ha roto un...

—Podemos enseñarle. Tiene fuerza y está decida a salir de la ciudad subterránea, igual que nosotros.

Él se lo pensó unos minutos y después apartó la mirada, bajando sus brazos y caminando para salir del callejón.

—Tsk, que venga si quiere.

El rubio me miró ilusionado y me invitó a seguirle.
Caminamos detrás del azabache un rato.

—Soy [Tn], por cierto.

—Furlan —dijo con una sonrisa y luego señaló al chico bajito—. Él es Levi, nuestro líder.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora