𝑴𝒊𝒌𝒂𝒔𝒂 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏

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Apenas salió el sol, sentí un frío poco común.
Me levanté y miré por la ventana, viendo toda la base cubierta por una manta de nieve.

Sonreí y desperté a Sasha para que lo viera.

—¡Genial! Los superiores nos darán el día libre.

—Pero vamos a salir, ¿verdad?

Sasha asintió con ilusión y nos pusimos el uniforme.
Me acerqué a la cama de Mikasa y la vi durmiendo aún.

—Oi... Despierta.

Intenté ser cuidadosa, pero Sasha apareció y comenzó a saltar en su cama, haciendo que se despertara.

—¡Ha nevado, Mikasa!

—Pero ya has visto antes la nieve... ¿por qué te emocionas tanto? —dijo somnolienta.

—Porque... es divertido.

Finalmente, la tropa 104 salió por completo.
No tardó mucho en provocarse algunos conflictos.

En especial entre Jean y Eren, que comenzaron a tirarse bolas de nieve.
Algunas se desviaron y golpearon a otras personas, lo que provocó que se formaran dos bandos.

Estaba frente a Mikasa cuando lancé una bola y le dio directa en la cara.
Atravesé el fuego cruzado y llegué a ella.

—Perdón, perdón —dije rápidamente.

Ella sujetó su nariz y miró hacia arriba con los ojos rojos.

—No pasa nada...

Iba a disculparme otra vez cuando cogió un puñado de nieve y lo estampó en mi cara.

—¡Oi! —reí, cayendo al suelo de espaldas por la fuerza.

Los superiores no aprobaron que lo pasáramos tan bien en lugar de entrenar, pero no hicieron nada para impedirlo.

Debido a nuestra fuerza, no tardaron en haber lesiones.

Vi cómo Reiner acompañaba a Berthold dentro de su cabaña. El más alto tenía su mano sobre su mejilla y una mueca de dolor.

Después de un buen rato fuera, entré en la cabaña ya que tenía frío.
La puerta se abrió unos minutos después, dejando ver a Mikasa, sacudiéndose la nieve del abrigo.

—Hace mucho frío, ¿verdad?

Ella asintió y se quitó su abrigo para dejarlo en la entrada.

Yo estaba en sentada en mi cama con una manta sobre los hombros. Ella se quitó las botas y se acercó a mí.

—¿Vienes? —dije destapándome un poco para dejar un hueco para ella.

Ella asintió y se sentó a mi lado.
Sonreí y agarré sus manos, que estaban heladas.

La miré, viendo mi propio reflejo en sus ojos oscuros. Miré su nariz, que estaba roja por el frío.

Cuando ella sonrió, me enterneció el corazón.

—¿Por qué sonríes tanto?

Aparté la mirada, sonrojada.

—Por nada...

En ese momento entró Sasha, esparciendo nieve por el suelo de madera. Se acercó a nosotras y también se tapó con la manta.

Por la noche, no pude dormir bien. Mi cabeza daba muchas vueltas al mismo tema.

Conocía a Mikasa desde que vivía con sus padres. Éramos muy amigas, pero cuando fue a vivir con los Jaeger, perdimos el contacto.

Durante esos años la extrañé mucho, incluso pensé en como estaría después del ataque a Shiganshina. 

El tiempo pasó y decidí entrar en la instrucción militar, llevándome una sorpresa al verla allí.

—¡[Tn]! Que sorpresa verte aquí.

Yo me había quedado paralizada. Ella había crecido mucho y estaba... muy guapa. Mi corazón comenzó a latir mucho más rápido cuando me abrazó.

Desde ese día, supe que me pasaba algo con Mikasa. 
A veces me sorprendía a mí misma mirándola o pensando en ella.

No era fácil ordenar mis sentimientos cuando estaba siempre tan cerca.

—Oi, ¿estás despierta? —susurró Sasha.

—Quieres que te acompañe a robar comida, ¿verdad?

—¡Claro que no!... Bueno si, ¿vienes?

Sonreí y bajé de la cama para ir tras ella. Nos abrigamos y nos pusimos las botas, ya que todavía había nieve.
Entramos al comedor, pero enseguida notamos como agarraban nuestros hombros y nos obligaban a agacharnos.

Miramos hacia atrás y vimos a Mikasa.

—¿Qué...?

—Hay algunos superiores aquí, os podrían haber visto.

Agudicé el oído y escuché algunas voces, era cierto.

—Voy a por un trozo de pan y vuelvo enseguida —dijo escapándose a gatas, dejándonos solas.

—No esperaba eso de ti.

—¿El qué? —pregunté.

—Escaparte en mitad de la noche para robar —susurró.

Sonreí y la miré. Estaba bastante cerca de mí y me puse nerviosa.
De nuevo esa sensación en mi estómago, esa felicidad que me provocaba estar a su lado.

Sasha llegó unos segundos después con un trozo de pan en la boca.

Salimos rápidamente y volvimos a la cabaña de las chicas, encontrándonos por el camino a Connie y Jean, que también querían algo de comida.

Al entrar de nuevo en la calidez de la cabaña, nos quitamos los abrigos y fuimos a dormir.

Sasha lo hizo muy rápido, por los que Mikasa y yo éramos las únicas despiertas.

Nos sentamos en su cama y nos tapamos con una manta, disfrutando del calor.

—Me alegro de haber coincidido contigo —dijo ella con una sonrisa.

—Yo también —dije abrazándola.

Ella se quedó dormida sobre mi hombro y la tumbé en la cama, tapándola bien para que no pasara frío.

Al irme, noté que su mano se movió y entrelazó sus dedos con los míos.
Sonreí y dejé un beso sobre su frente antes de volver a mi cama.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora