∆Jean Kirstein∆

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—¿Y bien? —dijo Hange emocionada.

—Me ha tocado a... Jean.

El bicolor se sorprendió, pero enseguida se levantó y agarró mi mano. Me llevó él mismo a la pequeña habitación, provocando que todo el grupo riera por su osadía.

Entró primero y luego tiró de mi brazo para que me pegara a su cuerpo. Acercó su nariz a mi cuello y cerró la puerta. Tras esto abrazó mi cintura y comenzó a besar mi cuello.

Esta actitud no era nada fuera de lo normal. Llevábamos unos meses enrollándonos después de los entrenamientos en ese mismo almacén.

Miré hacia el techo, facilitando el acceso a mi cuello. Sus manos se colaron bajo mi camiseta y acarició mi piel, provocando un suspiro de mi parte.

En los entrenamientos éramos muy competitivos y llevábamos ese comportamiento a nuestros encuentros.
Agarré su camiseta y lo empujé contra la pared, gimió al notar mis labios sobre su cuello y comencé a bajar hasta su pecho, besando y mordiendo. Dejé algunas marcas antes de volver a subir a su boca.

Pasé mis manos por su pelo, despeinándolo y profundizando el beso al empujar su cabeza.

Una pregunta me pasó por la mente.
Desde aquel día después de una pelea donde nos besamos por primera vez, mis sentimientos hacia él habían aumentado. No sólo sexuales, me gustaba de verdad.

La pregunta que quería hacerle era si realmente me quería o solo le gustaba liarse conmigo.

No tardó mucho en bajar sus besos por mi cuello y llegar a mis pechos. Dejó algunas marcas antes de quedarse respirando en mi cuello.

—[Tn]...

—Jean —susurré acariciando cariñosamente su pelo.

—¿Te importa si hablamos... un momento?

Fruncí el ceño, intentando verle en la oscuridad, pero seguía con su mejilla pegada a mi hombro, respirando mi aroma.

—¿De qué...? —comencé la frase, pero no pude terminarla. Me di cuenta de que me diría algo sobre sus sentimientos hacia otra persona.

Sus manos seguían tocando mi piel y movió uno de sus pulgares, haciendo erizar mi piel.

—Yo... quiero hablar de lo nuestro. Esto que tenemos es...

—Jean, yo... sé que te gusta otra persona. No me molesta si prefieres estar con...

—¿Qué?

Alzó su cara y me miró. Una leve línea de luz le iluminó, dejando ver su ojo izquierdo. Era tan hermoso...

—Te escuché cuando hablabas con Connie...

—¿Nos escuchaste? —no sonó enfadado ni molesto, pero si notaba un poco de temor.

—No fue mi intención —me disculpé—, pero comenzaste a decir que te traía loco, que te gustaría llegar a ser algo y pasar el resto de sus vidas juntos. No te culpo, Jean. Yo no soy nada del otro mundo y hay muchas otras personas ahí afuera con las que...

Sus brazos me rodearon y me hizo detenerme. No entendía que estaba pasando, pero le devolví el abrazo.

—Lo siento...

Esas palabras me hicieron reconocer mis sospechas. Cualquier relación que tuviese con Jean terminaría ahí.

—Es mi culpa que pienses así, pero por favor... tienes que darte cuenta de que... eres la única persona para la que tengo ojos.

Esta vez contuve la respiración. Mis ojos estaban algo llorosos por la presión en el pecho, pero al escuchar eso, cualquier rastro de lágrimas se detuvo.

Sacó sus manos de debajo de mi camiseta y acarició mis mejillas.

—Te sentirás utilizada después de estos meses así. Pero debes creerme, esos momentos solo me han hecho adicto a tí.

No supe que responder, solo me paralicé. Una lágrima de felicidad se derramó por mi mejilla, mojando la mano de Jean.

—¿Por qué lloras? ¿Estás bien? Es por mi culpa, ¿verdad?

Sonreí y besé su mejilla.

—Es solo que... te quiero demasiado.

—¿En serio? —preguntó feliz.

Juntó sus brazos a los lado de su cuerpo y apretó los puños, celebrando que yo correspondiera sus sentimientos.

—Eres maravillosa, [Tn]. Me encantaría que aceptaras ser mi novia.

—Por favor, si.

Reí y besé sus labios rápidamente para después abrazarle.

El resto del tiempo estuvimos abrazados. Mi cabeza descansaba junto a su cuello y una de sus manos acariciaba mi cabello.

Yo acariciaba su mejilla y llevé uno de mis dedos a sus labios, pasando por su comisura y él sonrió.
Agarró mi mano y besó el dorso.

La puerta a mis espaldas se abrió y pude ver a Sasha con una sonrisa.

—¿Qué tal, tortolitos?

Me giré a verla. Se notaba decepcionada, seguro que esperaba encontrarnos en una situación más comprometedora.

Entrelacé mis dedos con los de Jean y lo llevé afuera. Nos sentamos juntos, riendo y pasándolo bien con nuestros amigos.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora