𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓

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Esperé paciente junto a la puerta, deseando que terminaran la reunión para poder ver a Pieck. Era muy tarde, pero merecía la pena seguir despierta.

Cuando la puerta se abrió, alcé la mirada, ansiosa.

—Hola, [Tn] —dijo Porco con una sonrisa—. Tu novia sigue dentro, creo que tendrás que cargarla de nuevo.

Entré en la habitación, de la que ya habían salido todos, y pasé la mirada por ella, buscando a la pelinegra.
La encontré en el sofá de la habitación, tumbada bocabajo, con una de sus piernas a la altura de sus caderas.

Palmeé su trasero y ella alzó la vista con sorpresa, pero sonrió al verme.

—Menos mal que eres tú.

—¿Vas a quedarte ahí? —dije con un tono juguetón.

—Me olvidé la muleta, ¿me llevas?

Rodé los ojos, pero me acerqué a ella. La subí a mi espalda y agarré sus piernas.

Salí de la habitación, cargando a la pelinegra.
Los soldados que nos veían apenas nos prestaban atención. Era bastante común vernos así.

Pieck siempre se "olvidaba" su muleta de vez en cuando, así que debía ayudarla a llegar a su habitación.
No me quejaba mucho, al fin y al cabo, no pasábamos mucho tiempo juntas por sus obligaciones como guerrera, así que disfrutaba del poco tiempo que tenía para mí.

—Te quiero —susurró a mi oído.

Sonreí y seguí caminando.

Al llegar a su habitación, me puse de espaldas a la cama y solté sus piernas.
Ella cayó de espaldas a la cama, con una sonrisa.

Se revolvió y se puso cómoda, mientras que yo me quitaba las botas.
Me tumbé a su lado y suspiré, cerrando mis ojos.

Sentí su dedo sobre la punta de mi nariz y abrí los ojos, sonriendo.

—¿Cómo fue tu día?

—Bien —contesté—. Deseaba verte tanto que esperé una hora fuera de la sala de reuniones.

—Yo también deseaba verte —dijo besando mi mejilla.

Agarré su mano y entrelacé nuestros dedos, mientras me acomodaba para mirarla mejor.

Sus ojos oscuros me miraron fijamente. Sentía que me perdía en ellos.

—Hace poco que volviste a ser humana, ¿necesitas algo?

—Ahora mismo solo te necesito a ti —dijo acercándose más para esconder su cara en mi cuello.

Sonreí y acaricié su cabello.

—Aunque ya que lo dices, quiero un poco de agua.

Reí y me levanté para traerle un vaso de agua.
Al volver, ella estaba medio dormida, con la cabeza entre las almohadas.

—Si no levantas la cabeza, te quedarás sin respiración —advertí, sentándome a su lado.

Ella levantó la cabeza lentamente y me sonrió, aún con los ojos cerrados.

Bebió algo de agua y se echó hacia un lado, me senté y puso su cabeza sobre mis muslos.

Acaricié su cabello, revolviéndolo y a veces trenzándolo.

—Los altos cargos piensan hacer otra misión dentro de poco.

—¿Volveréis a Paradis? —pregunté seria.

—Eso dicen.

No dije nada, solo me quedé unos segundos mirando a la pared, pensando.

—Si pudiera, me escaparía contigo.

La miré sorprendida, pero ella solo movía sus dedos sobre mi piernas. Trazando figuras.

—Seríamos solo tú y yo.

—¿Y dónde pensabas ir?

—No lo sé, algún país lejos de aquí.

Sonreí y besé su frente.

—Solo cuídate, algún día iremos, aunque parezca imposible.

Acabamos dormidas y la vela de la mesita se fue consumiendo hasta apagarse.

Por la mañana, Pieck me invitó a ir a un festival que se celebraría en la ciudad, ya que personas influyentes se reunirían para ver el espectáculo que Willy Tybur ofrecería aquella noche.

Ambas estábamos con Porco y Reiner, vigilando a los chicos, que iban de puesto en puesto.

Reiner no paraba de consentirles, gastándose su dinero en comida. Hasta Porco, Pieck y yo pedimos algo.

Cuando comenzó a anochecer, nos dirigimos al teatro que habían montado en la plaza central.

Los asientos fueron ocupándose y la representación empezó.
Todas las personas prestaban especial atención a lo que el rubio decía, hasta que una figura destrozó unos edificios cercanos.

Era un titán.
El Titán de Ataque.
Eren Jaeger.

Cuando quisimos darnos cuenta, la lucha había comenzado. Otro titán comenzó a luchar contra Eren, quien intentaba con todas sus fuerzas devorarla.

En el transcurso de la evacuación, perdí de vista a todos.
Me encontré sola, corriendo en la dirección en la que la multitud me empujaba.

Terminé encontrando a Colt, que cargaba a Udo y acompañaba a Gabi. Se dirigían al hospital.

—¿Has visto a Falco? —preguntó el rubio, preocupado.

—No le veo desde antes de la actuación, iré a buscarlo —y me fui antes de que volviera a hablar. Debía salvar a Falco.

Me di la vuelta y corrí, esquivando a las personas que aún huían de la escena.

Aún estaba lejos de la plaza, pero una roca salió volando y cayó a mi lado.
Algunos trozos se desprendieron de ella y uno me alcanzó en el abdomen, dejándome seriamente herida.

Caminé como pude hasta ponerme a cubierto.

Escuché unas voces lejanas, pero cerré los ojos e intenté taponar la herida con mi chaqueta.

—¿Esa es [Tn]?

Abrí los ojos y miré a mi derecha, donde los soldados de la división panzer se encontraban junto a Porco y Pieck.
Se acercaron rápidamente a mí.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Porco, revisando mi herida.

—Hay titanes luchando en la plaza... Iba a buscar a Falco pero-

Tosí, notando que la sangre manchaba mi mano.

—Tranquila, te pondrás bien, ya verás...

Pieck comenzó a llorar viendo la gravedad de mi herida, que no paraba de sangrar.

—Te llevaremos al hospital y...

—No, debéis usar vuestro poder. Debéis luchar.

—No te dejaré aquí —dijo ella casi en un susurro, juntando mi frente con la suya—. Íbamos a escaparnos juntas, ¿recuerdas?

—Tranquila, solo necesito descansar un poco. Iré al hospital y me pondré bien. Solo haz tu deber, amor.

Besó mis labios rápidamente y se levantó, secando sus lágrimas.

—Te quiero —susurré.

—No te mueras, por favor —dijo antes de correr junto a los soldados para preparar la armadura de su titán.

Mientras veía como se alejaban, mi vista se nubló.
Miré hacia el cielo, viendo a algunas personas saltando de un edificio a otro.

—Son... los demonios de Paradis... Por favor Pieck, cuídate —dije, sin dirigirme a nadie en especial.

Cerré mis ojos lentamente, teniendo la imagen mental de la pelinegra, sonriéndome como siempre hacía.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora