•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shots

𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏

Miré preocupada como el Capitán salía del comedor con su plato apenas vacío.

—¿Pasa algo, [Tn]? —dijo Nanaba a mi lado.

—Levi está muy raro.

Hange llegó a nuestro lado y suspiró.

—Ni que lo digas. Está más gruñón que de costumbre.

—No lo digo por eso...

Las dos me miraron con curiosidad.

—Durante los últimos meses, hemos estado tomando té por la noche juntos. Él tampoco puede dormir mucho, así que nos reuníamos aquí y hablábamos un poco, pero hace una semana que no viene.

Las dos estaban bastante sorprendidas.

—¿Por qué esto no lo sabía? —dijo la rubia, ofendida.

—Ahora lo entiendo, le falta tu afecto.

—¿Q-qué?

—Eres una de las pocas personas con las que conversa libremente y ahora no lo hace.

—¿Pero sabes por qué lo ha hecho? —preguntó Nanaba.

Negué con la cabeza y la rubia acarició mi hombro.

—Supongo que se ha cansado de mí.

—No pienses eso...

—¿Sabes? Voy a hablar con él. Seguro que me cuenta lo que pasa, me adora.

La morena se alejó de inmediato, corriendo detrás del azabache.

Nanaba y yo decidimos seguirla para enterarnos de lo que hablaran.

La morena alcanzó a Levi en uno de los pasillos del cuartel y nosotras nos quedamos tras la esquina, escuchando lo que decían.

—¿Qué pasa, enano? Últimamente estás más... gruñón e insoportable.

—Déjame, cuatro ojos.

—Incluso [Tn] lo ha notado.

—Ella... ¿está bien?

—Si, aunque está preocupada por ti —dijo antes de bajar un poco la voz—. ¿Por qué preguntas? ¿Acaso te gusta?

Silencio.

—¡No me lo puedo creer! ¡¿Te gusta...?!

—¡Oi! No sigas hablando o alguien te oirá. Más te vale no decir nada o acabarás en la boca de un titán en la próxima expedición.

—Ya quisiera... Digo, entendido.

Escuchamos los pasos de Levi que se alejaban.
Contuve el aire desde que Hange le preguntó aquello.

Me sentía en una nube.
No me enteré de nada de lo que pasaba a mí alrededor hasta que noté como Hange y Nanaba me arrastraban fuera de los pasillos.

—Esta confesión ha sido inesperada, pero haremos lo que sea para que lo diga frente a ti.

Aún sentía mis mejillas arder cuando entré en mi habitación junto a mis amigas.

—¿Tú qué sientes, [Tn]?

—Yo...

—¡Te gusta! ¡Tienes cara de que te gusta!

—Después de pasar unos meses hablando con él... Si, siento algo por él.

Nanaba tapó su boca y Hange reprimió un grito.

—Bien, vamos a hacer lo imposible para que ese enano se te confiese. Quiero que seas feliz, pequeña —dijo Hange.

Sonreí y ella besó mi frente.

Así pasaron unos días en los que Hange presionó a Levi cada vez que se cruzaba con él.
Supe que eso no daría resultado, así que una noche decidí actuar.

Me dirigí a su despacho con una taza de su té favorito y otra del mío.
Toqué a la puerta y él abrió unos segundos después.

—¿[Tn]? ¿Q-qué...?

—He traído té. Hace mucho que no tomamos una taza juntos... ¿puedo pasar?

Él se apartó un poco y entré. Dejé las tazas sobre el escritorio y me senté frente a él. Levi se sentó tras su escritorio y aceptó la taza.

—¿Quieres algo más o solo tomar té conmigo? —dijo cogiendo la taza a su manera tan particular.

—Solo quería pasar una noche como lo hacíamos antes. Hablar un poco y pasar tiempo juntos —él apartó la vista con un pequeño sonrojo—. Quiero decir...

—Tranquila, t-te entendí.

Me sorprendí al escucharle tartamudear, pero decidí no decir nada.
Siguió enfocado en los documentos que leía y de vez en cuando tomaba un sorbo del té que se mantenía caliente.

—Nunca te pregunté por qué tomas así la taza —dije cuando la cogió para beber un poco.

La dejó sobre la mesa y pensó unos segundos.

—Te parecerá una tontería...

—Venga, puedes decírmelo —sonreí.

—Hace un tiempo, antes de conocernos si es que te lo preguntas, la tomaba de la manera en la que tú la haces, pero... se rompió y se me derramó el té encima.

Tapé mi boca con la taza, ya que estaba sonriendo. No me reía de él, me parecía demasiado tierno por la manera en la que contó esa pequeña historia. 

—No te atrevas a reírte.

Alcé mis manos y dejé la taza sobre la mesa.
Aunque él me había advertido, fue él mismo el que se rió.

Me reí con él y cuando nos relajamos, nos quedamos mirándonos unos segundos.
Él apartó la mirada y siguió con su papeleo, rápidamente.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Ya la has hecho.

—¿Por qué dejaste de venir por las noches? Creí que te gustaba tomar té conmigo —dije ignorando su comentario.

—Ese es el problema —susurró, sin levantar la vista de los papeles.

Esperé que siguiera hablando, pero no lo hizo. Así que me levanté y rodeé el escritorio para quedar a su lado.

—Levi, suéltalo —dije sonando autoritaria.

—Dije que ese era el problema —le miré para que especificara y él apartó la mirada—. El problema es que me gusta demasiado pasar tiempo contigo.

—¿Qué hay de malo?

—No puedo enamorarme ahora. No puedo arriesgarme...

Al parecer no se dio cuenta de lo que dijo hasta unos segundos después.

—Q-quiero decir... Yo n-no...

—Estás enamorado de mí... y yo siento lo mismo hacia ti. No hay nada que esconder.

Apartó la mirada y se sonrojó.

—¿Quieres...?

—No creo que debamos, [Tn].

—Solo iba a decir si querías otra taza de té —sonreí.

Él miró hacia su taza vacía y aproveché para besar su mejilla, provocando que se avergonzara.

—N-no hace falta.

—En ese caso, me iré a mi habitación...

—No —dijo, haciendo que me detuviera—. Quédate, por favor.

Me enterneció la forma en la que lo dijo, así que acepté.

Apenas hablamos un poco más, pero le ayudé con su papeleo y disfrutamos de la compañía del otro.

Sin duda, algún día me animaría a pedirle salir.