𝑪𝒐𝒍𝒕 𝑮𝒓𝒊𝒄𝒆

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—¡Gabi! ¡Ni se te ocurra!

Corrí detrás de la chica, evitando que volviera a entrar en el cuartel. 
El entrenamiento diario había acabado, pero ella seguía empeñada en demostrar que podía seguir.

Ella sonrió inocente y yo la agarré del brazo. Acompañé a los candidatos a guerreros hasta la entrada de Liberio, donde algunas personas se aglomeraban.

En el centro del corrillo estaban los portadores de titanes, recibiendo elogios del resto de los eldianos.

Los candidatos corrieron hacia los portadores para contarles su entrenamiento, aunque yo acompañé a Falco, que iba a ver a su hermano.

Colt estaba unos metros alejado de todos, mirando con envidia la atención que recibían sus superiores.

—Tranquilo, algún día serás como ellos.

El mayor se sorprendió al escuchar a su hermano. Sonrió al verle y acarició su pelo para luego abrazarle. Alzó la mirada y me vio.

—¿Qué tal, mocosa?

—¿Mocosa? Solo tengo un año menos que tú, idiota.

—Pero no llegas al metro y medio.

—Exagerado, no es mi culpa que seas tan alto.

Sonreí y golpeó mi hombro. 

Mi casa estaba cerca de la de Colt y Falco, por lo que los acompañé gran parte del camino.
Al llegar a su casa, su madre los esperaba fuera.

—Hola chicos, no sabía que traíais compañía.

—Ya me iba, señora Grice.

—Puedes quedarte a cenar si quieres, hablé con tu padre esta mañana y dijo
que estaría en una reunión con el General Magath y otros soldados.

—En ese caso... le ayudaré a cocinar, señora Grice.

Entramos en la casa. Colt agarraba por los hombros a Falco, quien tenía una sonrisa por regresar al fin a casa.

—Parece que te molestaré un rato más —dije a Colt. Como estaba de espaldas, ladeó la cabeza y rodó los ojos.

Ayudé en todo lo que pude y, después de cenar, hablamos tranquilamente.

—Eres muy buena chica, [Tn]. Seguro que consigues ese ascenso.

—Sería maravilloso.

—No sé yo, es muy torpe a veces —dijo Colt, divertido.

—Oi, tonterías. Sé que algún día serás una nuera excelente, espero sinceramente que seas la mía.

—¿No crees que Falco es un poco joven...? —comenzó a decir Colt.

—Deberías pedirle salir a esta chica, Colt. Llevas años dando vueltas pero nunca lo haces.

Falco río ante el sonrojo de su hermano.

—¡Mamá! —dijo Colt avergonzado. Me uní a la risa de su hermano y Colt me miró, sonrojándose aún más.

Nos desviamos del tema, aunque seguí bastante nerviosa por ello.

Se hizo tarde y tuve que volver a casa.
La madre de los hermanos me insistió en que no fuera sola.

—No es necesario, está a la vuelta de la esquina...

—No es molestia acompañarte, ¿verdad, Colt? —dijo la mujer con una sonrisa.

El rodó los ojos, pero salió conmigo de su casa para acompañarme.

Durante el corto camino, Colt tuvo las manos en sus bolsillos y miraba al suelo, bastante nervioso.

—Siento lo de antes, mi madre no iba en serio...

—Que pena.

—¿A qué te refieres?

Llegamos a mi casa y me subí al escalón frente a la puerta para quedar a su altura. Pasé mis brazos por sus hombros y él se quedó inmóvil. Me acerqué poco a poco a su rostro y él se sonrojó.

—Me gustaría...

No pude aguantar la risa y me aparté, agarrando mi abdomen mientras me doblaba de risa.

—Debías haber visto tu cara —dije entre risas.

—No juegues conmigo —dijo serio y se alejó.

Me sentí culpable y le seguí.

—Oi, lo siento.

—No pasa nada, solo era una broma, ¿no? —su voz no expresó ningún sentimiento, estaba inexpresivo.

Agarré su brazo y le detuve. Se giró y quedó frente a mí.

—¿Qué pasa? Esto te ha molestado mucho...

—¿Es que no lo entiendes?

Negué, aunque tenía una ligera sospecha de lo que pasaba aquí.

—Es obvio que siento algo por ti.

Solté su brazo y bajé la mirada. Me esperaba algo así, pero oírlo de sus labios fue demasiado.

—Eres la persona con la que mejor me llevo, aunque parezca que no. Te trato muy diferente a los demás y... a veces te molesto para que... no pierdas la atención en mí.

Volví a mirar hacia arriba para mirarle a los ojos. Me perdí en ellos y apenas noté cuando entrelazó sus dedos con los míos.

Él miraba hacia abajo, directamente a mis ojos. Sus labios se abrieron unos centímetros y miró a los míos.

Lo interpreté como una indirecta y me acerqué a él, poniéndome de puntillas para intentar llegar.

Él sonrió y elevó su rostro.

—¿En serio? ¿Justo ahora tienes que ponerte así? —él no respondió, solo rió alto.

Crucé mis brazos y aparté la mirada. Noté sus dedos sobre mi barbilla y la elevó.

Sus labios conectaron con los míos durante unos segundos y después se separó.

Me quedé sorprendida y balbuceé mientras él se dirigía a mi casa, conmigo de la mano. Me dejó en la puerta y besó mi mejilla antes de irse.

—Hasta mañana —dijo con una sonrisa.

—A-adiós —me despedí.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora