∆Hange Zoë∆

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—¿Y bien? —dijo Hange emocionada.

—Me ha tocado a...

No podía ser... Ella no...

—Venga, ¿por qué tanto silencio? —cogió el papel de mis manos y lo leyó en voz alta—. Hange... ¡Ah, soy yo!

Dejó el saco que contenía los papeles a uno de los cadetes, mientras lo hacía, desvié la mirada a mi mejor amiga. Nanaba solo alzó sus pulgares para darme ánimos.

—Vamos —dijo emocionada tomando mi mano y arrastrándome a su lugar.

Caminó animadamente hasta una pequeña estructura de madera junto a las cabañas y yo la seguí tímidamente. Al abrir la puerta vi que había algunas cajas, que disminuían aún más la movilidad.

Entró con decisión y estuve a punto de arrepentirme de haber sacado ese papel del saco cuando la morena me agarró el brazo y me empujó dentro.
Cerró la puerta que estaba detrás de mí.

No pude ver nada por unos segundos, pero después adapté mi vista. Vi que dio un pequeño salto y se sentó sobre una de las cajas altas que había detrás de ella.
Sus rodillas rozaban mis muslos y suspiré.

Esos minutos se me iban a hacer muy largos.

Para ser totalmente sincera, me gustaba la Mayor Hange. La verdad es que la quería mucho.

Entré al Cuerpo de Exploración cuando ella empezó con su nuevo rango. Al ver mis capacidades y habilidades me quiso en su escuadrón de inmediato.
Me acogió muy bien y siempre me animaba, incluso después de mi primera salida fuera de los muros.

Ayudé a Hange con sus nuevas responsabilidades y nos unimos aún más.

Lo que ella no sabía era que estaba totalmente enamorada de ella.

—¿Estás bien? Parece que estás pensando mucho.

—Si, es solo que...

—Estabas pensando en nuestro experimento, ¿verdad? ¡Es súper emocionante!

—Si... me pregunto si podremos seguirlo mañana, ¿estarás libre?

—Para ti siempre lo estoy.

Mierda, con comentarios así solo me hacía ilusionarme más. 

A veces no sabía si lo decía a propósito o simplemente no sabía que podía entenderlo de otra manera.

Hubo unos momentos en silencio, en los que me di cuenta de que Hange se acercaba cada vez más a mí, apoyando sus manos junto a sus piernas e inclinándose hacia adelante.

—¿Hange, sucede...?

—Nunca te has dado cuenta, ¿eh, [Tn]? —susurró.

Contuve la respiración cuando noté sus labios cerca de mi oído.

—¿De qué...?

—Me gustas —susurró en mi oído.

Su voz me hizo temblar. Una corriente pasó por mi cuerpo y me apoyé en la puerta, doblando las rodillas.

—Desde que te vi supe que eras especial —susurraba mientras sus manos pasaban por mi cintura y subían hasta mi cuello.

Agarró mis mejillas y estampó sus labios sobre los míos.
No hice nada ante la sorpresa, pero pronto comencé a mover mis labios de vuelta.

Ella dominaba la situación, echándose levemente encima de mí.
Yo me dejé llevar, puse mis manos en su cintura, pero ella agarró mis muñecas y las llevó por encima de mi cabeza.

Comencé a sentir falta de aire, pero no quería separarme de sus labios.

Fue ella quién se separó al fin, tomando una bocanada de aire y soltando mis manos. Estás cayeron suavemente a cada lado de mi cuerpo y suspiré con una sonrisa.

Hubo unos segundos en los que no pensé nada, solo respiré y miré a la nada con una sonrisa.

—¿Entonces? —dijo pasando el dorso de su mano por la comisura de su boca, limpiando un poco de saliva que había resbalado por ella—, ¿también te gusto?

—Claro que si —reí nerviosa.

—¿En serio? ¡Genial!

Dio un salto y bajó de la caja, por lo que nuestros cuerpos quedaron aún más pegados.

—Entonces supongo que te gustará salir conmigo mañana.

—El experimento...

—Eso solo era una excusa para estar contigo —dijo dando un rápido beso en mi mejilla.

—¿Es... es en serio?

Apartó su rostro del mío y ladeó la cabeza.

—Creí que lo sabías —se carcajeó—. Casi todos los proyectos que te proponía eran solo para pasar tiempo contigo.

Agaché la cabeza con las mejillas rojas y una gran sonrisa. Sentí sus dedos entrelazarse con los míos y me inclinó para que nuestros rostros quedaran a escasos centímetros. 

Esta vez fui yo la que tomó la iniciativa y rocé mis labios con los suyos. Los abrí un poco antes de presionarlos contra los suyos. Su lengua recorrió mis labios los abrí para que la moviera dentro de mi boca.

Al mismo tiempo, mi mano subió por su cuerpo y se quedó en su nuca para profundizar el beso. Soltó mi mano y utilizó las suyas para acercar mi cuerpo al suyo, acariciando mi cintura por debajo de mi camiseta.

Nos separamos después de un tiempo para respirar. Juntamos nuestras frentes y sonreímos. 

La luz se reflejó en sus gafas cuando la puerta se abrió. Nanaba estaba allí con una sonrisa.

—Veo que os va bien —dijo giñándome un ojo.

Las manos de la morena salieron de mi camiseta y salimos del almacén de la mano.

Durante toda la noche la vi ir de un lado a otro, organizando el juego y riendo sin parar. De vez en cuando se sentaba unos segundo a mi lado y besaba mi mejilla. Yo solía palmear su trasero cuando pasaba a mi lado, recibiendo una mirada divertida de ella.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora