•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shots

𝑪𝒐𝒏𝒏𝒊𝒆 𝑺𝒑𝒓𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓

Volvíamos del entrenamiento hacia el cuartel de la instrucción.

Hoy habíamos practicado el uso del equipo de maniobras tridimensionales cuando íbamos sobre el caballo. 

Cabalgaba tranquilamente cuando Sasha, Connie, Jean y Marco se acercaron.

—Te veías genial hoy, [Tn] —me halagó Connie.

—Como siempre —dijo Jean guiñándome un ojo.

—Vosotros también habéis mejorado mucho —dije ignorando a Jean—. Sobre todo tú, Marco. Ya cabalgas mucho mejor.

—Muchas gracias —dijo Marco con una gran sonrisa—. He estado practicando con Jean.

Dejé escapar una risita, pero Sasha y Connie se rieron muy fuerte, inclinándose hacia adelante y sujetando su abdomen.

—N-no de esa forma —dijo Marco nervioso con un leve sonrojo.

—¡Sois unos malpensados! —dijo Jean alterado, aunque también algo sonrojado. Comenzó a perseguir a Sasha y Connie y estos huyeron.

Marco siguió sonrojado a mi lado.

—Marco, se te nota demasiado.

—¿A-a qué te refieres? —dijo nervioso.

Yo alcé las cejas, pero no contesté porque ya se acercaban de nuevo nuestros amigos.

Volvimos al cuartel y, después de cenar, pasamos un rato fuera de la cabaña de los chicos, hablando y riendo por los intentos de Jean de ligar.

Cada uno volvió a su cabaña cuando se hizo tarde.

Antes de entrar, Connie me agarró del brazo y me alejó un poco de la multitud.

—¿Qué pasa?

—Cuando pase una hora, sal y encuéntrate conmigo aquí.

—Mm... está bien —dije extrañada.

Entré en la cabaña y algunas chicas me miraban.

—¿Qué te ha dicho Connie? —dijo Sasha con un tono pícaro.

—Nada, solo quiere que me reuna con él en una hora.

—¿Vais a hacer el delicioso? —dijo Ymir con una sonrisa.

—¡No! ¡¿Pero qué te pasa?!

—Solo preguntaba —dijo alzando las manos en símbolo de paz—. Cálmate, se nota demasiado que te gusta Connie.

—¡¿Qué dices?! ¡Eso no...!

—[Tn], te has exaltado mucho. Todas sabemos que te gusta, ¿acaso tú no? —dijo Christa, lo más amable que pudo.

—Lo e-estáis imaginando, y-yo no...

—Por dios, estás muy enamorada —dijo Sasha con una sonrisa.

Mikasa también estaba allí, pero no aportaba nada, solo asentía, mostrando que estaba de acuerdo.

—Yo creo que se le va a declarar —dijo Mina.

—Sería muy romántico —dijo Christa.

—Dejadlo ya, no...

—Estoy de acuerdo con Mina —dijo Sasha sonriendo.

Las obligué a dejar el tema y nos fuimos a dormir. Sentía mis mejillas arder mientras esperaba que pasara la hora para salir de la cabaña.

Las manos me temblaban, y no mejoró cuando sentí el frío de la noche.

Me dirigí al interior de la cabaña para coger mi abrigo cuando llegó Connie.

—¿Por qué tardaste tanto? ¿Te quedaste dormido o qué?

—¡Claro que no! Bueno si...

—¿Para qué querías que saliera? Me estoy congelando.

—Sígueme —dijo con una sonrisa.

Siendo tan tarde, solo se escuchaban ruidos de algunos animales del interior del bosque.
Nos dirigíamos a la cabaña de los chicos, lo que me puso nerviosa.

—Oi, Connie... ¿qué quieres hacer?

—Una broma. Baja la voz, nos pueden oír.

No sé por qué no lo había pensado antes. Me había ilusionado con la idea de que se me iba a declarar, cuando solo quería gastar una broma a alguien.

—Bien, vamos a coger el colchón de Jean y lo vamos a llevar al lago.

—¿No está un poco lejos? Se podría despertar por el camino.

—Cierto... Habrá que arriesgarse —dijo con una sonrisa pícara.

Nos colamos en la cabaña y, sin hacer mucho ruido, arrastramos el colchón de Jean hasta fuera de ella.

Intentamos atajar por un camino, pero escuchamos unas voces.

Entramos en pánico y empujamos el colchón, haciendo que Jean cayera en unos arbustos. Nos escondimos tras ellos hasta que los superiores pasaron de largo.

Reí al ver a Jean, aún dormido, tirado entre los arbustos.

Lo pusimos de nuevo en el colchón y lo arrastramos unos metros más hasta llegar al lago.

Lo pusimos suavemente sobre el agua y lo empujamos un poco, provocando que se alejara sobre la superficie del agua.

Reí al ver como se daba la vuelta, casi volcando el colchón.

Íbamos a volver a las cabañas cuando volvimos a escuchar unas voces.

Corrí para esconderme tras los árboles de la linde del bosque y, al mirar atrás, vi que Connie había tropezado y se había mojado una parte de su pantalón.

Corrió hacia mí y se escondió justo a tiempo, ya que unos cadetes pasaron por allí, pasando de largo y sin darse cuenta del chico que ahora se encontraba más lejos de la orilla.

—Oi, que torpe eres. ¡Casi nos descubren! Fue tu idea, así que no cargaré con la culpa.

—Oi, no fue mi culpa, sino tuya —dijo mirando a los cadetes mientras se alejaban

—¿Mía? —dije ofendida.

—Si, siempre que estoy a tu lado me pongo nervioso, porque me gustas.

Esas palabras me pillaron por sorpresa,  incluso él estaba sorprendido por lo que dijo.

—¿Qué? —dije sin poder creérmelo.

—¿Qué? —dijo evadiendo mi pregunta.

Iba a pedir explicaciones cuando Jean se movió más de lo debido y acabó en el agua.

Nosotros reímos y tuvimos que huir cuando emergió del agua y gritó mientras nadaba rápidamente a la orilla para alcanzarnos.