𝑩𝒆𝒓𝒕𝒉𝒐𝒍𝒅 𝑯𝒐𝒐𝒗𝒆𝒓

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Miré al pelinegro, viendo lo bien que se manejaba con el equipo de maniobras tridimensionales.

—¿Te gusta la vista, [Tn]?

Me sobresalté y busqué con mi mirada a la persona que me habló.
Reiner estaba detrás de mí, con una sonrisa juguetona.

—¿Q-qué?

—Estabas mirando a Berthold, ¿verdad?

Desvié la vista, algo sonrojada, y negué con la cabeza.

Él palmeó mi hombro y se fue, balanceándose entre los árboles con su equipo de maniobras.
Le seguí poco después, volviendo con mis compañeros.

Terminamos el entrenamiento más pronto de lo que pensábamos, por lo que pasamos un tiempo juntos antes de cenar.

Estábamos frente a las cabañas, sentados en algunos troncos tumbados que habían por la zona o simplemente en el suelo.

Reiner se sentó a mi lado apenas me senté. Berthold se puso al lado de su amigo, algo tímido.

—Hola, [Tn]. Le decía a Bert que ha mejorado mucho con el equipo de maniobras, ¿tú qué piensas?

—Si... te mueves bien —el rubio se rió—. Quiero decir con el equipo.

Golpeé el hombro de Reiner y hablamos un poco más hasta que se levantó para hablar con Eren, que pasaba por allí para reunirse con Armin y Mikasa.

Me quedé en silencio, mirando al frente.

—Bueno... yo también pienso que se te da bien moverte con el equipo de maniobras tridimensionales.

—Vaya... gracias.

—Aunque podrías ahorrar algo de tiempo cuando cambias de dirección. Verás...

Entablamos una pequeña conversación sobre eso, aunque apenas terminó su explicación, volvió a quedarse en silencio.

—Si quieres... podríamos entrenar mañana. Aunque es nuestro día libre y supongo que tendrás planes...

—Está bien, ¿estás libre por la tarde?

Asintió con una sonrisa y se levantó cuando uno de los chicos le llamó.
Me quedé un tiempo hablando con Sasha y Connie hasta que fuimos al comedor.

Aquella noche tardé en quedarme dormida por los nervios de estar a solas con el chico que me gustaba, pero conseguí descansar.

Por la mañana me quedé con algunas de las chicas y las ayudé en algunas de las tareas.

Por la tarde caminé nerviosa hasta el bosque donde practicaríamos.
Berthold ya me esperaba allí. Estaba apoyado en un árbol, con los brazos cruzados y mirando hacia arriba.

—Oi, Bert.

Movió su cabeza rápidamente, algo asustado. Me miró con un leve sonrojo y desvió la vista.

—¿Por qué me llamaste así...?

—Reiner te llamó así y pensé que... Pero si prefieres que te llame...

—Está bien, me gusta que me llames Bert —se giró para entrar en el bosque, aunque supe que era para ocultar su sonrojo.

Pasamos la tarde practicando, aunque a veces hablábamos un poco mientras descansábamos.

—¡Lo has hecho muy bien, [Tn]! —dijo orgulloso.

Sonreí y aterricé en la rama del árbol, junto a él. 
Debido a que estábamos bastante cerca, él se alejó, haciendo que su pie resbalara por el filo de la rama.

Agarré su cintura y lo atraje a mí. Verlo así de cerca me hizo despejar la mente. Mis ojos viajaban desde sus ojos a sus labios.

—Te quiero, Bert —susurré.

Estuve a punto de besarle, pero él tartamudeó, nervioso, y se alejó.

—Deberíamos volver... se está haciendo tarde.

Se marchó, dejándome sobre el árbol. 
Le seguí y poco después le alcancé en la linde del bosque.

—¡Bert! ¿Estás bien?

Se dio la vuelta y me miró con sus ojos llorosos. Di unos pasos hacia él, pero no fue buena idea.

—No te acerques —dijo levantando sus manos y retrocediendo—. Yo... no merezco tu amor, [Tn].

—¿Por qué dices eso? —dije suavemente.

—He hecho cosas horribles y no creo que... no creo que puedas perdonar todo lo que hice.

Se sentó apoyando la espalda en un árbol. Me acerqué a él, posando una de mis manos sobre su hombro.

—Dime qué es... yo puedo ayudarte.

—Si te lo digo, te irás. Me tendrás miedo y no quiero que eso pase, porque también te quiero —dijo, con algunas pausas.

Escondió su rostro entre sus rodillas y lo agradecí, ya que así no vería mis mejillas arder.

—Si lo que hiciste te afecta tanto, supongo que te arrepientes. En ese caso... no hace falta que me lo cuentes. 

Levantó la mirada y sequé sus lágrimas. 

—Si quieres amar a alguien, no debe afectarte lo que hiciste en el pasado.

Sonrió y tomó mi mano.

—Solo espero que pase mucho tiempo antes de que te arrepientas de esta decisión.

Nunca creí que aquello malo que hizo en el pasado fuera tan malo, pero no lo descubrí hasta un poco después, cuando sospecharon de algunos de nuestros compañeros por lo que pasó con Annie.
Cuando me enteré que él y Reiner eran titanes cambiantes, todo conectó en mi cabeza.

Aquella vez que su herida sanó en apenas unos minutos. Su remordimiento por lo que hizo hace unos años, sus conversaciones secretas con Reiner y Annie...

Ahora lo veía frente a mí y me sentía estúpida, ya que lo único que quería era abrazarle y que me dijera que todo era mentira.

—¡Adelante! ¡Dénsela de comer a los cerdos si realmente atraparon a Annie!

Se movió con su equipo de maniobras, quedando sobre uno de los tejados de las casas de Shiganshina.

Armin y yo alzamos las espadas para protegernos.

—¿No queríais hablar? —su mirada apenas expresaba algo—. ¿Ya te arrepientes de estar conmigo, [Tn]? ¿Ya entiendes por qué no te conté esto? ¿Acaso me perdonarías?

—No, no lo hubiera hecho, pero seré una tonta porque aún te quiero.

Se quedó sorprendido, pero apreté el agarre de mi mano a la espada, sin apartar la mirada de él.

—Aunque como comprenderás, no podemos dejarte huir.

—Ha sido un placer conocerte —dijo sonriendo, antes de alejarse.

No le seguimos, ya que se podía convertir en titán y nos aplastaría.

—¿En serio ese era Berthold? A mí me parecía otra persona.

—A mí también —dije antes de volver con el resto del escuadrón.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora