•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shots

𝑬𝒓𝒘𝒊𝒏 𝑺𝒎𝒊𝒕𝒉🔥

ESTE ONE SHOT CONTIENE SMUT (sexo explícito), SI NO TE GUSTA ESE TIPO DE CONTENIDO, NO ESTÁS OBLIGAD@ A LEERLO.

Me dirigí a la habitación, que compartía con mi novio, después de un duro día de entrenamiento. Sujetaba una taza de té y en la otra llevaba mis botas.

Entré sigilosamente y dejé mis botas junto a la puerta. Erwin estaba sentado en su escritorio y no me había escuchado entrar.

Pasé una de mis manos por el pecho del rubio y le besé la mejilla.

—¿Qué tal fue tu día? —preguntó cuando le di la taza de té.

—Agotador, creo que dormiré con el arnés y todo —dije desabotonando mi camisa para luego tumbarme en la cama.

—De eso nada —Erwin se echó para atrás en la silla y me miró con una sonrisa. Se levantó y se acostó junto a mí. Sus dedos acariciaron mi vientre lentamente—. Puedes ducharte y cuando termines ya estaré esperándote en la cama —susurró en mi oído.

—Pero estoy cansada —dije pasando mis dedos por su cabello.

Sus dedos acariciaron suavemente mi piel y suspiré cuando comenzó a subir hasta mis pechos.

—¿No tienes trabajo que hacer? —pregunté en voz baja.

—Todo eso puede esperar... Tú eres más importante.

Comenzó a besar mi cuello, dejando una pequeña marca. Acaricié su pelo mientras pasaba su lengua por ella.

Su mano llegó a uno de mis pezones y lo acarició. Sus dedos pasaron por su contorno y luego lo pellizcó.

—Erwin —suspiré.

Pegó más su cuerpo al mío y yo me giré un poco, quedando bocarriba en la cama.
Sus labios por fin se encontraron con los míos

Se movió para quedar sobre mí y sus rodillas quedaron detrás de las mías, provocando que al doblarlas, mis piernas se abrieran, presionadas por sus fuertes muslos.

Mis manos se dirigieron al arnés de mi pecho, pero él lo impidió.

—Dijiste que estabas cansada —jadeó—. Déjamelo a mí...

Sus manos pasaron por mis pechos y desabrocharon lentamente la sujeción de mi pecho. Así tuve vía libre para quitar mi camisa y mi sostén.

Una de sus manos comenzó a jugar con uno de mis pechos y la otra bajó a mi clítoris. Gemí ante la presión y él comenzó a trazar círculos lentamente.

Dejó de besar mis labios y bajó por mi vientre hasta llegar a mis piernas. Retrocedió y pudo poner su cara a la altura de mis muslos.

Sin dejar de hacer presión en mi clítoris y jugar con mi pezón, comenzó a desatar las ataduras de mis piernas. Sus dientes mordieron el cuero y al ver esa escena solo pude calentarme más.

Le ayudé y desaté el arnés de mi otra pierna. Cuando noté unos pequeños besos por el interior de mis muslos, incluso por encima de la ropa, me mojé aún más.

—Mm... Comandante —gemí cuando apretó sus dientes.

Desvió su mirada hacia mí y levantó la cabeza.
Frunció el ceño confuso y subió su rostro hasta el mío, poniendo sus manos a cada lado de mi cabeza.

—Hace mucho que no me llamas así... Quieres que te dé órdenes, ¿verdad?

—Si —gemí bajo cuando noté su erección en mi entrada.

—Hoy gritarás mi nombre —susurró en mi oído.

—Será un placer, Comandante —jadeé al notar como movía sus caderas.

Sonrió malicioso y llevó sus manos a sus pantalones mientras quedaba de rodillas frente a mí. Me quité mis pantalones mientras él desabrochaba su cinturón.

Desabroché su camisa mientras volvía a besarme. Quedé completamente desnuda, aunque él seguía vestido, con su camisa y sus pantalones desabrochados, dejando ver su erección.

Se puso lentamente sobre mí. Su mano izquierda estaba junto a mi cabeza y la derecha agarró mi tobillo, levantó mi pierna para tener aún más acceso.

Su miembro rozó con mi entrada, lo pasó lentamente por ella. Cerró su mano, atrapando la sábana entre sus dedos cuando comenzó a entrar.

—Aa-aaah —gemí.

Sus gemidos pararon cuando entró completamente. Tenía los ojos cerrados y las cejas fruncidas. Alzó la mirada y me besó, comenzando a mover sus caderas.

Empezó suavemente, pero después siguió un ritmo más rudo, haciéndome soltar unas lágrimas.

—Ah —dije con los ojos llorosos—. E-Erwin... Más despacio... ah...

—Lo siento...

Jadeó y relajó el ritmo. Su respiración era irregular, así que al comenzar a besar mi cuello, el aire que expulsaba por la nariz impactaba con mi cuello, haciendo que me estremeciera.

Mis manos se posaron en su espalda e hinqué los dedos cuando noté una corriente pasar por mi cuerpo.

—Voy a...

—Hazlo, grita mi nombre, [Tn] —susurró en mi oído a la vez que daba una estocada más profunda.

Gemí cada vez más seguido hasta que arañé su espalda sintiendo el orgasmo cerca.
Quise tapar mi boca, pero el rubio agarró mi muñeca.

—No puedo hacer mucho ruido, yo.. ¡ah! —jadeé al notar que la mano que sujetaba mi tobillo ahora acariciaba mi clítoris.

—Hazlo...

—Comandante —gemí cerrando los ojos—. Aaah... ¡Erwin!

Sus manos se colaron entre mi espalda y la cama y levantó mi cuerpo. Se quedó de rodillas y mis piernas estaban a cada lado de su cadera, acabando sentada sobre sus muslos.

—Móntame...

Su tono expresaba desesperación, sabía que se estaba conteniendo para no correrse y así disfrutar durante más tiempo. Acaté su orden y comencé a subir y bajar mi cuerpo sobre su miembro, apoyándome en sus hombros.

Le quité la camisa, dejando aún el collar en su cuello.

Pasé uno de mis brazos por su nuca, acercando mis pechos a su boca. Él comenzó a chupar mi pezón mientras yo seguía con mis movimientos.

Sus brazos rodeaban mi cintura y me impulsaban un poco hacia arriba al notar que estaba cansada.
Mis piernas temblaron levemente y supe que estaba cerca del orgasmo.

Empezó con un gemido ronco más alto de lo normal, después sus dedos se hincaron en mi piel y apoyó su cabeza contra mi pecho para después echarla hacia atrás.

—Si... Aaah —gimió cuando mis paredes se estrecharon al notar su semen en mí.

—Erwin...

Llevó su mano a mi pelo y tiró de él un poco para tener mi cuello más accesible. Lo besó suavemente, para acompañar la sensación que nos había dejado el orgasmo.

Al mirarle de nuevo, vi que tenía las mejillas algo rosas, su pelo estaba despeinado y su respiración era pesada.

Acaricié con mi pulgar la piedra verde de su collar y sonreí.
Me levantó y me cargó hasta el baño. Nos bañamos juntos y luego me ayudó a ponerme el pijama, ya que estaba muy cansada.

Nos metimos en la cama y dormimos abrazados toda la noche.