𝒁𝒆𝒌𝒆 𝑱𝒂𝒆𝒈𝒆𝒓

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Cerré la puerta de la habitación de mi pareja rápidamente.
Al parecer se estaba divirtiendo bastante con otra persona.

—¡[Tn], espera! —dijo poniendo una mano sobre mi hombro tras salir en mi busca, con una sábana rodeando su cuerpo.

—No vuelvas a hablarme —dije quitando su mano y alejándome.

Nunca creí que ella me haría esto.

Fue muy difícil explicar a mis padres que era bisexual, pero con el tiempo aceptaron que tuviera una novia.
Pero ahora ella...

Caminé por la calle de Liberio apretando mis puños, enfadada.

—¿[Tn], estás bien? —escuché una voz detrás de mí.

Me di la vuelta y vi a Zeke, saliendo su casa mientras se ponía la chaqueta con el emblema amarillo de Eldia.

—Estoy bien, mañana hablamos, ¿vale?

Le dejé allí parado mientras yo me iba a casa.

Al día siguiente, apareció en mi casa por la tarde, aunque en su chaqueta ahora tenía el emblema rojo.

—¿Por qué llevas gafas? No las necesitas.

—Eran del señor Xaver...

—Pero no necesitas gafas —repetí.

—Déjame, quiero tenerlas conmigo.

Rodé los ojos y le pregunté por la ceremonia del traspaso del titán.

—¿Ya me vas a decir por qué estabas así ayer? —dijo después de evitar un par de veces su pregunta.

—Pillé a Lisa engañándome con un chico.

Tardó unos segundos en procesar la información.

—No puede ser...

—Bueno, no estoy tan afectada. Al fin y al cabo supe que solo tenía un poco de interés en las mujeres.

—Ya verás, vas a encontrar a otra persona mucho mejor y que te quiera más.

—Ahora mismo no me interesa eso, prefiero centrarme en otras cosas.

Apenas hablamos del tema en el resto de la tarde.
Cuando se iba a marchar, mis padres insistieron en que se quedara a dormir, ya que era tarde para volver a su casa.

Nos fuimos de nuevo a mi habitación, aunque él se acercó a la ventana para empezar a fumar.

—Eso es malo para ti, además eres muy joven.

—Me relaja —dijo tomando una calada del cigarrillo—. Tranquila, lo tengo controlado, solo fumo de vez en cuando.

—Eres idiota.

—No me molestes, ahora tengo el poder de un titán, podría matarte.

—Sigo siendo mejor que tú cuando estás en forma humana.

Se giró para verme y puso una sonrisa pícara. No discutió, ya que sabía que era verdad.

—El Titán Bestia, ¿eh? —él asintió, apagando el cigarrillo y tirándolo—. ¿Qué animal eres?

—Un simio.

Aguanté la risa y él me miró molesto.

—No es gracioso.

—Si lo es —dije riendo al fin.

Hablamos un rato más hasta que me tumbé en la cama, lista para dormir.

—¿Y yo?

—Duerme en el suelo —bromeé.

—Muy graciosa. Échate a un lado, por favor —dijo acercándose a la cama.

Me acerqué a la pared y él se tumbó a mi lado.

Sentí una de sus manos sobre mi hombro y suspiré.

—Las manos quietas —ordené.

La levantó y se giró, quedando boca arriba.

—Ahora solo me quedan trece años de vida...

—Serán menos si sigues hablando —le amenacé, aún con los ojos cerrados.

—Lo digo en serio, estoy preocupado.

Me giré y lo miré. Él se giró para quedar frente a mí y me sonrió.

—¿Por qué sonríes?

—Solo disfruto al estar a tu lado —dijo sin quitar la sonrisa de su rostro.

Me sonrojé un poco y le pegué antes de alejarme.

Le di la espalda y me quedé dormida unos minutos después, ya que él no siguió hablando.

A la mañana siguiente me desperté sola. 
Bajé y les pregunté a mis padres donde había ido el rubio.

—Se ha ido temprano a entrenar, nos dijo que esta tarde se pasaría un rato para verte —dijo mi padre con una sonrisa.

—¿Y bien? ¿Te gusta Zeke? —preguntó mi madre.

—Ya sé que queréis tener un yerno, pero es algo pronto para volver a tener pareja. Además la próxima puede ser una chica o un chico —dije algo borde—. Los chicos de la ciudad no merecen la pena, así que...

—Pero Zeke es un buen chico. Dale una oportunidad.

Suspiré y volví a mi habitación.
Siempre estaban así, del mismo modo y con la misma mentalidad.
Querían que tuviera una vida "normal", donde fuera la esposa que se queda en casa con los niños mientras mi marido trabaja, pero yo me tenía demasiado aprecio para acabar así.

Aún estaba de mal humor cuando llegó Zeke y lo pagué con él sin querer.

—No me hables así, yo no tengo la culpa.

—Lo siento.

Suspiré y me eché hacia atrás, tumbándome en mi cama.
Él se tumbó y a mí lado.

—Ya verás como todo pasará.

—No, ellos seguirán pensando lo mismo.

Se incorporó sobre sus hombros y me miró con el ceño fruncido.

—Relájate, con esa actitud no vas a conseguir nada.

Rodé los ojos y él se acercó más a mí.
Poniendo su rostro frente al mío y su mano al lado de mi cabeza para apoyarse.

Su pelo cayó suavemente sobre sus ojos y sus gafas resbalaron un poco sobre su nariz.
Viéndolo así no podía negar que era atractivo.

—¿Qué haces? —dije sorprendentemente calmada.

—Quiero ayudarte a relajarte —él también estaba tranquilo.

No dijo nada más antes de lanzarse a mis labios.
Dejó un suave beso en ellos y se separó, volviendo a quedar tumbado.

—¿Esto... ha significado algo para ti? —pregunté sorprendida.

—Para ser sincero, he estado enamorado de ti un tiempo, pero dijiste que no estás centrada en relaciones por ahora. Así que supongo que puedo esperar.

Giré la cabeza al mismo tiempo que él para mirarnos a los ojos.

—Esperaré por ti, [Tn].

Sonreí y desvié la vista, algo sonrojada.

—Aunque recuerda que solo me quedan trece años de vida, así que preferiría que...

—Lo sé, idiota. No me presiones —sonreí burlona.

Golpeé su brazo y él me lo devolvió, comenzando una pequeña pelea.

Supongo que Zeke si que es un buen chico.
Aunque si comenzara a salir con él, debería aceptar que no seré una esposa florero nunca. Jamás.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora