𝑵𝒂𝒏𝒂𝒃𝒂

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Parte 1/2

—Creo que voy a vomitar.

—Vamos, no seas exagerada —dijo Nanaba a mi lado—. Solo ha sido...

—¡Cortaron la cuerda cuando escalaba durante la práctica! No sé cómo he podido salir viva.

—Siempre lo hacen, solo es para comprobar nuestros reflejos.

Le golpeé el brazo y se quejó, aunque luego sonrió.

Nos dirigimos a la cabaña donde las chicas de nuestra división dormían. Compartíamos litera, por lo que, aún cuando todas dormían, seguimos hablando.

—¿Y qué tal con ese chico? Justin, ¿verdad?

—Bueno, es divertido y gracioso...

—Cuidado con los graciosos, que entre risa y risa te pone a cuatro y no te avisa.

—¡Nanaba! —reí, moderé mi volumen al escuchar algunas quejas.

—Era solo una broma —dijo riendo.

—En realidad no me gusta mucho. Podemos llegar a ser amigos, pero nada más.

—Interesante...

Me incorporé y miré hacia abajo, viéndola tumbada con una sonrisa.

—¿Qué es tan interesante?

—Te gusta alguien, por eso no te interesa Justin.

—Eso es ridículo. Buenas noches.

Volví a tumbarme y miré al techo.

—Buenas noches —dijo burlona.

Tardé un rato en poder dormir.

¿Qué me gustaba alguien? Imposible.
Además, no tenía una relación tan cercana con alguien para admitir que sentía algo fuerte por él o ella.

Finalmente pude conciliar el sueño. Aunque por la mañana me sentía muy cansada.

—Te ves fatal —dijo Nanaba cuando íbamos hacia el comedor.

—No tanto como tú —bromeé.

Ella golpeó mi hombro y nos dirigimos al comedor para desayunar y tener un día lleno de duro entrenamiento.

Por fin llegó la noche, que nos proporcionó algo de descanso, aunque se nos había asignado algunas tareas y no podíamos irnos a la cama hasta terminarlas.

—Esto es una pesadilla. Quiero dormir —se quejó.

—Si me ayudas podremos irnos antes, Nanaba.

Rodó los ojos y me ayudó a poner comida a los caballos. 
Tras unos minutos, terminamos nuestra última tarea.

—Oi, en unas semanas...

—Lo sé.

Sabía perfectamente que tendríamos que elegir el cuerpo militar al que perteneceríamos.

—¿Sigues queriendo ir al Cuerpo de Exploración? —pregunté.

—Si —respondió sería, seguro que esperaba que comenzase a discutir con ella por su horrible decisión.

—Genial, porque yo también.

Ella se paró en seco, dejándome a mí unos pasos por delante. Agarró mi brazo y me di la vuelta para encararla.

—Creí que irías a la Guarnición, allí todo es más tranquilo y podrás ver a tu familia más seguido...

—Lo he pensado mejor, no tiene sentido desperdiciar mis habilidades. Soy una de las diez mejores, y debo ir al Cuerpo de Exploración para servir a la humanidad.

—No pareces tú... Nunca habías hablado así, [Tn].

Tenía el ceño fruncido y me miraba con un brillo apagado en sus ojos.

—Pero así estaremos juntas...

—Oi, espero que no hagas eso por mí. Si quieres ir a otro cuerpo, no debe importante donde vaya yo.

Soltó mi brazo y aparté la mirada unos segundos para después mirarla fijamente, con un picor en los ojos.

—Pero yo... no puedo dejarte.

Me miró sin entender. 
Yo hace apenas unos minutos me había dado cuenta. Me gustaba mi mejor amiga. 

No podía separarme de ella, si moría por un titán por estar a su lado, que así fuera

—Eres idiota —esta vez, el insulto no fue de broma. Había rabia en su voz—. Espero que vayas a la Guarnición, por tu bien.

Se dio la vuelta y comenzó a andar. Yo fui tras ella y me adelanté, quedando frente a ella. Su rostro expresaba furia, pero sobre todo preocupación.

—Aparta —dijo firme.

—¿Por qué te molesta tanto que...?

—¡¿No lo entiendes?! ¡Quiero que estés a salvo!

—¡Pero yo solo quiero estar a tu lado!

—¡Debes ordenar tus prioridades! —dijo elevando aún más su voz.

Me quedé sorprendida cuando sentí su mano sobre mi brazo. Lo apretó y me apartó para seguir su camino.

—Nanaba, espera...

Ella paró y se dio la vuelta. Sus ojos estaban cristalinos y supe que necesitaba un abrazo.

Mis brazos la rodearon y ella respondió rápidamente.

—Siento haberte gritado.

—Yo igual...

Simplemente nos quedamos allí, hasta que ella se separó, sorbiendo sus mocos y limpiando una lágrima.

—Ya seguiremos con esto luego.

—No hay nada que seguir —dije desafiante.

Ella sonrió y me pasó su brazo por mis hombros para guiarme a la cabaña de las chicas.

Los días pasaron y finalmente ingresamos en el Cuerpo de Exploración.

—Somos...

—Idiotas —completé con una sonrisa.

Nanaba estaba a mi lado, poniéndose el uniforme para comenzar el primer día como soldados.

La noche llegó pronto y nos dirigimos cansadas hasta la habitación de las chicas. Conocimos a algunas soldados con las que congeniamos, pero aún así, siempre estuvimos juntas.

Ella se encontraba en su cama y yo sentada a su lado, bastante aburrida.

—Creí que habría más acción.

—¿Qué esperabas? ¿Una expedición cada día?

Reí y pellizqué su mejilla. Ella sonrió y pasó su brazo por su cara para tapar la luz de la vela. 

—Estoy cansada...

Algunas chicas también fueron a la cama, pero yo decidí leer hasta que conciliara el sueño.

Pasó un tiempo hasta que me di cuenta de que era la única despierta. Dejé el libro a un lado y apagué la vela.

Con la poca luz que entraba por la ventana, miré el cuerpo de Nanaba descansando sobre la cama.
Me acerqué a ella y la tapé, sintiendo mucha ternura cuando agarró la manta y la pegó a su rostro.

Me acosté en mi cama y el último pensamiento que tuve fue que algún día le diría a Nanaba lo que sentía.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora