𝑹𝒆𝒊𝒏𝒆𝒓 𝑩𝒓𝒂𝒖𝒏

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Parte 1/2

—Te juro que no sé de qué me hablas —dije riendo.

Reiner me miró, juzgándome.

Mientras él hablaba con Berthold, yo había robado su bebida y ahora me acusaba de ello.

—No tienes remedio —se burló, dejándolo pasar.

Un poco después, salimos de la taberna en la que estábamos.
Como era nuestro día libre en la instrucción, decidimos pasear por la ciudad.

Aunque ya era tarde, ninguno quería volver. Bueno, mejor dicho, Reiner y yo no queríamos volver.

—No os metáis en líos —dijo el más alto, despidiéndose.

—Ten cuidado al volver —dije con una sonrisa.

Agarré la mano del rubio y corrí para volver a las tiendas.

—Oh no, ya están cerradas...

—Es normal, ya es tarde y...

—No estarás insinuando que deberíamos volver, ¿verdad? 

—Ni de broma —sonrió, comenzando a andar.

Volvimos a la taberna en la que estábamos antes, pero ya estaba llena de gente y algunos borrachos, así que no nos quedamos mucho tiempo.

—Parece que si tendremos que volver...

Apenas caminamos unos segundos cuando comenzó a llover. Primero, las gotas caían suavemente, pero comenzó a llover más fuerte y nos vimos obligados a refugiarnos en el tejado saliente de un edificio.

—No creo que sea bueno caminar así bajo la lluvia, podríamos pillar un resfriado.

—O nos podría caer un rayo, ¿pero qué es la vida sin algo de peligro? —dije exponiéndome a la lluvia, con los brazos alzados.

—Estás loca —dijo riendo.

Di vueltas sobre mí misma, sintiendo como el agua me mojaba por completo.

Unos segundos después, Reiner se me unió, alzando la voz para que se escuchara sobre el ruido que hacían las gotas al caer violentamente sobre el suelo.

—¡Creo que deberíamos irnos! ¡Está empezando una tormenta!

Miré donde él señalaba y vi un par de rayos caer.

Rodé los ojos y agarré su mano para correr hacia el cuartel.
Al llegar a la entrada, los cadetes que hacían guardia nos dejaron pasar, compadeciéndose de nuestra situación.

Llegamos a la cabaña de los chicos, la que se encontraba más cerca, y nos refugiamos bajo el techo del porche.

—Bueno, supongo que debo irme a...

—Espera —dijo agarrando mi mano—, Yo... quería agradecerte que pasaras el día conmigo.

—No ha sido nada, solo...

—En serio, gracias.

Soltó mi mano y agachó la mirada. Unos segundos después, levantó la cabeza y dejó un pequeño beso en mi mejilla.

Entró en la cabaña, dejándome confundida.
Yo me dirigí a mi habitación, ignorando la lluvia mientras pensaba en lo que acababa de pasar.

Cuando llegué empapada, las chicas no me preguntaron nada. 
De todos modos, aún no me sentía muy integrada en su grupo, casi siempre estaba con Reiner y Berthold, a veces con Annie o incluso con Marco.

Yo era una persona reservada e introvertida, así que no quería llamar la atención.

A la mañana siguiente, todos nos reunimos en el comedor para desayunar antes de comenzar el entrenamiento diario.

—Solo quedan unas semanas para acabar la instrucción, ¿no estáis ansiosos? —dijo Berthold.

—Realmente si, aún no sé a qué cuerpo militar me uniré...

—Ven conmigo al Cuerpo de Exploración —bromeé.

—¿En serio vas a ir a...?

—¡Ni hablar! —dijo Reiner golpeando la mesa. Cuando se calmó siguió hablando—. Es muy peligroso, [Tn].

—Es mi decisión, Reiner. ¿Qué te ocurre?

—No dejaré que los titanes te devoren. Yo... iré contigo.

—Reiner...

—Quiero protegerte —afirmó el rubio.

•••

Era imposible que ese fuera el mismo chico que tenía frente a mí en este momento

Ese era uno de los mejores recuerdos que tenía con Reiner.
Pero solo estaba fingiendo.
Él odiaba estar con nosotros.
Nosotros somos el enemigo, al fin y al cabo.

—Reiner, ya sé que han pasado muchas cosas...

Él me miró desde el suelo.
Sus extremidades estaban cortadas y su cuerpo sangraba a la vez que se regeneraba a lentamente.
Sus ojos estaban tapados, pero reaccionó al sonido y giró su cabeza.

—No te molestes, [Tn] —dijo Jean.

—Quiero saberlo —impuse—. Reiner, ¿realmente sentías algo por mí? Desde aquel día... ¿solo has estado fingiendo?

Apartó su mirada, aunque realmente no me veía.

—Mis sentimientos no son falsos, pero no debo ignorar mi misión. Soy un guerrero...

—Entiendo...

Me alejé, reuniéndome con Hange y Jean, que estaban algo apartados.

—Aún así, te querré hasta el día de mi muerte, [Tn].

—No falta mucho para eso —dije sería, aguantando mis ganas de llorar.

Cuando quisimos darnos cuenta, otro titán cambiante se llevó el cuerpo de Reiner que aún se regeneraba.

Miré como se alejaba, deseando nunca haberme enamorado de él.

Después de aquello, conseguimos retomar el Muro María y aniquilar a los titanes que quedaban en su interior.
El rencor no me dejaba descansar, y eso lo notaba Armin, quien me había apoyado desde que supimos que Reiner y Berthold eran traidores.

—No quiero volver a ver a ese hombre en mi vida —afirmé, abrazando mis piernas para apegarlas a mi pecho.

Armin acarició mi espalda, intentado calmarme.

—Lo sé... 

Sollocé un poco y él me abrazó.

Pasó un tiempo y se hizo de noche, por lo que Armin me dejó sola.

—Si necesitas cualquier cosa, puedes pedírmelo —dijo con una sonrisa antes de cerrar la puerta.

—Gracias...

No tenía ganas de nada, así que solo me tumbé, mirando al techo y acabé dormida en algún momento de la noche.

Incluso mi cabeza me jugaba una mala pasada y me hacía soñar con él.

Era consciente del daño que él hizo, pero no podía evitar sentir algo por él.

—Me enamoré del soldado Reiner Braun, no del guerrero —reafirmé en un susurro.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora