𝑪𝒐𝒏𝒏𝒊𝒆 𝑺𝒑𝒓𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓

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Sonreí nerviosa cuando vi a Jean correr de un sitio a otro, muy nervioso.

En unas semanas se realizaría el ataque a Marley y todos estaban preparando algunos detalles.

—Jean, por favor. Necesito que pares y me ayudes con una cosa.

—¿De qué se trata? —dijo acercándose a mí y dejando unos documentos que debía llevar a la Comandante sobre una mesa a nuestro lado.

—Ya te dije que...

—Ah, sobre lo de Connie.

—No lo digas tan alto —dije enfada mientras él sonreía.

—Ya te conté todo lo que sé. Me dijo que se te iba a declarar hoy mismo.

Tapé mi rostro con vergüenza y él rió más alto. Golpeé su hombro y se hizo el dolido.

—No puede ser hoy, yo... no estoy preparada.

—[Tn], tú le quieres y él te quiere, ¿qué hay de complicado?

Noté una mano sobre mi hombro y casi grito del susto.

—¿De qué habláis? —dijo Sasha antes de masticar un trozo de pan que llevaba en la mano.

—Connie, ya sabes —aclaró Jean—. Solo no te pongas muy nerviosa.

—Es difícil no estarlo...

Connie apareció por el final del pasillo y se dirigió a nosotros.

—¡Mierda! —susurré.

—Oi, ¿pasó algo? —dijo apoyando sus manos en sus caderas cuando se paró frente a nosotros.

—N-no, solo...

—Sasha nos pidió ayuda para pedirle salir a Niccolo —dijo Jean rápidamente.

La morena se sonrojó, pero no negó nada.

—Bueno, Hange-san espera esos documentos, deberías llevárselos.

Jean asintió y se fue, no sin antes acariciar el pelo de Connie de forma fraternal.

—¿Puedo hablar un momento contigo, [Tn]?

Casi me atraganto por la sorpresa, pero asentí y Sasha se marchó con una sonrisa, dejándonos solos.

—Quería preguntarte si esta noche tenías algo planeado.

—No... ¿p-por qué lo preguntas?

—El Capitán Levi me ha pedido que haga guardia y no quiero estar solo...

Su voz sonó apenada y no tuve más remedio que aceptar.

—¡Genial! Te recogeré a las ocho —me sonrojé mucho y asentí—. Sonó como si fuera una cita... Lo siento, yo no...

—No pasa nada —le tranquilicé.

Volví a mi trabajo, aún sonrojada.

Al terminar el día, me dirigí a mi habitación, que compartía con Mikasa y Sasha.

—No entiendo cómo puede gustarte ese idiota.

—¡No es mi culpa! Solo pasó...

—No la atosigues, Sasha.

En ese momento, alguien tocó a la puerta y me levanté nerviosa.

—Mucha suerte —dijo Mikasa abriendo la puerta—. Hola, Connie.

Pero no fue Connie el que estaba tras la puerta.

—¿Jean?

—Connie se ha lastimado y me ha pedido que venga para pedirte disculpas.

—¿Qué le ha pasado? —dije preocupada.

—Cuando venía para acá se resbaló y...

—¿Dónde está? —le interrumpí.

—Le he dejado en la enfermería, pero supongo que habrá ido a su habitación.

Salí corriendo y me dirigí a la habitación de Connie.
No podía creerme que eso hubiera pasado.

Por el camino, pasé por una de las salas de reuniones y escuché que alguien me llamaba.

La voz provenía de allí, así que entré.

—Hola —Connie sonrió inocente.

—Pero... se supone que tú...

—Estoy bien, solo quería que vinieras...

—¡Idiota! —le interrumpí—. ¿Sabes el susto que me has dado?

—Ha sido una pequeña broma —rió.

Me acerqué a él y le golpeé el brazo hasta que se quejó.

—Oi, oi, oi. Solo quería que vinieras, cálmate.

—¿Y para qué querías que viniera? —dije aún enfadada.

Se apartó un poco y dejó ver qué tenía preparado.
Había una cena para dos sobre la mesa con velas y unas flores.

—Supongo que el Capitán no te ordenó hacer guardia...

—Ha sido él quien me ha concedido utilizar este lugar —dijo pasando la mano por su cuello—, pero debemos tener cuidado y no manchar ni romper nada.

Sonreí y miré hacia el suelo sonrojada.

—¿Has cocinado tú?

—Niccolo me ayudó... aunque mayormente lo ha preparado él —rió.

Nos sentamos frente al otro y comenzamos a cenar.

—¿Puedo preguntar... algo?

Él asintió y se sonrojó un poco.

—¿Por qué... has hecho esto?

—Porque... somos amigos y q-quería...

—Si fuera por eso, habrías invitado a Sasha y Jean —él apartó la vista y yo sonreí—. ¿Qué ocurre?

—Yo... quería estar a solas contigo, porque... quería decirte algo.

Le miré, esperando que continuara.
Él escondió su rostro en sus manos y susurró algo.

—¿Connie?

Agarré sus manos y me miró sorprendido. Apartó la vista y habló un poco más alto.

—Te quiero —tartamudeó.

Sonreí y me levanté para acercarme a él. Apoyé un brazo en su silla para que se moviera y la otra en la mesa, acercando mi cara a él.

—Yo también —dije antes de besar su mejilla.

—¡Si! —gritó levantando sus brazos y tirando la bebida que había sobre la mesa.

—¡No!

Me quedé paralizada por un momento hasta que él comenzó a limpiar nervioso.

Verlo tirado en el suelo intentando secar el líquido derramado con miedo en el rostro me hizo reír. Me hizo reír mucho.

—¡Oi! ¡Si esto no se va también te la vas a cargar! —dijo histérico, pero después comenzó a reír conmigo.

Me tiré al suelo, intentando ayudarle, pero la risa me dejó sin fuerzas y no serví de mucho. Seguimos riendo por un rato, hasta que le miré y me devolvió la mirada. 

Me sonrió y le sonreí de vuelta. Ese chico me hacía muy feliz.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora