Nora Graves.
Tres pergaminos son los que requiero para tener el ensayo perfecto con una letra cursiva y perfectamente legible que lo hace ver como un trabajo digno. Acomodo mis lentes y sonrío una última vez antes de guardar la pluma y la tinta dentro de mi mochila.
Es un hermoso trabajo que casi me duele tener que entregarlo. Recojo mis libros y los devuelvo a las estanterías de donde vinieron, uno tras otro, van escondiéndose entre los demás libros hasta que no queda ninguno entre mis manos. Encuentro a Sirius recargado contra un librero con una expresión concentrada y mechones ligeramente ondulados que se le cruzan con el rostro. Tiene la mandíbula ligeramente marcada y muerde su labio inquietamentemientras que sus grisáceos ojos recorren las letras dentro de la página.
Quito el libro de sus manos y lo leo mientras camino de vuelta a la mesa en donde está el resto de mi cosas.
—Nora, estaba leyendo eso — dice el chico pelinegro. Su tono carece de esa alegría y sarcasmo peculiar que siempre lo acompaña.
—La luna llena y sus secretos — leo en voz alta al mismo tiempo que le devuelvo el libro. —¿Por qué tanto interés en los licántropos?
—Puro interés meramente académico, estoy pensando que tal vez la licantropía me brinde poderes especiales.
—Lo único que te traerá es un dolor cada luna llena, así que te sugeriría que no lo hicieras. Mejor ser un animago — comento enseñándole mi ensayo, — un animal relacionado con tu personalidad y control absoluto sobre tus transformaciones, eso sí que es una habilidad.
El chico arrebata el ensayo de mi mano y lo lee como si fuera lo más preciado del mundo.
—Nos enseñaron esto el año pasado — recuerda y siento que lo dice más para él que para mí. — ¿Te inscribiste en el entrenamiento con McGonagall?
—Claro que lo hice — es obvio, una oportunidad así no se desperdicia por nada. — Fui la única. Ahora dame mi tarea.
—Esta no es tu tarea, aquí dice claramente Cristina Patil.
Soy más rápida y sin hacerle daño al pergamino se lo quito de las manos. No intenta quitármelo de nuevo, pero si me sigue por los pasillos de la biblioteca hasta que llegamos con una chica de tercer año con cabello negro y pecas en el rostro. Al principio me voltea a ver a mí, pero luego se percata del chico a mis espaldas y casi puedo ver cómo las mejillas se le colorean de un color rojizo al mismo tiempo que sonríe levemente. Es el efecto que normalmente tiene Sirius sobre las demás, en especial si son menores. No me sorprende, no negaré que es atractivo, igual que su amigo Potter, aunado al hecho de que ambos chicos parecen conocer esa belleza natural que los acompaña y no se permiten desaprovecharla.
Volteo los ojos y chasqueo los dedos frente a sus ojos para que vuelva su atención hacia mí.
—Son quince Sickles, más 10 Knuts que me debías de la tarea pasada.
Cristina asiente nerviosa y busca dentro de su mochila las monedas.
—Eres toda una delincuente —susurra Sirius cerca de mi oído, el aire que pasa por mi oreja meproduce escalofríos y no puedo evitar notar la mirada sorprendida de laGryffindor frente a nosotros.
—Cállate Black, estoy trabajando.
La chica de tercer año me entrega las monedas y agradece de nuevo una vez que le he entregado los pergaminos, ni siquiera se despide de mí porque queda hipnotizada por el Gryffindor a mi lado que le sonríe de lado.
—No me dijiste que hacías tareas — dice mientras camina a mi lado. — Si lo hubiera sabido nos habríamos conocido antes.
—Estoy muy segura de que serías mi cliente predilecto — recogemos las cosas y nos encaminamos a la salida. — Aunque dudo que tú o James necesitaran de mi ayuda.
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[En Edición]Los Merodeadores: Encuentros
FanfictionJames Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew, son el grupo de revoltosos, conocidos como los Merodeadores. Cuatro chicos que harán lo que sea el uno por el otro. Severus Snape, Lily Evans y Mila Abbott, los chicos reservados y intelig...