Capítulo 62

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James Potter.

Esta mañana me sentía emocionado de que Dumbledore nos hubiera llamado temprano para hacer un encargo de la Orden. A decir verdad, en un principio estaba emocionado, salimos de la escuela muy temprano en la motocicleta de Sirius y fuimos a Londres para vernos con Moody. Fue algo meramente rápido, el auror nos pidió hacerle guardia mientras él se internaba en un viejo edificio.

—No sé por qué tengo un mal presentimiento — le digo a Sirius mientras esperamos a las afueras del edificio bajo el oscuro y estrellado cielo que cubre la ciudad el día de hoy.

—El único mal presentimiento que yo siento es que nos hayan qué tenido que llamar a nosotros — responde el chico sujetando la varita con fuerza mientras observa el perímetro cauteloso. — Algo me dice que los demás miembros están ocupados o muertos, sino no nos habrían pedido estar aquí.

—O puede ser porque necesitamos que ustedes se vayan adiestrando a salir al mundo exterior — contesta Moody mientras sale con un sobre entre las manos y me lo tiende sin más — Vuelvan a la escuela y déjenle esto a Dumbledore, no lo abran, sólo entréguenlo.

Asentimos y nos dirigimos hacia la moto que nos espera a unas pocas calles de nosotros.

—Potter, Black — nos llama el auror antes de que estemos demasiado lejos. — Intentaré distraerlos el mayor tiempo posible, pero será mejor que cuiden sus espaldas.

Justo en ese momento aparecen cuatro brumas negras a las que Moody se voltea inmediatamente y comienza a lanzar hechizos en su contra a los cuatro enmascarados de túnicas negras que lo atacan.

Sirius saca su varita y está a punto de atacar cuando le sostengo del brazo y lo jalo para llevarlo a la motocicleta. Coloco el sobre dentro de mi chamarra y subo detrás del chico mientras saco mi varita para lanzar un rápido hechizo al mortífago que nos sigue, aturdiéndolo lo suficiente como para que Sirius arranque la moto y comience a manejar a toda velocidad por las calles de la ciudad.

Dos mortífagos nos siguen de cerca mientras lanzan hechizos para derribarnos, pero hago lo que puedo para protegernos, mientras Sirius se mete en calles misteriosas y estrechas para perderlos de vista.

Una sirena se escucha a nuestras espaldas y no tenemos más opción que detenernos, así que nos orillamos aun con las varitas en mano y un policía se nos acerca con su vestimenta y una libreta para multarnos. Rio porque no puedo creer que esté señor nos quiera multar cuando dos locos nos han estado siguiendo para matarnos seguramente.

—¿Te parece divertido? — pregunta un segundo policía saliendo del auto.

Sirius nota en la lejanía a los otros dos magos buscándonos y con mucho cuidado mueve la moto para esconderla junto al auto de los policías. Afortunadamente ninguno de los dos se dio cuenta porque me miraban a mí, pero unos segundos después los mortífagos se siguieron de largo, sin volver a aparecer por la calle.

—Lo siento oficiales, — digo a ambos hombres.

—Venga dinos que es divertido chico — incita el segundo retador.

—Si James, dinos — se burla Sirius sonriendo.

Niego con la cabeza y bajo la mirada.

—Te diré lo que no es divertido, muchacho — dice el primero oficial. — Que tú y tu amigo anden a gran velocidad y sin cascos por la ciudad. ¿Sabes lo peligroso que es?

Supongo que ir sin casco es menos peligroso que ser perseguido por un loco seguidor de Voldemort, estoy tentado a responder, pero sé que si lo hago me tomarán por loco y seguro me meterán en la cárcel.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora