Capítulo 32

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Remus Lupin.

Rosmerta llega con cuatro tarros para nuestra mesa, tres con cerveza de mantequilla y uno de chocolate caliente para mí.

—¿Te sientes mejor? — le pregunta Peter a James.

Sólo han pasado unos días desde aquel estúpido duelo en dónde Thomas lo lanzó volando por los aires, pensamos que sólo era un labio roto, pero cuando fuimos con Pomfrey resultó tener dos costillas rotas. James ha rogado como un niño para que se las arreglaran ya que los partidos de quidditch comienzan la semana entrante y no puede permitirse tener su primera temporada como capitán arruinada por el tonto de Thomas Avery.

—Duele cuando respiro, pero es soportable — responde. — Además no me quejo por tener a Evans preocupada todo el rato.

—Deberías invitarla a salir — sugiere Sirius dando un largo trago a su cerveza.

—Ya lo hice, pero me rechazó. Otra vez.

Las campanas de la entrada suenan, provocando que James y Sirius se miren mutuamente sorprendidos.

—¿Qué sucede? — pregunto intentando voltear, pero James se apresura para tomarme el brazo y evitar que lo haga.

—No es importante — responde Sirius.

—¿Cómo no va a ser importante cuándo no me dejan voltear a ver?

Peter voltea libremente, sin que nadie se lo impida y niega con la cabeza.

—Son Mila y Regulus — toma un sorbo de su tarro ignorando las miradas fulminantes de los otros dos chicos. — No tiene nada de malo que lo sepa.

James suelta mi brazo y aprovecho para voltear discretamente a las mesas traseras y los localizo cerca de una de las ventanas en un sillón. Mila ríe abiertamente y sin pena alguna, mientras que Regulus es mucho más discreto para eso. La Hufflepuff se ve peculiarmente linda el día de hoy, con su cabello bien peinado con la ayuda de unos broches y una gabardina rojiza para el frío. Regulus, por su parte, trae puesta su vestimenta negra y el cabello ligeramente más largo de lo usual. Si Sirius optara por usar ropajes tan elegantes como los de su hermano menor estoy muy seguro de que sería mucho más difícil distinguirlos.

Regulus se acerca lentamente para besar a la chica y es ahí cuando me doy la vuelta, no deseo verlo, es invasión de privacidad. No creo que sea correcto. El resto de los chicos también aparta la mirada.

—Es extraño, ¿no lo creen? — pregunta Sirius. —Reg y Mila. No sé. Para empezar, nunca creí que Regulus fuera capaz de tener novia.

—Y Mila y tú parecían muy unidos — completa Peter mirándome. — Supongo que había alguien más en la jugada.

—Tienen que dejar de preocuparse — les digo. —De hecho, no tendrían porque preocuparse. Ella es libre de hacer lo que quiera y nosotros siempre fuimos amigos, nada más.

—Pero te gusta, ¿no? — cuestiona Peter

—Sí, pero eso no significa que me voy a martirizar porque no está conmigo — o por lo menos intento no hacerlo tanto. — Si es feliz con Regulus entonces yo también estoy bien.

James, Sirius y Peter se quedan mirándome un rato y asienten débilmente. Peter cambia el tema y seguimos conversando de otra cosa. Hasta que la campana vuelve a sonar y Sirius adquiere una mirada furiosa y aprieta los puños sobre la mesa. James también lo ve, pero sólo voltea los ojos y se abstiene de hacer algún comentario.

—¿Puedo voltear o también es invasión de privacidad? — ninguno contesta. — ¿Qué? ¿Se están poniendo intensos o algo así?

Peter voltea en mi lugar y chasquea la lengua sin darle importancia, así que también volteo. Mila y Regulus siguen en su conversación, no entiendo lo que sucede hasta unas mesas más a la izquierda que veo a Nora y Thomas Avery conversando. Sin Severus, ni Roxanne a su lado. Solos. En lo que parece ser una cita.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora