Capítulo 39

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Peter Pettigrew.

—Estás loco, Canuto — dice James negando con la cabeza. Ha estado así toda la noche, dando vueltas por el dormitorio una y otra vez, repitiendo lo peligroso que es unirse a la Orden.

—Es lo correcto James — se defiende Sirius sentado desde su cama. — Lo he pensado demasiado y .

—No, Sirius, no lo harás.

—No te estoy pidiendo permiso Potter. Lo haré, te guste o no. —sentencia apartando la mirada.

Remus me mira incomodo como si supiera la respuesta para tranquilizar a ambos chicos, pero sólo se me ocurre una opción y no creo que le agrade a James.

—Podemos unirnos también — sugiero. — Cuando tengamos la mayoría de edad podemos hacerlo.

Sirius me dedica una sonrisa triste desde su cama y mira en espera de una respuesta por parte de James que se cubre el rostro con las manos.

Es un tema delicado, lo entiendo. Nosotros rara vez hablamos de la catástrofe que sucede fuera de la escuela, vivimos en nuestra fantasía dentro de los muros del castillo, pero enfrentar una realidad como la guerra es complejo y difícil, y más aun cuando tus amigos están planeando unirse a un ejercito contra uno de los más poderosos magos que el mundo mágico ha visto.

James siempre ha querido ser auror, desde que era un niño de apenas once años soñaba con formar parte de aquellos que traerían la justicia al mundo. Todo el trabajo y las buenas calificaciones de sus T.I.M.O.S. eran para cumplir su sueño y Sirius lo había imitado porque era su amigo, pero al final del día ese nunca me pareció que fuera su sueño. Sirius tenía más aspiraciones a ser un alma libre con cada día que pasaba, hacer lo que quisiera cuando quisiera, como no pudo hacer en su casa.

Sin embargo, ahí están. Sirius comprometiéndose a una causa para luchar por lo que él cree correcto y James cuestionándose si realmente es lo correcto después de todo.

—Somos un equipo, ¿o no? — dice Remus acercándose al chico. —Podemos hacerlo juntos.

James asiente y sale de la habitación sin decir palabra.

—Eso pudo haber salido mejor — comenta Sirius acostándose de nuevo en su cama. —¿Debería ir tras él?

—Tal vez deberías esperar a que se calme — recomiendo y le lanzo uno de esos dulces que compré la última vez que fuimos a Honeydukes, a él y a Remus. —Es mucho que asimilar.

—¿Qué es tan difícil? — pregunta mordiendo su dulce. — Pensé que estaría feliz de que lucharía como él.

—No creo que esté feliz porque quieras entregar tu vida para pelear — dice Remus en un tono serio.

—¡Eso es lo que James siempre ha querido hacer! ¿Por qué ahora que quiero hacerlo se pone así? Yo no hice lo mismo por él.

—De hecho, sí lo hiciste — le recuerdo. — Antes de los T.I.M.O.S. le dijiste que era un completo suicida.

—Es sólo mucho que asimilar — añade Remus recostándose.

Sirius suelta un suspiro, saca el mapa del baúl y lo recorre rápidamente con la mirada, se sienta al borde de mi cama y me acerco para ayudarlo a buscar, pero lo que veo es el nombre de su hermano acompañado del de Nora y Quejicus. Supongo que es algo normal después de todo son amigos o algo así. Están en el séptimo piso y cuando pienso que van a dar vuelta a otro pasillo se frenan frente a una pared y entonces desaparecen.

—¿Viste eso? — le pregunto asombrado.

—¿Qué? ¿Encontraste a James? — no aparta la mirada del mapa ni un segundo y ni siquiera me deja responder. —Oh. ¡Espera! Lo encontré. Iré por él.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora