Capítulo 28

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Mila Abbott

A veces sigue asustándome la oscuridad y el silencio que suele acompañarla. Tengo la mala sensación de que en cualquier momento mis pesadillas volverán desde las sombras y me sumergirán con ellas para no dejarme escapar. Pero hay una luz que las detiene, una persona que se ha puesto frente a mis miedos. Cuando pienso que podrán alcanzarme de nuevo, Regulus parece estar esperando para salvarme de mi propia mente.

Me preocupa que sea demasiado para él. Al fin de cuentas es sólo un chico, uno que piensa poder resolver todos los problemas que se le crucen enfrente.

Se recuesta en una de las mesas y deja que su mirada se clave en el techo del aula. Luce cada vez más cansado y aunque quiero acercarme para hablar con él, las cosas no están yendo en la dirección que esperaría.

Comenzando por el hecho de que me ha besado hace más de un mes en esta misma aula. Desconozco en que estaba pensando, o si lo estaba haciendo tan siquiera. He querido sacar el tema, pero días después se han llevado a su amiga Graves y el mundo se ha tornado de cabeza para las serpientes.

Roxanne y Sirius Black han pasado más tiempo que cualquiera, buscando respuestas o ayuda. Severus hace un intento por preguntar a la profesora McGonagall cada vez que se topa con ella, una acción discreta, pero al final de cuentas sabemos que se preocupa por la castaña.

Thomas Avery, es otro caso completamente diferente a Severus, ya que su preocupación se manifiesta de manera peculiar. Comenzando por lo malhumorado que luce a todas horas, o las discusiones interminables que parece tener con Roxanne Malfoy entre pasillos. Además de que cada día antes de que anochezca lo veo frente a los límites con el bosque prohibido. Se dedica a observar los árboles y a dejar que sus pensamientos se mezclen con el sonido de las hojas. No sé qué es lo que espera ver entre los troncos, pero siempre luce esperanzado al llegar y termina marchándose cabizbajo.

Regulus, por último, es el pilar de sus amigos. Durante el día se asegura de que cada uno esté bien. Para ser el menor, es curioso lo que hace por ellos. Intenta buscar algo con lo que ayudar a Graves, pero al mismo tiempo resolver lo que su partida ha causado en los demás.

Cuando el sol se oculta en el horizonte y los demás duermen, él viene aquí conmigo. Se mantiene en silencio y en ocasiones me pregunta cosas sobre mis plantas para desviar su mente de las preocupaciones que lo abordan.

Hoy no ha sido un buen día o es lo que puedo intuir por el suspiro que suelta al recostarse, o por la manera en la que se cubre los ojos con la palma, apretando suavemente el puente de la nariz.

—No me mires como si estuviera herido — su voz es grave y un poco más ronca de lo normal. —Estoy bien.

—No lo parece — respondo, acercándome para sentarme en la silla más cercana a su mesa. — ¿Quieres hablar sobre eso?

Voltea la cabeza para mirarme despeinándose algunos mechones en el proceso.

—La verdad no me apetece. Prefiero dejar los problemas para cuando hay luz de sol.

—Tal vez no deberías cargar con los problemas de todo el mundo.

—Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?

Los amigos no son para cargar nuestros problemas, quiero decir, pero sé que él ya sabe eso. Su relación con los demás es diferente a la amistad de cualquier otra persona. Podría parecer desinteresada y poco sentimental, pero he notado la manera en la que los mira o en la que muestra una parte de él oculta para el resto.

—Thomas es un desastre estos días y dudo que otra persona que no sea yo le importe. Nora se preocuparía y sabría calmarlo, pero sabrá Merlín dónde está —sigue diciendo. — Severus...bueno Severus nunca causa problemas. La verdad no me puedo quejar. Pero Roxanne... esa mujer me va a volver loco.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora