Capítulo 44

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Lily Evans

Grita instrucciones por el campo una y otra vez mientras va sobre su escoba, con el uniforme puesto y el cabello revuelto. Tiene la manía de volar con una sola mano sobre la escoba, lo que me pone los nervios de punta, pero se desliza con agilidad y cruza el aire como si estuviera hecho para hacerlo.

Desde que perdió contra Ravenclaw ha dedicado más tiempo a su equipo y con nuestras sesiones de estudio se le veía más agotado de la normal, así que le sugerí cancelar algunas de nuestras sesiones, pero se negó absolutamente. Por lo que aquí estoy, en las gradas del campo de quidditch con mi libro entre las manos, en lo que James entrena para su próximo partido con Slytherin.

Aunque no sé si se podría decir que estoy estudiando, porque mis ojos se apartan de las páginas y siguen al chico en vez de concentrarse en las líneas. Cada vez que James me cacha observándolo, que es más seguido de lo que me gustaría admitir, me guiña un ojo y sigue volando como si quisiera impresionarme.

Remus y Peter también están aquí, sentados a mi lado, pero conversan entre ellos acerca del estúpido club de duelo, otra cosa a la que me he inscrito gracias a James.

Al principio parecía una idea llamativa, ver a Mila luchar ferozmente contra otro alumno despertó en mí una curiosidad que no quería dejar mi mente en paz, quería sostener la varita y pelear con alguien más, así como cuando me batí en duelo con Malfoy. La adrenalina embriagarme el cuerpo hasta la punta de los dedos me incitó a inscribirme en dicho club. Sin embargo, Potter tenía razón, una vez que lo asimilé encontré más razones para no hacerlo que para hacerlo.

—¿Qué hacen ellas aquí? — pregunta Remus con un ligero tono molesto.

Volteo la mirada para ver quienes se avecinan y tampoco me veo muy feliz con su compañía. Roxanne y Nora, que se sientan junto a nosotros sin prestarnos mucha atención. Roxanne me dedica una mirada rápida y su amiga nos ignora tomando un libro entre las manos.

—Malfoy, tú no deberías estar aquí — digo. — Tampoco Graves.

—¿Por qué gatita? —me cuestiona la rubia.

—Porque el próximo partido de Gryffindor es contra Slytherin.

—No vengo a espiarlos si eso es lo que te preocupa, sólo quiero ver entrenar a Sirius y Nora ya tuvo su partido contra Gryffindor así que no podría servirle lo que vea.

Miro a Remus y Peter, pero sólo se encogen de hombros y miran a la Slytherin un poco asustados.

—Cuéntame gatita, ¿qué es lo que tanto te molesta de mí?

¿En serio está haciendo esa pregunta? Rio amargamente y cierro mi libro con fuerza antes de dirigir toda mi atención hacia la chica. Es mucho más alta que yo y sus ojos lucen casi tan amenazadores como los de un dragón.

—¿Qué que es lo que me molesta de ti? Tal vez sea tu egocentrismo, o la desconsideración que le tienes a las personas, o el poco respeto que le tienes a los demás — respondo levantando la voz.

—¿Eso es todo?

—No. Eres manipuladora aprovechada, y una pésima amiga.

—¿Pésima amiga? ¿Qué sabes tú para juzgarme como amiga? — pregunta entre risas. — ¿Soy pésima amiga Nora?

—A mi no me metan — contesta la Ravenclaw.

—Engañaste a Sirius y a Graves, les mentiste a la cara con descaro — miro a Nora que sigue entre las páginas de su libro. — Graves, ¿Cómo es que no estás enojada?

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora