Capítulo 9

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Lily Evans

Mila ha estado evitando mis preguntas desde que regresamos, no quiero abrumarla y hacerla pensar que no puede tener otros amigos, pero de todos, ¿tenían que ser ellos?

—¿Qué hicieron qué? —pregunto sorprendida.

—Me pidieron disculpas — responde Severus. Vamos de camino al salón de pociones cuando Severus me explica cómo es que los Gryffindors se han parado frente a él y pacíficamente la han ofrecido disculpas después de tantos años. —Fue extraño, Potter y Black parecían haber ido a la fuerza.

—¿Por qué se disculparon?

—No lo sé y no me interesa.

El tema menos favorito de Severus claramente son James, Peter, Remus y Sirius, pero no puedo dejar de pensar que se han dignado a ofrecerle una disculpa a Snape, es algo que consideraba imposible. Volteo los ojos al toparme con los ojos azulados y la sonrisa falsa que me dedica Roxanne desde la mesa de atrás. Ese chico, Thomas, está a su lado y su sonrisa me resulta mucho más aterradora.

—¿Qué pasa gatita? — Roxanne se inclina sobre la mesa divertida.

—Déjala en paz Malfoy. Hablo en serio — amenaza Severus mirándola desafiante. La rubia sonríe y aparta la mirada desinteresada. — Discúlpala ella es....

—No importa, da igual.

Acomodo mis cosas intentando no escuchar la tonta plática de las serpientes que están a mis espaldas y sólo logro distraerme con el profesor Slughorn que se ve ligeramente angustiado con el aspecto de la poción de Sirius y James.

—Esto luce bastante mal jovencitos — su tono es un claro reflejo del desastre que seguramente han creado. — No puedo dejarlos seguir con esto, será mejor que lo arreglen y de paso hagamos un intercambio de parejas.

Bajo la mirada impulsivamente porque no quiero llamar la atención y que me cambien con alguno de ellos. Definitivamente sería una desgracia ser su pareja, aunque si tuviera que elegir creo que preferiría a James que a Sirius, mínimo al primero puedo convencerlo de hacer lo que debe, no estoy segura de que el segundo sea tan fácil de persuadir.

—Señorita Evans — me llama el profesor y lo único que puedo hacer es maldecir por debajo antes de mirar a Slughorn. — ¿Podría pasar a ayudar al señor Potter, mientras que el señor Snape se hace cargo del señor Black?

Tanto Severus como yo nos quedamos boquiabiertos un momento, pero soy yo la que termina por tomar sus cosas y hacer uso del lugar que, entre risas, ha abandonado Sirius. Miro a Severus, se ve ligeramente molesto y le dedica una mirada de desagrado a su nuevo compañero, quien después de todo no parece tampoco muy contento, cosa que no puedo decir de James. Sus ojos avellana me observan divertidos y una sonrisa ladeada aparece por sus labios y se agranda a medida que me acerco.

—Evans.

—Potter, veamos que tontería hiciste.

—Ah claro, nada grave — dice despreocupado, toma su varita y susurra. — Revelio.

La poción deja de lucir de un verdoso oscuro y burbujeante, y pasa a ser un hermoso delicado color lila casi transparente.

—Ahí está, perfecta, ¿no crees?

—¿Todo este tiempo estuvo bien tu poción? — pregunto sorprendida.

—Claro, ¿acaso crees que soy tan estúpido para arruinar una poción tan sencilla? — cuestiona el pelinegro. —Sólo quería que fueras mi compañera.

—Creo que habría preferido a Sirius.

Mi comentario ha sido grosero, pero él no parece inmutarse por él y en vez de enojarse, sonríe y continúa cortando los ingredientes con delicadeza. Hace que me sienta mal. ¿por qué hace que me sienta mal?

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora