Capítulo 63

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Remus Lupin.

Como era de esperarse no volvimos a entrar a la Sala después de aquel episodio de Thomas, aunque tampoco los volvimos a ver mucho en las vacaciones, ni siquiera a Nora, por los que Evans y Mila estaban algo nerviosas, después de todo creo que ya son buenas amigas. 

Aunque una vez que hubieron regresado el resto de los alumnos de las vacaciones de invierno, las cosas volvieron a la normalidad. Las serpientes salieron de su nido y nos trataban con la misma distancia de siempre, como si nunca hubiéramos pasado un mes completo a su lado. No queda más que el recuerdo de que alguna vez estuvimos colaborando por el mismo objetivo.

Y a pasar de que seguiamos buscando información que fuera útil para Graves, nos comenzamos a centrar más en Thomas y su extraña condición. La videncia es una magia demasiado impredecible y la profecía que había dicho no me daba buena espina. Y Mila, parecía en extremo curiosa por lo que revelaban sus palabras.

—No hay nada aquí — comento poniendo el libro de vuelta en la mesa. — No creo que encontremos algo.

La chica niega con la cabeza y mueve las páginas ansiosa.

—Debe haber algo más — susurra. — Tal vez la profecía no está completa.

—O tal vez estás sobre reaccionando las cosas.

Mila suspira y esconde su rostro entre las manos exhausta.

—Tienes razón, estoy exagerando, Puede que ni siquiera hable de alguien que conozcamos, pero incluso si así fuera. No podría hacer nada... ¿o sí? ¿Las profecías se pueden impedir?

—Lo dudo mucho.

Mi respuesta no la satisface en lo absoluto y vuelve a abrir el libro para sumergirse en un mundo de letras en donde espera obtener respuestas.

La observo concentrarse y pienso en lo que me ha dicho. Evitar una profecía sería como intentar detener el agua con las manos. Simplemente sería imposible y podría ni siquiera saber a quienes involucra dichosa profecía, pero algo en mi interior me grita que Mila teme por Regulus Black, teme que el chico esté involucrado de alguna manera en todo esto.

—¿Es por Regulus? — pregunto. Mila alza la mirada nerviosa y la veo sostener el libro entre sus dedos con fuerza. —Sé que lo sigues queriendo y no es algo que quiero que olvides, pero tampoco es algo que quiero que me ocultes.

Desconozco si mis palabras han sido las adecuadas, pero espero y confío en que la chica no se lo tome como un reclamo por seguir teniendo sentimientos por su anterior pareja.

—Sé que es alguien importante para ti, Mila. No tienes que ocultármelo.

—Me besó en la Sala de Menesteres — suelta apenada y con la mirada clavada en la mesa. —Y yo le correspondí....

Me gustaría poder decir que no siento la ira recorrerme, que mi respiración no se acelera y que mis manos no se contraen para contener mis sentimientos, pero es simplemente inevitable. Aparto la mirada de la chica y me limito a morder mi lengua intentando encontrar las palabras adecuadas.

—Lo siento Remus...

Levanto la mano y niego con la cabeza.

—No te disculpes — le pido. — Sígueme.

Sin rechistar recoge sus cosas y me sigue por los pasillos hasta llegar a esa habitación en donde está el famoso espejo con el que Sirius y James parecen estar más que embobados, han venido incluso más veces de las que puedo recordar. No sé por qué, pero les gusta mirarse en el espejo como si tuvieran la esperanza de ver cumplido algún día lo que ven en su reflejo.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora