Capítulo 40

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Mila Abbott

Moly, es una flor de tallo negro y pétalos blanca, que se usa para contrarrestar algunos encantamientos. Corto dos flores por si acaso y las meto en el mortero para poder aplastarlas y fabricar una mezcla pastosa.

Lily me contó acerca del problema de memoria de Peter, me atrevería a preguntarle a Graves directamente, pero viendo que la escena del viejo oeste que creamos en la enfermería, puede que resulte ser una no muy buena idea.

—¿Crees que funcione? — pregunta Lily nerviosa mirando el resto de las plantas en el invernadero.

—Dijiste que tiene un bloqueo, obviamente fue puesto con magia, así que tal vez podría funcionar — respondo un poco seca.

—¿Sigues enojada?

Sí. Sí sigo enojada. Enojada con el tonto de Regulus. Después de que nos corrieran de la enfermería, el chico no me dirigía la palabra, como si no quisiera comentar lo que acababa de suceder.

—No tengo idea de lo que estabas pensando — dijo furioso. No gritó, ni se exaltó, pero si me fulminó con la mirada y su tono fue tan serio que me dio escalofríos en la nuca. Es como si fuera otra persona. — No creí que fueras tan tonta.

—¿Disculpa?

—Abbott, es Thomas Avery. ¿Si recuerdas a quien le apuntaste la varita? Lo hiciste como si fuera cualquier chico tonto de Hufflepuff.

Frené el paso y tuvieron que pasar unos segundos para que Regulus se frenara también, pero no dijo nada al respecto y sólo se dedicó a mirarme como si fuera una inútil.

—¿Por qué no le pediste a Thomas que bajara la varita? ¿Por qué tenía que ser yo? — pregunté acercándome hasta quedar a pocos centímetros de distancia.

Regulus no apartó los ojos ni un segundo y casi pude sentir como el platinado de sus ojos se hacía más oscuro con cada segundo que pasaba.

—Porqué tú eres la más débil. Un Slytherin nunca bajaría la varita, Abbott, memorízate eso si no quieres acabar muerta— soltó y sin más, dio la vuelta y se marchó.

Desde entonces no he cruzado palabras con él, y no quiero hacerlo. Lily me mira en espera de una respuesta y creo que podría contarle la verdadera plática que tuve con Regulus, pero no me apetece repetir sus palabras en voz alta.

—No estoy enojada contigo— le respondo a la pelirroja.

No pregunta más al respecto y se dedica a mirarme hacer la pasta de Moly. James entra por la puerta con el uniforme de quidditch entierrado, nos dedica una sonrisa a manera de saludo, y la chica a mi lado comienza a sonrojarse levemente.

—¿Cómo van con...lo que sea que estén haciendo? — pregunta James acercándose.

—Ya está lista — respondo vaciándola en un pequeño frasco. — Sólo se la tiene que comer y ya.

—Excelente Abbott, gracias.

—¿Ahora podemos salir de aquí? — pregunta Lily mirando nerviosa a una de las plantas de la esquina. — Esa cosa no me da buena espina.

—Esa planta ni siquiera tiene espinas — contesto sin pensar.

—Es una expresión Mila — explica sutilmente James. —Venga, vámonos.

Salimos del invernadero y caminamos juntos por los pasillos que están en un silencio inusual. Supongo que la mayoría debe estar en sus respectivas Salas Comunes, o cerca del Gran Comedor, me pregunto si Regulus estará con sus estúpidos amigos o estudiando con Graves y Severus, como acostumbra.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora