Capítulo 52

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Lily Evans.

—¿Quieres parar de sonreír? Tienes que concentrarte — dice Mila a mi lado.

Vuelvo la mirada a la poción frente a mí y agrego las raíces que faltan. Mila a mi lado corta más plantas para agregarlas y tiene una mirada concentrada en sus cortes perfectamente finos y con la longitud apropiada.

De otro lado está James, Sirius y Peter que ríen abiertamente de algo que ha dicho o hecho Remus. No puedo creer que antes las risas que me parecían tan molestas a la hora de clase, ahora me provoquen una calidez en el pecho imposible de explicar.

No he visto a James sonreír así con nadie más, ni conmigo. Sus ojos se entrecierran y su sonrisa se ladea ligeramente hacia la derecha. Discretamente paso la mirada por sus amigos, uno por uno hasta llegar a Remus, que por alguna extraña razón tiene esas cicatrices en el rostro. Una le atraviesa la ceja izquierda, otra la nariz y tres más que le bajan de la mejilla al cuello. De los cuatros chicos me sorprende que sea él quien tiene más cicatrices, siendo el más pacífico.

—Ey, gatita — escucho a Graves llamarme. — ¿Dónde encontraste esas raíces?

Aparto la mirada de Remus y miro a Nora en espera de una respuesta, pero soy incapaz de dársela en cuanto mis ojos localizan las cuatro cicatrices que bajan por su cuello y se refugian bajo la camisa.

—Evans. Te estoy hablando — repite la Ravenclaw impaciente.

—En el armario. Tercer estante.

Nora asiente y se marcha sin más. Mila me toma del hombro.

—¿Estás bien? — pregunta preocupada. —Casi parece que viste un fantasma.

Las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras pasan por mi mente lo más rápido que puedo intentando recordar alguna lección sobre criaturas peligrosas. Las cicatrices de ambos chicos son muy similares y no puede ser coincidencia que las tengan.

—¿Te ha contado Remus de que son sus cicatrices?

Mila se tensa y da un paso atrás negando con la cabeza, pero su mirada huye de la mía y vuelve a cortar su plantas.

—No, pero seguramente fue alguna vez en el bosque prohibido. Ya sabes cómo son él y sus amigos que se meten en dónde nadie les llama.

—¿Pero por qué ninguno de los otros chicos tiene marcas o algo? — meneo la cuchara en el sentido de las manecillas del reloj y observo pacientemente como su color morado cambia a rojo drásticamente, como indica en el libro. — ¿Por qué Graves tiene las mismas cicatrices?

—No sabes que son las mismas — aclara la Hufflepuff en defensa de la chica. ¿Desde cuando sale en defensa de Nora Graves? — Además, no es como que Nora también sea un pan de Dios.

—Entonces estaban juntos cuando sucedió.

—¿Por qué tanta ansiedad por saberlo?

Honestamente no lo sé. Llevo años en las mismas clases con Remus Lupin y nunca me había preguntado la cuestión de sus cicatrices. Probablemente porque es amigo de James y yo quería pasar el tiempo que se pudiera alejado de ellos.

Aun así, las cicatrices son algo que podría haberse ahorrado con díctamo, pero no lo ha hecho y puede ser principalmente porque las cicatrices que se producen por ciertas criaturas o plantas mágicas son imposibles de borrar.

Hago una lista mental de las posibles cosas que podrían haberles producido eso, pero no encuentro lógica en ninguna, aunado a que Dumbledore no lo permitiría.... ¿o sí?

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora