Capítulo 23

12 3 0
                                    

Regulus Black

Mi madre me envió una carta para notificarme de que esta Navidad la pasaría con los Malfoy, así que en cuanto salió el tren, Roxanne y yo nos encaminamos juntos a la mansión Malfoy en Wiltshire. Nora también vendrá con nosotros, pero se dedica a mirar la ventana sin hablar con ninguno de los dos. Creo que ella y Roxanne han tenido un desacuerdo, puesto a que Nora no le gusta pasar Navidad en casa de los Malfoy, pero como en todas las cosas Roxanne terminó ganando y Nora ha aceptado acompañarnos.

A mí tampoco me gusta ir a la mansión, nunca me ha gustado. Es tan solitaria y grande que me hace sentir verdaderamente insignificante. Tiene un jardín que bien podría ser de la misma área de la casa, con grandes pinos y algunos cipreses bien podados. Es un largo pasillo hasta la entrada, Roxanne me toma de la mano y comienza a andar con Nora a un lado de nosotros. A veces pienso que, si tuviéramos una luna de miel, Nora también vendría con nosotros.

Un elfo doméstico nos recibe en la entrada y se encarga de recoger nuestro equipaje. A espaldas del elfo está Abraxas Malfoy, con un traje impecable color gris y el cabello ligeramente blanco sujeto en una coleta. Extiende su mano y Roxanne camina hacia a él para besarle la mejilla con cierta elegancia a manera de saludo. Después el hombre se vuelve hacia mí.

—Regulus Black, es un placer tenerte por acá— me tiende la mano y no tardo en estrechársela.

—Muy amable de su parte invitarme, señor.

—Siempre tan educado, no como el bárbaro de tu hermano — dice felicitándome por no ser igual a Sirius. —Aunque a mí no es a quién tienes que agradecer, todo ha sido idea de Roxanne, ella te quería invitar a ti y a su amiga...

—Nora Graves, señor — dice la Ravenclaw.

—Claro, claro, Nora — Abraxas estrecha su mano también. — La nieta del gran Percival Graves.

—Padre — lo interrumpe Roxanne. — Iremos a la biblioteca un momento si no te molesta.

Abraxas hace un movimiento con la mano en señal de que somos libres de dejarlo y los tres desaparecemos de la vista del anfitrión. La biblioteca es la habitación que más me gusta de esta casa, con las largas estanterías y el montón de volúmenes que hay. A Nora también le gusta, porque en cuanto entramos se pierde entre los anaqueles y nos deja atrás, quiero seguirla para averiguar lo que tiene que mostrarnos esta habitación, pero Roxanne me toma del brazo y me lleva a una esquina alejada en donde Nora no nos escuchará.

—¿Qué haces? — pregunto susurrando. Roxanne saca una carta arrugada de su bolsillo y me la tiende para que la lea. Es de su hermano Lucius y habla sobre...Nora. — ¿Qué es esto?

—¿No sabes leer? Es por eso por lo que los traje.

—¿Le dijiste a tu hermano? ¿Estás loca o qué? Se supone que nadie debía de saberlo. Dumbledore...

—Dumbledore nada — interrumpe furiosa. — Es un anciano y no tiene ni idea de que hacer, él no sacará a Nora del aprieto en el que está metida.

—No es tu asunto Roxanne.

—Ella es mi amiga.

—Entonces déjala tomar sus propias decisiones porque parece más tu perro que tu amiga.

—¿Qué pasa aquí? — pregunta alguien desde la puerta.

Lucius Malfoy, tiene una coleta similar a la de su padre, y los ojos cobalto que comparte con su hermana. El mentón bien marcado y la pálida piel que lo hace parecer de porcelana. Nos recorre con la mirada y casi puedo sentir el desagrado en ella.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora