Capítulo 55

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Severus Snape

Roxanne es insoportable cuando está enojada y tenerla de compañera de pociones tampoco me resulta grato en lo absoluto. Es inteligente y muy buena en lo que hace, eso no se lo voy a cuestionar y si esto fuera un trabajo individual iría de maravilla, pero no es así. 

Estamos en la misma mesa y sólo hace las cosas sin decirme. Mientras escribo las instrucciones correctas en mi libro, ella ya va diez pasos adelante y no me avisa. En ese aspecto prefería a Thomas que por lo menos pregunta cada vez que quiere agregar algo a la poción. Él y Nora están a unos mesas alejadas de todos, en el fondo y sin nadie que los moleste.

Escucho una risa al otro lado del salón y veo a Lily riendo por algo que ha dicho ese idiota de Potter que le sonríe. Siento una punzada al verlos así, según me han dicho han empezado a salir oficialmente desde el comienzo del ciclo escolar y lo han dejado más que claro cuando se besaron en medio del campo de quidditch. El simple recuerdo me da náuseas y hace que apriete con más fuerza la pluma sobre las hojas, hasta que termino por romperlas.

Roxanne me mira con una ceja levantada y luego observa a los chicos ella misma. En una mesa están Lily y Mila trabajando, mientras que a sus espaldas Potter y Black y junto a ellos en otra mesa, Lupin y Pettigrew.

—Pensé que la gatita había quedado en el pasado — comenta seca e intentando hacer conversación.

—Es algo que no te incumbe Malfoy. ¿Acaso yo puedo decirte que hacer con Black?

Aparta la mirada furiosa y vuelve a la poción, así como yo regreso a escribir en el libro. Ignoro las risas que hay en el salón e intento concentrarme, mas me es imposible pensar si Lily ríe a unas mesas de nosotros. Es una risa suave y dulce, casi como una melodía para mis oídos y hace que un calor me invada el pecho sin previo aviso.

Cuando la clase termina recojo mis cosas y miro a Roxanne apurada por salir del aula. Me pregunto dónde estará cuando tenemos tiempo libre. Claramente antes se la pasaba pegada a Nora o a Sirius, pero ahora no hace nada más que aislarse de las personas.

—Vamos a ir a la Sala, ¿quieres venir? — le ofrezco a la rubia que me mira confundida. Después observa a Nora y Thomas que ríen hasta el fondo y niega la cabeza. — Podrías arreglar las cosas Malfoy.

—¿Quién dice que quiero arreglar las cosas?

—Tienes que superarlo.

—Está superado, Snape — comenzando a caminar. —Ella está muerta para mí.

Niego con la cabeza y la veo marchar sin voltear la mirada. Llamo a Nora y Thomas que siguen retrasados en su cosas y me siguen después por entre los pasillos hasta llegar a la sala del séptimo piso en donde Regulus ya está sentado y con un par de libros abiertos. Nora va a y deja caer su cuerpo en el sillón, mientras que Thomas va por el diccionario y un libro del que no entiendo nada.

—No te sientes Nora, tenemos que ir con Dumbledore — le advierto.

Ella suelta un gruñido y recarga su cabeza contra el respaldo cansada.

—No quiero ir. Ni siquiera veo progreso en mi habilidad. Sus estúpidos pensamientos siguen en mi cabeza como torbellinos.

—Eso es porque sólo te la pasas quejándote — dice Regulus sin apartar la mirada de su pergamino.

Nora le muestra la lengua y voltea su mirada a Thomas confundida.

—Mejor dime lo que buscas y te ayudaré a buscarlo. Llevas tres semanas intentando descifrar libros, ya me aburriste — se pone de pie y camina tranquila hacía la mesa.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora